Alondra:
Después de que le di ese beso a Rai, me quedé mirándola unos segundos, evaluando todo lo que había sucedido en tan poco tiempo. Habíamos cruzado una línea, una que no sabía que me atrevería a cruzar, pero que en el fondo siempre había sentido que estaba esperando. No me arrepentía, al menos no de lo que había pasado entre nosotras. Pero la realidad era que el mundo allá afuera no iba a perdonarnos tan fácilmente.
Me aparté de Rai, intentando retomar el control de mis pensamientos. Sabía que para ella esto era un caos absoluto. Su madre, su vida entera, todo estaba colapsando de golpe. Pero yo ya había pasado por esto. Esta no era mi primera controversia, ni sería la última. Y aunque las redes sociales estaban inundadas de opiniones y especulaciones, eso era algo con lo que había aprendido a vivir.
Caminé hacia la ventana de mi oficina, mirando hacia el horizonte mientras escuchaba el leve zumbido de mi teléfono que seguía explotando con notificaciones. Había algo casi irónico en todo esto. Durante años había manejado la fama como si fuera una segunda piel, pero ahora, con Rai a mi lado, me daba cuenta de que todo ese espectáculo no significaba nada comparado con lo que realmente sentía por ella.
—Alondra, ¿estás bien? —escuché su voz desde atrás. Estaba preocupada por mí, eso era evidente. Y no quería que lo estuviera.
—Sí, lo estoy —le respondí, girándome para mirarla—. Solo estoy pensando en lo que viene ahora. Tenemos que estar preparadas para lo que está por suceder.
Vi cómo su expresión cambiaba, llena de incertidumbre. Para Rai, todo esto era nuevo. Era como ver a alguien lanzarse al mar por primera vez, tratando de mantenerse a flote en medio de las olas. Me acerqué a ella, intentando hacer que viera las cosas de la forma en que yo las veía.
—No va a ser fácil, pero ya he pasado por esto antes. El escándalo, las críticas... todo se calma eventualmente. Solo necesitamos aguantar un poco, ¿vale?
Rai asintió, pero había algo en sus ojos que me decía que aún estaba dudando. Sabía que lo de su madre la había afectado más de lo que quería admitir. Y aunque le había ofrecido quedarnos juntas, escapar de todo esto, sabía que no sería tan simple. Pero si había algo que tenía claro, era que no iba a dejarla sola en esto.
—Escucha —le dije, tomándola de la mano—. Vamos a superarlo. Todo lo que pase, lo enfrentaremos juntas. Y si en algún momento decides que esto no es lo que quieres, dime, y lo resolveremos. Pero no te rindas todavía.
Ella apretó mi mano, y aunque no dijo nada, su mirada parecía más firme ahora. Quizá no estaba tan segura de cómo manejar todo esto, pero confiaba en mí, y eso era suficiente por ahora.
Me acerqué a mi escritorio y desbloqueé mi teléfono. Las notificaciones seguían llegando, cada vez más rápido. Comentarios, mensajes de conocidos, incluso de periodistas. Estaban hambrientos de más detalles, buscando algún ángulo jugoso para explotar. Podía ver que ya habían empezado a circular fragmentos del video que se había filtrado. Era solo cuestión de tiempo antes de que todo el mundo hablara de nosotras.
—Ya están hablando de nosotras —dije, mirando la pantalla.
—¿Qué dicen? —preguntó Rai, acercándose para mirar conmigo.
—De todo. Algunos nos apoyan, otros están furiosos. Y claro, ya están inventando mil teorías de lo que pasó —dije con una sonrisa amarga. Era increíble cómo la gente podía construir historias de la nada.
Pero lo que más me importaba era que estábamos juntas en esto. Me giré hacia ella una vez más y la atraje hacia mí, abrazándola con fuerza. A pesar de todo, sabía que mientras ella estuviera a mi lado, podría manejar lo que viniera.
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𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐚𝐢
AdventureAlondra, a los 14 años, era la chica más popular de su escuela, siempre rodeada de amigos y risas. Un día, decidió gastar una broma a Rai, una chica tímida y reservada que apenas hablaba con los demás. Alondra escribió una carta falsa de amor, hacié...