LA VENGANZA DE RAI 2 - Capítulo 2: No puedo con esto 😕

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Capítulo 2: Perspectiva de Rai

El salón estaba lleno de luces, cámaras y rostros que no paraban de sonreír. Era el tipo de evento donde se celebraba la superficialidad, y aunque yo había aprendido a navegar en este mundo, ahora todo se sentía vacío. Mis pensamientos estaban en otro lado, en otra persona. La vi antes de que ella me viera a mí. Alondra, radiante como siempre, aunque algo en su expresión me decía que ya no era la misma mujer que yo había conocido meses atrás. O tal vez, era yo la que había cambiado.

Intenté acercarme, casi impulsivamente, como si mis pies tuvieran vida propia. Quería hablar con ella, decirle lo que sentía, lo que no había podido decirle la última vez. Pero entonces, la vi. A su lado estaba una mujer alta, de cabello oscuro y sonrisa confiada. Alondra reía con ella, tocándole suavemente el brazo, y mi corazón se hundió al instante.

No sabía quién era, pero la forma en que se miraban, esa complicidad, lo decía todo. No tenía que preguntar para saber que esa mujer era su pareja. Todo mi mundo, que ya estaba fracturado, se desplomó en ese momento. ¿Cómo había sido tan ingenua de pensar que, después de todo lo que pasó, Alondra estaría sola? Era Alondra, una mujer increíble, una figura pública querida por millones. Claro que no estaría sola.

Di un paso atrás, sintiendo un nudo formarse en mi garganta. No podía hacer esto. No podía acercarme. Mi pecho se apretaba, y una sensación de vacío me invadió por completo. El aire en la sala parecía volverse pesado, como si cada persona a mi alrededor desapareciera y solo quedáramos Alondra, su nueva novia, y yo, observándolas desde la distancia, totalmente impotente.

Sin pensarlo dos veces, me di la vuelta y salí del salón antes de que alguien me viera. Caminé con pasos rápidos, sintiendo que si me detenía, las lágrimas que había estado conteniendo caerían en cualquier momento. No podía llorar aquí. No podía dejar que nadie me viera así.

Llegué a casa, cerré la puerta detrás de mí y me apoyé en ella. Mi respiración era agitada, y mi corazón seguía latiendo a mil por hora. Me dejé caer al suelo, sintiendo el frío del mármol en mis piernas mientras mi mente se sumía en un torbellino de emociones.

—No puedo más —susurré, mientras las lágrimas finalmente brotaban sin control.

Me llevé las manos a la cara, llorando como no lo había hecho en años. Todo el dolor, la frustración, la culpa, se desbordó en ese instante. La amaba. Amaba a Alondra de una manera que no había querido admitir, y ahora era demasiado tarde. La había perdido. Me había engañado pensando que podría redimirme, que había alguna manera de arreglar todo lo que rompí. Pero no. Ella había seguido adelante, y yo seguía estancada en mi propia miseria.

No sé cuánto tiempo estuve ahí, llorando en el suelo. El dolor me invadía con una intensidad que me desgarraba por dentro. Era como si todo mi cuerpo se rebelara contra mí, como si mi corazón quisiera explotar. Mi teléfono sonó varias veces, pero no me molesté en mirar. No quería hablar con nadie. No quería que nadie me viera en este estado.

Con un esfuerzo titánico, me levanté y fui hasta el sofá. Encendí mi teléfono y abrí mis redes sociales. Decenas de mensajes, likes, comentarios, pero todo se sentía vacío. Las redes, que habían sido mi refugio, ahora me recordaban lo superficial de todo esto. ¿Qué importaba tener millones de seguidores si no podía tener lo que realmente quería? ¿Si la persona que amaba estaba con alguien más?

Abrí mi cuenta de Instagram y escribí un mensaje rápido:

"Necesito un descanso. Lo siento, pero no puedo seguir con esto ahora. Gracias a todos por el apoyo, pero tengo que cuidar de mí misma."

No di más explicaciones. Solo lo publiqué y desactivé mis cuentas. En un instante, el silencio se hizo más fuerte. Sentí un pequeño alivio, pero solo por un segundo. El vacío volvió a llenar el espacio de mi mente.

𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐚𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora