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Marzo, 2021Manhattan

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Marzo, 2021
Manhattan

Nicole

Los meses habían pasado como un borrón. Después de la intensa primera parte de la gira, ya era marzo, agotada pero satisfecha con lo que habíamos logrado. Cada concierto había sido una montaña rusa de emociones, subiendo al escenario en cada ciudad con la misma mezcla de adrenalina y nervios que siempre me consumía antes de cantar.

Mi equipo y yo habíamos dado todo lo que teníamos, y las críticas, por suerte, habían sido bastante positivas.

Mantener la fachada con Lando había sido, como era de esperar, una tarea más complicada. A pesar de no estar físicamente juntos la mayor parte del tiempo, habíamos hecho lo posible por mantener la atención de los medios. Subíamos fotos y mensajes sutiles, pequeños detalles que dejaban entrever una relación que, en la realidad, apenas existía.

Había veces en las que Lando me mandaba flores. De vez en cuando, aparecía un ramo en mi camerino con una pequeña nota. Publicaba la foto en mis redes, con alguna frase que dejara entrever lo "romántico" que era.

El 14 de febrero, por supuesto, fue un espectáculo mediático. Me llegó un ramo enorme con rosas rojas y, aunque agradecí el gesto, el vacío detrás de todo aquello era casi insoportable.

Sin embargo, Lando se había esforzado en algunas cosas. A pesar de su apretada agenda con la Fórmula 1, hizo el esfuerzo de asistir a varios de mis conciertos en ciudades clave como Dallas, Los Ángeles, Miami, Filadelfia y algunas otras. Era extraño verlo aparecer en medio de mi mundo, tan ajeno al suyo. Pero las cámaras capturaban cada uno de nuestros movimientos, y eso era lo que importaba.

A pesar de todo, me encontraba extrañando a mi familia más de lo que podía soportar. Gala y Avery eran mi refugio, pero estar lejos de ellas y de mi madre había sido una de las cosas más difíciles de este tiempo en la carretera. Hablaba con ellas casi todos los días, pero no era lo mismo que tenerlas cerca.

Esa mañana, mientras preparaba mi maleta para hacer mi primera aparición en meses con Lando, también estaba organizando con quien dejaría a Queen, quien se quedaría con Gala y Jack.

Jack era el hermano de Gala, y probablemente mi mejor amigo después de mi hermano, me transmitía esa seguridad que pocas personas lograban. Era amable, protector, y Queen lo adoraba.

—Prometo que no la voy a malcriar— dijo Jason con una sonrisa mientras recibía a Queen en la entrada del apartamento de Gala. Queen, por su parte, ya estaba instalada cómodamente en el sofá, sin prestarnos demasiada atención.

—No me preocupa tanto eso como que no te escuche cuando quieras sacarla a pasear— respondí, sonriendo a medias.

Gala me lanzó una mirada tranquilizadora desde la cocina.

—Todo va a estar bien, Nicole. Nos aseguraremos de que esté en buenas manos.

—Gracias, chicos. De verdad, no sé qué haría sin ustedes.

—Sabemos que eres un desastre— bromeó Jack, haciéndome reír por primera vez en lo que parecía días.

Me despedí de ellos con un abrazo rápido y me dirigí al aeropuerto. El Gran Premio de Baréin estaba a la vuelta de la esquina, y yo tenía que cumplir con mi parte del contrato. Esta vez, Avery vendría conmigo. Aún no sabía cómo me sentía al respecto; por un lado, estaba feliz de tenerla a mi lado, pero por otro, sabía que su presencia iba a ser un recordatorio constante de todo lo que estaba en juego, especialmente en este tipo de eventos.

Cuando llegué al aeropuerto, John ya estaba esperándome en la sala VIP, revisando su tablet con la eficiencia habitual que lo caracterizaba. Avery llegó pocos minutos después que yo, luciendo tranquila, como siempre. A veces envidiaba su capacidad para mantener la calma en situaciones que me harían querer correr en la dirección contraria.

—Todo listo— dijo John sin levantar la vista de su pantalla —Llegamos justo a tiempo para la primera carrera de la temporada. Los medios están esperando verte en el paddock con Lando. Será una buena oportunidad para mantener viva la narrativa antes de que sigas con tu gira.

Asentí, aunque sabía que no tenía mucho más que decir. Estaba mentalmente agotada de toda esta farsa, pero ya me había comprometido, y ahora no había vuelta atrás.

Avery se acomodó en uno de los asientos del lounge, cruzando las piernas mientras me lanzaba una mirada de complicidad.

—Así que... ¿Lista para Baréin?— preguntó con una sonrisa.

—Lo intentaré— respondí, esbozando una pequeña sonrisa. Avery siempre lograba sacarme una sonrisa, incluso en los momentos más tensos.

John nos explicó los detalles del fin de semana mientras esperábamos nuestro vuelo.

El plan era simple: llegaríamos a Baréin, asistiríamos a la carrera y mantendríamos la apariencia de una relación perfecta ante los medios. Lando y yo tendríamos que hacer algunas apariciones públicas juntos, y después, volveríamos a nuestros mundos separados, al menos hasta la próxima carrera a la cual también tendría que asistir.

—Y por cierto —dijo John mientras se inclinaba hacia mí —No te olvides de que los fotógrafos estarán siguiéndote desde el momento en que pongas un pie en el paddock. Así que, sonríe, actúa natural y, sobre todo, recuerda que esto es un espectáculo.

No respondí, simplemente asentí mientras sentía una mezcla de nervios y agotamiento apoderarse de mí. Sabía que este fin de semana iba a ser agotador, pero como siempre, me tocaba ponerme la máscara y seguir adelante.

Después de unas horas, finalmente abordamos nuestro vuelo a Baréin. Avery se sentó a mi lado, y mientras despegábamos, me apoyé en el respaldo del asiento, cerrando los ojos por un momento. El zumbido de los motores del avión me proporcionaba una calma extraña, y por unos minutos, me permití olvidar todo lo que estaba por venir.

El Gran Premio, la presión de los medios, y todo lo que implicaba mantener esta fachada con Lando. Todo eso tendría que esperar unas horas más.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora