LA SAGA TORNEO VILLANO DE LA FICCION Y EL MUNDO REAL POR AMORE MAN CAPITULO 4

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En el vasto y sombrío planeta conocido como **Darkness Sin Límite**, donde las sombras eran tan densas que parecían devorar la luz, se llevaba a cabo el más temible de los torneos: el **Torneo de Villano de la Ficción y el Mundo Real**. Este macabro evento, organizado por **Amore Man, el dios maligno Omnitodo invicto**, era una muestra de poder absoluto, donde los más temidos villanos de todas las dimensiones se enfrentaban en combates a muerte, sin control sobre sus propias voluntades, manipulados como marionetas por el poder oscuro de Amore Man.


El tercer enfrentamiento de los treinta y dos avos de final era uno que prometía un espectáculo de proporciones titánicas: 

**Makima**, la demoníaca Controladora, cuyas habilidades para manipular las almas y cuerpos la convertían en una amenaza insuperable, se enfrentaría VS **Meruem**, el Rey de las Hormigas Quimera, un ser cuya fuerza y capacidad de adaptación superaban la de cualquier ser humano o criatura conocida.

Desde el primer momento en que ambos villanos fueron teletransportados a la arena, la tensión se podía cortar con un cuchillo. La mirada fría y calculadora de Makima se cruzó con la intensa y feroz determinación de Meruem. No hubo palabras, solo una comprensión tácita de que uno de ellos no saldría vivo de aquel lugar.


Makima fue la primera en actuar, alzando una mano con una calma que desmentía la violencia de su intención. En un instante, activó su capacidad de control, intentando someter a Meruem bajo su voluntad. Pero Meruem, cuya mente era una fortaleza de pura resolución, resistió el ataque mental con una fuerza que sorprendió incluso a Makima. Con un rugido, el rey de las hormigas quimera liberó una ola de Nen que desintegró todo a su alrededor, creando un cráter gigante en el suelo y haciendo temblar la arena.


El choque de poderes fue inmediato. Meruem cargó hacia Makima con una velocidad que superaba la del sonido, sus puños cubiertos de una aura mortal, buscando aplastar a su oponente en un solo golpe. Pero Makima, con una sonrisa apenas perceptible, utilizó su habilidad para intercambiar daños, desmaterializándose y reapareciendo a su espalda, ilesa y lista para contraatacar. Con un simple chasquido de sus dedos, desencadenó una explosión que envolvió a Meruem en llamas infernales.


Sin embargo, Meruem no era una criatura que pudiera ser derrotada fácilmente. Su cuerpo, diseñado para ser el depredador supremo, comenzó a adaptarse al fuego, su piel endureciéndose y volviéndose resistente al calor. Con una velocidad inimaginable, se lanzó de nuevo hacia Makima, desatando una lluvia de golpes que rompieron la barrera del sonido y crearon ondas de choque que devastaron todo a su paso. Makima, aunque rápida y habilidosa, se vio obligada a retroceder ante la fuerza bruta de su oponente.


La batalla continuó por horas, ambos combatientes desatando sus poderes más oscuros y destructivos. Meruem utilizó su capacidad de evolucionar en medio de la batalla, adaptándose a cada una de las técnicas de Makima, volviéndose más fuerte y rápido con cada segundo. Makima, por su parte, utilizaba su control sobre las almas y la energía oscura para desatar maldiciones que debilitaban a Meruem, pero este, con una voluntad férrea, las resistía, demostrando por qué era el rey de las hormigas quimera.


El campo de batalla se transformó en un paisaje de destrucción absoluta. Las explosiones resonaban como truenos, y la energía liberada por ambos combatientes iluminaba la oscuridad perpetua de Darkness Sin Límite. Montañas fueron arrasadas, el suelo se fracturó en grietas profundas, y el aire mismo parecía vibrar con la intensidad de la lucha. Ninguno de los dos villanos estaba dispuesto a ceder, cada uno de ellos dispuesto a dar todo lo que tenía para sobrevivir y avanzar en el torneo.


Finalmente, después de una eternidad de combate, Makima decidió que era hora de terminar el enfrentamiento. Con una expresión de calma absoluta, activó su técnica más mortífera: el sacrificio de almas. Utilizando su control sobre la muerte, convocó las almas de aquellos que había subyugado en el pasado, formando un ejército espectral que rodeó a Meruem. Estas almas, imbuidas de energía maldita, atacaron al rey de las hormigas quimera desde todos los ángulos, debilitándolo y drenando su vitalidad.


Meruem, aunque poderoso, comenzó a sentir el peso de las maldiciones y el ataque implacable de los espectros. Aun así, luchó con una ferocidad que desafiaba su condición, destruyendo a los fantasmas uno por uno, incluso mientras su propia vida se desvanecía lentamente. Pero Makima, implacable en su determinación, utilizó su habilidad de intercambio para tomar el control completo de la vida de Meruem. Con un último susurro, canalizó toda la energía que había acumulado en un solo ataque final, dirigiendo una explosión de poder oscuro directamente al corazón de Meruem.


La explosión fue cataclísmica, iluminando la oscuridad perpetua del planeta con un destello de energía pura. El cuerpo de Meruem, incapaz de soportar el ataque combinado de las almas y el poder de Makima, finalmente cedió. Con un último rugido de desafío, el rey de las hormigas quimera fue aniquilado, su cuerpo desintegrándose en un torrente de energía que se dispersó en el viento.


Makima, victoriosa, se mantuvo en pie en medio de la devastación, su mirada fría y distante. Había ganado la batalla, y con ello, asegurado su lugar en los OCTAVOS de final del torneo. Sin embargo, no había satisfacción en su rostro, solo una calma inquietante, como si la batalla hubiera sido un mero trámite en su misión de ascender en el torneo.


Desde su trono oscuro, Amore Man observaba con una sonrisa malévola en su rostro. Había disfrutado de la batalla, regodeándose en la destrucción y la desesperación. Sabía que, sin importar quién ganara el torneo, él sería el verdadero vencedor, controlando a todos los participantes como meros peones en su juego eterno. Makima, al igual que todos los demás, no era más que una pieza en su vasto tablero, destinada a servirle eternamente.


El torneo continuaría, y las batallas se volverían aún más intensas y destructivas. Pero en el fondo, todos los participantes sabían, aunque no quisieran admitirlo, que el verdadero poder estaba en manos de Amore Man, el dios maligno Omnitodo invicto, cuyo control sobre ellos era absoluto y eterno. La próxima ronda se avecinaba, y con ella, nuevas batallas que sacudirían los cimientos de todas las dimensiones.

Amore Man El Villano Invicto Mas Poderoso De Toda La Ficcion y Del Mundo RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora