Alondra fuera de la ecuación

51 7 0
                                    

Rai:

Cuando Alondra anunció la reunión, supe que el momento había llegado. Ella estaba más débil que nunca, tambaleándose bajo el peso de los problemas que la habían sobrepasado. Lo que había empezado como una simple caída en seguidores se había convertido en un alud que la aplastaba por completo. No me sorprendió cuando anunció que se apartaría de Twitch por un tiempo, aunque debo admitir que ver su desesperación tan de cerca fue más satisfactorio de lo que había anticipado.

Me senté en esa reunión, actuando como siempre, calmada y profesional. Nadie podría haber sospechado lo que realmente estaba ocurriendo detrás de mi máscara. Acepté su propuesta de encargarme de las operaciones diarias con una sonrisa leve, fingiendo modestia, cuando por dentro ya estaba planeando mis próximos movimientos. La había llevado hasta el borde y, ahora, estaba lista para dar el golpe final.

Cuando mencionó que se iría a descansar a una casa en las afueras, supe que sería mi oportunidad perfecta. Alondra ya no tenía control sobre nada, ni sobre su empresa, ni sobre su vida personal, y muy pronto tampoco lo tendría sobre su futuro. Mientras ella se retiraba a su refugio, yo me encargaría de consolidar el poder que había acumulado en los últimos meses.

Después de la reunión, la vi salir, recogiendo sus cosas con una lentitud que reflejaba su agotamiento. La Alondra segura de sí misma, la que me había humillado años atrás, ya no existía. Ahora era una sombra de la mujer que había sido, y todo era gracias a mí. Pero aún no había terminado.

Regresé a mi oficina y me senté frente a mi escritorio, observando el lugar con una satisfacción que solo yo podía entender. Todo estaba en su lugar. Con Alondra fuera de juego, me quedaba el control total de Twitch. Aunque aún necesitaba actuar con cautela, no podía hacer movimientos demasiado bruscos que levantaran sospechas. Pero ya sabía exactamente lo que haría.

Primero, me aseguraría de que las decisiones importantes se tomaran bajo mi supervisión directa. Me encargaría de reducir lentamente la influencia de Alondra, para que, cuando regresara, no quedara nada de lo que una vez fue suyo. Los patrocinadores más importantes ya estaban nerviosos, y era cuestión de tiempo antes de que algunos cortaran sus lazos con la empresa. Con su retirada pública, la confianza en su liderazgo se desplomaría aún más, y yo aprovecharía esa caída.

Lo segundo era asegurarme de que su círculo más cercano comenzara a dudar de ella. Ya había plantado algunas semillas entre ciertos empleados clave, haciéndoles creer que Alondra estaba perdiendo el control, que sus decisiones erráticas estaban poniendo en riesgo la empresa. Todo lo que tenía que hacer era seguir empujando, lentamente, hasta que la confianza en ella desapareciera por completo.

Finalmente, lo más personal: su matrimonio. Sabía que David seguía siendo una pieza clave en la vida pública de Alondra. Aunque su relación estaba deteriorada, su imagen de pareja perfecta aún se mantenía en algunos círculos. Mi siguiente paso sería destruir eso también, y ya tenía un plan en marcha para que todo saliera a la luz de la peor manera posible.

Sonreí al recordar la conversación con mi madre, quien siempre había apoyado mi venganza. Le había contado sobre el siguiente movimiento, y estaba segura de que aprobaría lo que estaba por hacer. Todo lo que había esperado durante años estaba a punto de concretarse.

Con Alondra fuera de la ecuación, tenía vía libre para acabar con lo poco que le quedaba. Cuando regresara, si es que regresaba, ya no habría nada que pudiera recuperar. Todo lo que una vez fue suyo sería mío.

Me levanté de la silla y caminé hacia la ventana, observando la ciudad que se extendía ante mí. El sol comenzaba a ponerse, y el horizonte parecía arder en tonos naranjas y rojos. Era casi simbólico. El final de Alondra estaba tan cerca que casi podía saborearlo.

𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐚𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora