A la perfección

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Rai:

Todo está saliendo a la perfección. Tal como lo había planeado.

Alondra está completamente rota, más vulnerable que nunca. Su vida personal está hecha pedazos, y su empresa, la joya de su existencia, tambalea al borde del colapso. Todo lo que construyó se desmorona frente a sus ojos, y ni siquiera se da cuenta de quién está detrás de todo.

Cuando vi el número de seguidores de Alondra caer de 13 millones a 8.4 millones, supe que estaba en el punto justo. El público ya no la ve como la empresaria exitosa que fue; ahora solo la ven como una mujer que le fue infiel a su esposo, con la sombra de la controversia de su orientación sexual envolviendo su imagen pública. Era exactamente lo que quería: que todo el mundo la señalara y juzgara.

La prensa hizo el trabajo por mí, amplificando cada detalle y escándalo. Las filtraciones que logré que llegaran a los medios, esas conversaciones privadas, eran la pieza clave para que la caída fuera más estrepitosa. Y ahora, con su reputación destruida, el efecto en Twitch era inevitable.

Lo que sucedió después fue casi poético. El trío de influencers, Alejandro, Rayanelis y Aleandra, estaban hartos de los rumores y del desorden que Alondra no lograba controlar. Sabían que su imagen estaba ligada a la de la empresa, y una caída de Twitch significaba una mancha en sus propias marcas. Ya no querían estar relacionados con ella, mucho menos con la controversia que la rodeaba.

Hoy fue el día que estaban esperando. Me llamaron para una reunión, sabiendo que yo era la persona que gestionaba directamente sus contratos. Alondra, distraída y desorganizada por todo lo que estaba sucediendo en su vida personal, ni siquiera estaba al tanto de lo que se avecinaba.

Entré a la sala de conferencias y los vi ahí, los tres. Alejandro estaba serio, Rayanelis jugaba nerviosa con su teléfono, y Aleandra mantenía una expresión fría. Sabía lo que venían a decirme antes de que hablaran.

—Rai... —comenzó Alejandro, mirándome directo a los ojos—. Hemos tomado una decisión. Ya no podemos continuar con Twitch. No en estas condiciones.

—No es nada personal —agregó Rayanelis, como si eso suavizara el golpe—. Pero no podemos seguir atados a esta controversia. Nos está afectando, y nuestra comunidad también está reaccionando mal.

Asentí, manteniendo mi rostro en calma, pero por dentro me regocijaba. Esta era una de las piezas clave que necesitaba para que Alondra perdiera todo.

—Lo entiendo perfectamente —respondí con una sonrisa tranquila—. ¿Ya lo han hablado con Alondra?

Aleandra fue quien contestó esta vez, su tono más frío que el de los otros dos.

—Queríamos que lo supieras tú primero. Sabemos que eres la persona que realmente está manejando todo. Alondra... ya no está en condiciones de liderar.

Ese comentario me dio exactamente la confirmación que necesitaba. Alondra no solo estaba perdiendo a los influencers más importantes de la plataforma, sino también su credibilidad como líder. No podía permitirme una sonrisa, pero estaba muy cerca de hacerlo.

—Gracias por decírmelo —respondí con suavidad—. Yo me encargaré de que el proceso sea lo más limpio posible. Entiendo por qué quieren irse, y espero que en el futuro podamos trabajar juntos de nuevo, cuando las cosas sean diferentes.

Nos despedimos con un apretón de manos, y los vi salir por la puerta. Los tres, la mayor fuente de ingresos y publicidad de Twitch, habían decidido marcharse. Sabía que esto sería un golpe brutal para Alondra, uno del que probablemente no se recuperaría.

Cuando regresé a mi oficina, llamé a mi madre.

—Se fueron —dije, sin molestarse en saludar primero.

—Los influencers —contestó ella, adivinando de inmediato—. ¿Y ahora qué sigue?

—Ahora —respondí, mirándome en el espejo de mi despacho, donde veía reflejada la imagen de una mujer que estaba a punto de ganar la partida—, le diré a Alondra. Y la veré hundirse en tiempo real.

Colgué el teléfono y comencé a preparar mi próximo movimiento. Alondra ya estaba emocionalmente destruida, y ahora, con el éxodo de los influencers, Twitch comenzaría a desmoronarse financieramente. Sin ellos, perdería una enorme cantidad de seguidores, suscriptores y patrocinadores. El colapso de la empresa estaba cerca, y Alondra ni siquiera lo veía venir.

Todo lo que tenía que hacer ahora era esperar el momento perfecto para darle la noticia. Y ver, una vez más, cómo su mundo se desmoronaba delante de mí.

Sabía que, para ella, no habría vuelta atrás.

Alondra:

Laura me observaba con esa calma que empezaba a resultarme desesperante. Respiré hondo, esperando que hubiera alguna explicación razonable, algo que pudiera solucionar. Pero entonces, ella dejó caer la bomba final.

—Han decidido que no pueden seguir ligados a la controversia. —Sus palabras eran directas, pero lo que más dolía era su tono. No había compasión en su voz, solo la fría realidad—. Creen que todo lo que está pasando con tu vida personal está afectando su imagen. No quieren estar relacionados con eso.

Sentí como si el aire se escapara de mis pulmones. Mi vida personal. Todo se había salido de control. Los rumores sobre mi orientación sexual, las acusaciones de haberle sido infiel a mi esposo, mi separación... Todo lo que había tratado de mantener en privado se había convertido en una bola de nieve imparable. Y ahora estaba destruyendo mi empresa.

El silencio que se formó entre nosotras era ensordecedor. Mis pensamientos eran un caos, intentando encontrar una salida, una solución. Pero no había nada que pudiera decir o hacer. Sabía que los tres influencers eran clave para Twitch. Si ellos se iban, no solo perdería seguidores, sino patrocinadores, contratos, toda la estructura que mantenía a flote a la plataforma.

—Esto... esto no puede estar pasando —murmuré, apenas escuchándome a mí misma.

Mi mirada vagaba por la habitación sin ver realmente nada. Todo a mi alrededor parecía desmoronarse, como si la oficina misma estuviera desvaneciéndose bajo el peso de esta noticia. Sabía que la empresa estaba en problemas, pero jamás pensé que llegaría a esto. Ellos se iban, y con ellos, gran parte del éxito que habíamos construido.

Laura se levantó de su asiento y se acercó a mí. Colocó una mano suave en mi hombro, pero no me reconfortaba. Nada lo hacía.

—Sé que esto es difícil, Alondra —dijo en voz baja—. Pero tienes que ser fuerte. Podemos encontrar otra manera de salir adelante. Hay más influencers ahí fuera, podemos recuperarnos.

Asentí, aunque no estaba segura de si realmente creía lo que me decía. Mi mente estaba inundada de preguntas: ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cómo había perdido tanto en tan poco tiempo? Era como si cada aspecto de mi vida estuviera colapsando al mismo tiempo, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

Laura se quedó unos momentos más, pero yo ya no podía escucharla. Me sentía anestesiada, desconectada de todo lo que sucedía a mi alrededor. Solo una frase resonaba en mi cabeza: "Lo estoy perdiendo todo".

Cuando finalmente se fue, me dejé caer en la silla y miré al techo. Todo era tan abrumador que no podía ni llorar. No quedaban lágrimas, solo esa sensación de vacío que lo consumía todo. Mi matrimonio, mi reputación, y ahora mi empresa... se desmoronaban ante mis ojos, y lo peor de todo es que ya no sabía si era capaz de luchar para salvarlo.

Abrí mi laptop, más por reflejo que por verdadera intención, y vi la caída imparable de seguidores. Twitch se estaba desangrando, y yo no podía detenerlo.

𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐚𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora