Alondra:
Después de que nos reímos y la humillamos, todo cambió de forma rápida y silenciosa. Rai no dijo una palabra. Solo se quedó allí, de pie, con la carta arrugada en sus manos. Mis amigas y yo seguíamos riéndonos, disfrutando del momento, pero algo en la forma en que ella estaba tan quieta, tan callada, me hizo sentir una punzada de incomodidad. No lo quise admitir en ese momento, pero una parte de mí sabía que habíamos cruzado un límite.Esa tarde, Rai no apareció en el comedor durante el almuerzo. Cuando pasamos por el pasillo donde solía sentarse a leer, su lugar estaba vacío. Al principio, no pensamos mucho en ello. Nos dijimos que probablemente estaba avergonzada, que necesitaba un tiempo para superarlo. Sin embargo, algo me seguía inquietando, aunque intentaba ignorarlo.
Al día siguiente, Rai no vino a la escuela. Escuché rumores de que se había enfermado, pero nadie parecía saber exactamente qué había pasado. Las semanas pasaron y, aunque algunas personas aún mencionaban el incidente de la carta, el tema poco a poco se desvaneció. Mis amigas y yo seguimos con nuestras vidas, y pronto encontramos otras cosas de las que reírnos. La broma se convirtió en un recuerdo más, algo que casi olvidé.
Sin embargo, hubo un día que marcó un cambio. Una mañana, la profesora anunció que Rai ya no asistiría más a nuestra escuela. Se había mudado a otra ciudad con su familia. Mientras la profesora hablaba, recordé la expresión en su rostro aquel día, justo antes de que comenzáramos a reírnos. Me di cuenta, por primera vez, de que tal vez lo que habíamos hecho no era solo una broma. Tal vez habíamos causado más daño del que imaginábamos.
No pude evitar sentir una mezcla de culpa y alivio. Culpa, porque algo dentro de mí sabía que no habíamos sido justas con ella, que habíamos atacado a alguien que no podía defenderse. Alivio, porque con Rai fuera, no tendría que enfrentar las consecuencias de nuestras acciones, no tendría que pensar en lo que realmente le habíamos hecho. Mis amigas y yo seguimos adelante, y pronto, la broma quedó enterrada en el pasado, como si nunca hubiera ocurrido. Pero esa sensación, esa pequeña punzada en mi interior, nunca desapareció del todo.
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𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐚𝐢
AdventureAlondra, a los 14 años, era la chica más popular de su escuela, siempre rodeada de amigos y risas. Un día, decidió gastar una broma a Rai, una chica tímida y reservada que apenas hablaba con los demás. Alondra escribió una carta falsa de amor, hacié...