capitulo 45

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PUNTO DE VISTA DE ARTHUR LEYWIN

Se supone que sería una excursión a una masmorra de rango D, pero mírenme tirado en el fondo de un acantilado.

Si no fuera por la voluntad de Silvia, probablemente no podría moverme.

Pero ¿cómo es que aparecieron dos reinas rastreadoras al mismo tiempo y en el primer piso? Debido a la culpa de Luca, que casi es comido, la maestra tuvo que salvarlo y por su descuido fue noqueada por un golpe en la cabeza. Por suerte, Laila y yo pudimos matar a una fácilmente, pero en cuanto una reina murió, la otra la devoró y su fuerza creció exponencialmente. Le dije a Laila que sacara a todos mientras yo la distraía.

Al principio no quería, pero debido a la situación no tuvo otra opción que tomar a la profesora y salir junto a los alumnos. Una vez con todos fuera, pude pelear con todo y logré matar a la reina mutada, pero nunca imaginé que explotaría, causando un agujero por el cual caería.

Tras curarme un poco, comenzaría a caminar. Por la cueva ya que no podría salir por donde caí incluso si uso todas mis fuerzas, pero no parecía necesario, ya que había un camino. Pero antes de poder pasar una pequeña cascada, sentí múltiples firmas de maná. Rápidamente me di cuenta de que pertenecían a la raza élfica.

Con cuidado pasé la cascada, dejando ver un grupo de cadáveres respaldados por espinas de color negro que salían del suelo. Pero había más elfos que aún vivían, muchas preguntas pasaron por mi mente, ¿qué había pasado ?

¿Quién eres? -gritaría un elfo sacándome de mi ensimismamiento mientras me lanzaba una flecha. Debido a mi aturdimiento, no sería capaz de esquivarla. Pero antes de que la flecha me golpeara, una enredadera la detendría en seco.

¡Alto, no disparen, es solo un niño! -gritó una voz familiar. Rápidamente mi mirada se volvió hacia la elfa de cabello verde casi blanco, quien me miraba con una sonrisa.

Alea -dije feliz de ver a una de mis antiguas maestras, quien me había enseñado el control de la magia de agua cuando estuve en Elanoir.

Arthur, está bien que haces aquí -dijo Alea mientras se acercaba a mí. Pude ver que su armadura en la parte baja estaba rota y levemente dañada.

La academia Xyrus tuvo una excursión en la masmorra que se encuentra arriba, pero algo salió mal y aquí estoy -dije tratando de abreviar las cosas- Pero más importante, ¿qué te pasó a ti y qué pasó aquí? -dije con la esperanza de obtener alguna respuesta.

Pregunté con pocas expectativas de recibir una respuesta, pero Alea me hizo señas para que nos alejáramos del grupo de elfos que se encontraba sacando los cadáveres de sus compañeros de las púas negras.

Arthur, lo que estoy a punto de decir es confidencial, pero alguien me pidió que te contara todo, dijo Alea mientras respiraba hondo; unos segundos después comenzaría a hablar.

Me había encargado de investigar esta caverna porque había indicios de que algo pasaba, pero cuando llegué me encontré con una serpiente de Hades, por lo que pedí refuerzos. Normalmente yo sería capaz de acabar con ella sola, pero ésta era rara, era negra y tenía cuernos, nunca había visto algo así. La maldita mató a cinco de mis hombres, dijo Alea mientras apretaba sus puños con frustración.

'Entonces, la serpiente fue quien hizo esto?', pregunté al ver la carnicería del lugar. 'No, esto fue hecho por un demonio'. Al escuchar esa palabra, inmediatamente recordé al demonio que había matado a Sylvia, mi sangre comenzó a hervir de ira al recordar ese triste recuerdo.

'¿Y dónde está?', pregunté, ya que no había visto su cadáver o siquiera si había muerto. 'Huyó', respondió Alea con la mirada de derrota grabada en su rostro. '¿Lo hiciste huir?', pregunté asombrado. 'No, casi me mata'. El terror invadió mi ser al escuchar a Alea decir eso. Ella, una maga de núcleo blanco, casi muere a manos del demonio. '¿Qué tan fuerte era esa cosa?', me pregunté.

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