PUNTO DE VISTA DE VARAY AURAE
Desde que nací, nunca me interesaron las personas, ni hombres ni mujeres, siempre me parecían ruidosos y molestos. Cuando desperté a la edad de 10 años, todo se volvió mucho más molesto. Todos querían acercarse a mí para poder hacer conexiones con mi familia, pero siempre rechazaba cualquier intento de cortejo por parte de los hombres y de amistad por parte de las mujeres.
Pero un día encontré un libro en la biblioteca de la mansión que retrataba la cultura élfica. Esa fue la primera vez que algo llamó mi atención, simplemente era increíble la cultura élfica, cómo convivían con la naturaleza y todas sus tradiciones. Era la primera vez que quería algo y era visitar el Reino de los elfos Elanoir, pero nunca pude cumplir ese sueño porque Elanoir y Sapin entraron en guerra y las fronteras fueron cerradas y mi único sueño fue aplastado.
Tres años después, siendo una maga de núcleo naranja estable, fui mandada al frente debido a la falta de personal. Cuando llegué al frente, el olor a sangre inundó mis fosas nasales, me costó mucho acostumbrarme al olor, pero tenía una misión que cumplir, durante un mes estuve luchando.
Pero un día mi suerte se acabó, el día que me crucé con una lanza élfica, simplemente su poder era abrumador, nunca me había sentido tan débil, mi muerte estaba asegurada. Pero antes de que la lanza diera el golpe final, una voz me salvó la vida.
'Detente, lanza', Yulia. Mi mirada se movió hacia la dueña de la voz, dejando ver a una elfa más o menos de mi edad, con el cabello negro corto y un lindo lunar debajo de su ojo izquierdo.
La elfa pelinegra detuvo ala lanza y pude ver cómo le decía algo, unos minutos después el mismísimo rey Virion Eralith apareció y pude ver cómo la niña se arrodillaba enfrente de él como pidiendo algo, y tras unos segundos el rey parecía asentir. Pero antes de que pudiera decir a alho alguien me golpearía dejándome inconsciente.
Cuando desperté, me encontraba en una cela con esposas de maná y un artefacto que restringía mi núcleo. Al principio pensé que me torturarían para sacarme información, pero todos esos pensamientos se fueron cuando conocí a Aya, una elfa hermosa y parlanchina que era la encargada de vigilarme.
Fue la primera vez que pensé que alguien era hermosa y su comportamiento era más que extraño normalmente. La gente dejaba de intentar hablar conmigo después de que los ignorara, pero Aya nunca se rindió, siguió hablando conmigo todos los días hasta que decidí hablar con ella. Al principio fueron cosas sencillas como que me gustaba comer o mi color favorito, entre otras cosas triviales.
Aya era una elfa muy habladora, era todo lo opuesto a mí. Eya también estaba cansada de la guerra, por eso me había salvado, porque ya no quería más muertes innecesarias, eso fue el detonante para que me abriera a ella.
Durante un año, Aya estuvo cuidándome más que vigilándome, ya que al parecer me encontraba en la prisión de la mansión de su familia. Por lo que podía pasear por la mansión sin problemas, obviamente los sirvientes me veían con desprecio, pero no me importaba, ya que Aya siempre me sonreía y eso era más que suficiente para mí. O eso pensé yo.
Ya que llegó el punto donde me molestaba que ya dijera que éramos solo amigas. No sabía por qué no me sentía satisfecha con ese trato, pero todo se aclaró cuando un noble elfo le propuso matrimonio enfrente de mí. Fue la primera vez que mi sangre hirvió. No quería que Aya se casara, quería que se quedara conmigo, pero no podía decir eso y creo que puse una cara triste porque Aya rechazó al tipo y me llevó a su habitación.
¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara? - preguntó ella mientras me tomaba de la cintura, y por alguna razón, eso me gustó. Por nada - dije tratando de ocultar la vergüenza que sentía. Entonces, ¿no te molesta que me case con alguien? - sus palabras perforaron mi mente, haciendo que hablara en contra de mi voluntad. ¡No, no quiero eso! - dije mientras agachaba la cabeza para evitar mirarla a la cara.
Pero ella, usando su mano derecha, levantó mi barbilla, haciendo que nuestros rostros se rozaran levemente. Está bien, no me casaré con nadie, pero a cambio te quiero toda para mí - dijo ella con un tono coqueto que me hizo sonrojar. El hecho de que no me interesaran estas cosas no significa que era una niña inocente, por lo que rápidamente entendí a lo que se refería.
Pero te advierto que una vez que digas que sí, serás mía para siempre, Varay. Susurraría a mi oído haciéndome estremecer. Esta elfa siempre había sido muy atrevida, pero siempre se entendía que era un juego, pero esta vez era diferente. Ella hablaba en serio.
No podía creerlo, estaba temblando ante la voz y el toque de eya, yo que nunca agachaba la cabeza y siempre hablaba con confianza, incluso frente a mi padre. Estaba siendo tímida ante eya, pero la tentación por su propuesta pudo más que mi sentido común.
"Seré tuya", dije casi hipnotizada por la fragancia de ella que para mí era afrodisíaca y por sus hermosos ojos color obsidiana.
La sonrisa de Aya se agrandó ante mi respuesta como una depredadora que había capturado a su presa. Aya tocaría mis mejillas mientras me acercaba para darme un tierno beso, el cual duraría aproximadamente un minuto antes de separarnos para tomar aire. Los ojos de Aya estarían llenos de pura felicidad mientras volvía a besarme dulcemente, acariciando mis mejillas con delicadeza.
Y ese día nacieron mis primeras cosas favoritas en el mundo: los besos de Aya.
Después de eso, Aya y yo nos escondíamos para besarnos muy seguido. Era un momento muy adictivo para mí, me perdía en el sabor de sus labios que al principio eran besos inocentes, pero después empezarían a querer más, llevando mi lengua a la boca de Aya, quien al principio se sorprendió pero rápidamente decidió seguir solo para complacerme.
Todo era felicidad para mí, pero un día llegó una buena noticia pero a la vez mala. La guerra había terminado y todos los prisioneros tenían que ser devueltos a Sapin, lo que significaba que tenía que irme de Elanoir. Tanto Aya como yo no estábamos emocionadas por la idea, pero como el rey Virion fue el que ordenó mi arresto personalmente, él mismo me acompañó al portal donde muy amablemente me daría unos minutos a solas con Aya para despedirme. '
Te voy a extrañar, mi pequeña copo de nieve', diría Aya mientras me regalaba una sonrisa tratando de hacer la situación lo menos triste posible Pero lamentablemente fui la primera en ceder, lágrimas cayeron de mis mejillas.
Era la primera vez en toda mi vida que lloraba, ni siquiera cuando nací lloré, pero ahora no podía evitarlo, no quería alejarme de esta elfa parlanchina.
Pero antes de que pudiera decir algo, Aya me interrumpió. 'En un año, en los Claros de las Bestias', diría Aya mientras me daba otro beso, tomándome de la cintura y pegándome a ella.
Podría jurar que el rey Virion abrió los ojos como platos ante el espectáculo.
Aya rápidamente me separaría de ella, mientras me empujaba hacia el portal. 'Vamos, vamos, vete antes de que me arrepienta y decida secuestrarte.'
Sabes 'No me importaría ser tu esclava,' dije mientras entraba en el portal, antes de que laque se arrepintiera, fuera yo. Lo último que escuché fue al rey Virion decir: 'Interesante.'
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tbate luna oscura
Fanfictiontras es sacrificio de Arthur Leywin para salvar a téss de Cecilia la princesa de elanoir queda desbastada al ber morir asu amado por segunda ves, pero mordain le dará la oportunidad de cambiar el pasado Ahora con un poder nuevo equiparable al ét...