LA SAGA TORNEO VILLANO DE LA FICCION Y EL MUNDO REAL DE AMORE MAN CAPITULO 23

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El Torneo de los Villanos, una competencia organizada por **Amore Man**, el dios maligno Omnitodo, invicto y todopoderoso, continuaba en su colosal Coliseo Infinito, una arena tan vasta y antigua que su existencia misma desafiaba las leyes de la realidad. En este lugar donde el espacio y el tiempo eran moldeados por la voluntad de su creador, villanos de toda la ficción y el mundo real se enfrentaban bajo el control absoluto de Amore Man, quien disfrutaba de sus luchas como si fueran meros juegos para su diversión.


El sexto enfrentamiento de los OCTAVOS de final estaba a punto de comenzar. La tensión era palpable mientras dos figuras imponentes hacían su entrada al campo de batalla. De un lado, **Hades**, el dios del inframundo del universo de Saint Seiya, un ser de poder inmenso que gobernaba sobre la muerte y la oscuridad. 


Del otro lado VS **Mandrakk**, el Monitor Oscuro del multiverso DC, una entidad vampírica que se alimentaba de la narrativa misma y cuyos poderes trascendían la comprensión de los mortales.

El ambiente en el coliseo cambió de inmediato con la presencia de estos dos titanes. Las estrellas lejanas que iluminaban la arena parecieron apagarse momentáneamente, como si el universo mismo contuviera el aliento. **Hades**, con su armadura dorada y su mirada fría, sostenía su espada en alto, irradiando un aura de muerte que parecía absorber la luz a su alrededor. **Mandrakk**, en su forma oscura y aterradora, proyectaba una sombra que parecía devorar todo a su paso, su presencia tan abrumadora que incluso los seres más poderosos en la audiencia sintieron una punzada de miedo.


Sin previo aviso, la batalla comenzó. **Hades** desató una ráfaga de energía oscura que recorrió el campo de batalla como un torrente de muerte, devastando todo a su paso. **Mandrakk**, sin embargo, simplemente extendió su mano y absorbió la energía, como si no fuera más que un bocado de su alimento predilecto. La sonrisa oscura de **Mandrakk** reveló colmillos afilados mientras se lanzaba al ataque, desatando una oleada de energía antimateria que desintegraba la realidad misma.


**Hades**, con su agilidad divina, esquivó el ataque y contrarrestó con su técnica más poderosa, la **Gran Eclipse**, que envolvió el coliseo en una oscuridad impenetrable. En este abismo, **Hades** era omnipotente, y con un simple gesto, invocó a los espíritus de millones de almas condenadas para atacar a **Mandrakk** desde todas las direcciones. Las almas gritaron mientras se lanzaban contra el Monitor Oscuro, buscando devorarlo con su desesperación eterna.


Pero **Mandrakk** no era una presa fácil. Rodeado por las almas, su cuerpo comenzó a brillar con una luz oscura, y las almas que lo atacaban fueron absorbidas en su interior, convirtiéndose en parte de su ser. La oscuridad que **Hades** había invocado fue devorada por el poder del Monitor Oscuro, que comenzó a retorcer el espacio alrededor de **Hades**, convirtiendo la arena en un vórtice de caos absoluto.


**Hades** respondió desatando su **Kataklysmos**, un ataque que rompió las barreras entre los vivos y los muertos, uniendo el inframundo con el mundo de los vivos en una explosión de energía que sacudió los cimientos del Coliseo Infinito. Mandrakk fue envuelto en esta fuerza devastadora, pero en lugar de sucumbir, absorbió el poder de la muerte misma, fortaleciendo su propia existencia.


Mientras los dos titanes intercambiaban golpes que alteraban la estructura del multiverso, ambos comenzaron a liberar sus transformaciones más poderosas. **Hades**, en su forma divina absoluta, se envolvió en una armadura negra que brillaba con la luz de las estrellas muertas, mientras que **Mandrakk** se transformó en su verdadera forma, una entidad más allá del entendimiento humano, una sombra viva que se alimentaba de las historias y los sueños de todas las realidades.


Los ataques de **Hades** se volvieron más desesperados, desatando su **Espada de Hades** con una furia que cortaba el espacio y el tiempo, enviando ondas de destrucción que podrían haber acabado con cualquier ser menos poderoso que **Mandrakk**. Pero el Monitor Oscuro resistió cada ataque, absorbiendo la energía y devolviendo la fuerza con un poder diez veces mayor. Las explosiones resultantes sacudieron la arena, creando ondas de choque que atravesaron el multiverso, destruyendo mundos enteros en su camino.


La batalla continuó durante horas, un choque de titanes que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder. El Coliseo Infinito se transformó en un paisaje de destrucción total, con las estructuras colapsando y la realidad misma desintegrándose en la furia del combate. **Amore Man**, desde su trono, observaba con satisfacción, disfrutando del espectáculo de poder absoluto y destrucción.


Finalmente, **Hades**, debilitado y agotado, desató su último y más devastador ataque, el **Erebus**, una manifestación del abismo más profundo del inframundo, un poder capaz de devorar incluso a los dioses. El abismo se abrió bajo los pies de **Mandrakk**, tragándolo en una oscuridad infinita. Pero el Monitor Oscuro, en lugar de ser consumido, comenzó a crecer dentro del abismo, su poder alimentado por la oscuridad misma.


Con un rugido que resonó en todos los rincones del multiverso, **Mandrakk** rompió el **Erebus**, emergiendo de la oscuridad como una fuerza imparable. Con un solo golpe, desató su poder final, la **Destrucción Narrativa**, un ataque que no solo borraba a su oponente de la existencia física, sino también de la historia, eliminando toda memoria, toda mención, todo rastro de su ser.


**Hades** intentó resistir, pero fue inútil. La **Destrucción Narrativa** lo envolvió, y en un instante, el dios del inframundo fue borrado de todas las realidades, su existencia consumida por el poder absoluto de **Mandrakk**. El coliseo se quedó en silencio mientras las últimas partículas de **Hades** se desvanecían, dejando solo a **Mandrakk** de pie en la arena.La victoria era suya, y con ella, **Mandrakk** avanzaba a los CUARTOS de final del torneo. Había superado a un dios, demostrando que su poder como Monitor Oscuro no tenía igual. Sin embargo, en el fondo de su ser, **Mandrakk** sabía que, al igual que todos los demás, no era más que una pieza en el juego de **Amore Man**.


Desde su trono en lo alto del Coliseo Infinito, **Amore Man** observaba con una sonrisa, sabiendo que, sin importar cuántas batallas se libraran o cuántos villanos cayeran, él siempre sería el vencedor final. Como el dios maligno Omnitodo, su control era absoluto y eterno, y nadie, ni siquiera los seres más poderosos de la ficción y el mundo real, podría desafiar su supremacía.

Amore Man El Villano Invicto Mas Poderoso De Toda La Ficcion y Del Mundo RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora