CAPÍTULO V

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SHINJURO

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SHINJURO

Desperté a mis hijos para comenzar a prepararlos, primero calenté agua para Senjuro, Kyojuro aún era muy pequeño para bañarlo, intenté no tardar mucho, no quería que se enfermara. Una vez vestí al primero fui por Kyojuro, él ya estaba en la tina lavando su cabello, me acerqué hasta él y comencé a frotar su cabeza, normalmente él se bañaba solo, pero decidí hacerlo yo por si acaso. Al terminar de bañarlo le ayudé a vestirse pues el tardaría mucho si lo hacía solo, era un kimono rojo con blanco, até su cabello en una media cola al igual que la mía. Luego de asearme y cambiarme salí con el bebé en brazos y a mi lado iba Kyojuro tomado de una parte de mi ropa.

–Papá –me giré a verlo sin parar de caminar.

–¿Qué?

–Tengo hambre –busqué con la mirada y encontré un puesto de comida, le compré bolas de arroz y se las iba comiendo con alegría, mientras caminaba mi estómago comenzó rugir y le robé una de las bolas. El me miró con gracia y me sonrió, luego de una hora caminando comenzó trompicar y decidí cargarlo, llevaba al pequeño en el brazo izquierdo y al mayor en la espalda sosteniéndolo con el brazo derecho, así el resto del camino. Al llegar al pueblo bajé a Kyojuro quién curioso veía todo a su alrededor, la mirada de mi hijo se posó en un punto fijo, yo voltee a ver y se trataba de un hombre en el suelo, lo supe de inmediato, estaba muerto, parecía que, de hambre a juzgar por su estado, la escena era horrible, estaba tumbado en el lodo y varios buitres estaban rodeándolo, por reflejo le tape los ojos a Kyojuro.

–No mires –el niño asintió e hizo casa, su mirada se fijó en el camino. La situación en ese pueblo era peor de lo que pensaba. Llegamos hasta la casa de la familia y toqué la puerta, pasaron segundos para que esta se abriera, en la puerta apareció la esposa del joven Shuko.

–Oh, por favor pasé –se inclinó y se hizo a un lado– ellos deben ser sus hijos, son muy parecidos a usted..., por favor pase, lo esperan en el salón –caminé hasta el salón, al abrir la puerta estaba toda la familia reunida, Kyojuro se ocultó detrás de mí al ver a tanta gente, yo me reí por lo bajo, era normal, no conocía a nadie.

–Buenos días, es un gusto verles de nuevo –me incliné.

–Igualmente, ellos deben ser sus hijos ¿no es así? –la señora Shima miró al bebé en mis brazos y luego la cabellera que se asomaba a un costado de mis piernas.

–Así es, este es Senjuro –dije mirando al niño que estaba cargando– y el de aquí atrás es Kyojuro, hijo, saluda –Poco a poco Kyojuro y salió de su «escondite» y se inclinó ante la familia.

–B-buenos días, es un placer conocerles.

–Pero qué pequeño tan encantador, vengan tomen asiento –habló el señor Shima.

Me senté al lado del señor, había un espacio más en donde se sentó Kyojuro, eran muy amables con él, sobre todo la hija pequeña del señor, tenía su misma edad, entre ellos estuvieron hablando un rato mientras yo conversaba con el Shima sobre fechas, concordamos en que la boda sería en un mes. Luego pasamos a hablar sobre el dote, cuando les dije la cifra que iba a regalar todos en la familia, a excepción de los niños que no entendían nada, se atragantaron con el té. Shima se inclinó ante mí aún sentado.

–Señor Rengoku, usted es muy generoso con el dote –sabía que necesitaban el dinero y a mí no me suponía un problema darles esa cantidad, también sabía a la perfección que no se podrían costear la boda entera, así que me ofrecía a pagar el ochenta por ciento.

–No hace falta inclinarse, no supone un problema, también pienso pagar el ochenta por ciento de la boda, supongo que al ser la primera boda de Nayoko debe ser algo digno ¿No es así? –volteé a ver a la joven, no había hablado en todo el rato que llevaba allí.

–A mí no me importaría algo sencillo, pero si usted considera qué es mejor así está bien.

–Sería lo ideal algo un poco más elaborado que sencillo, no hace falta que sea algo tan vistoso, pero lo mejor sería un punto medio –si hago algo sencillo los demás pilares y la gente me tacharan de mediocre, si hago algo demasiado vistoso se sentirá incómoda y no sería bueno tener algún problema así justo en la boda.

–Me parece bien –dijo el señor Shima.

Un rato después se escuchó un rugido proveniente del estómago de mi hijo, él se sonrojo y dirigió su mirada al piso.

–Kyojuro, acabas de comer –le reprendí.

–Descuide, Kyojuro ¿Qué tal si pruebas mis galletas? Las acabo de hornear ¿Te animas? –me sorprendí de la calidez de ella hacia el niño, era bastante cerrada conmigo. Kyojuro me miró pidiendo permiso, yo asentí y él volvió a mirarla.

NARRADOR OMNISCIENTE

–S-sí. –dijo el niño con una tímida sonrisa.

–Bien, vamos –La fémina se levantó ofreciéndole la mano al pequeño– ¿Ustedes también quieren? –dijo refiriéndose a los demás infantes. Los niños se levantaron emocionados. –Señor, si gusta puedo cuidar del bebé –Sonrojada la chica se ofreció y Shinjuro le entregó al niño en sus manos.

Nayoko fue a la cocina y abrió un tarro, en el momento en que este se abrió un agradable olor se hizo paso emanando el aire a su alrededor. Los infantes olisquearon el aroma proveniente de las tan esperadas galletas, la joven repartió dos unidades a cada niño a excepción del pequeño en sus brazos quien poco después cayó rendido en su hombro, ella acomodó al bebé horizontalmente en sus brazos y comenzó a mecerlo. Ahora se encontraba en el porche de su patio observando a los menores jugar, escuchó como su madre les llamaba para la comida, se levantó de su asiento para llamar a los pequeños.

–¡Niños! ¡A comer! –El niño de once años, y el de tres entraron a la casa rápidamente, Kyojuro decidió esperar a Nayoko y Emao esperar a Kyojuro, los niños se habían llevado bien, lo más probable es que fuera por la edad. Nayoko iba a entrar cuando escuchó a alguien gritar su nombre, era Hogai.

NAYOKO

Cuando oí a Hogai gritar mi nombre me puse muy nerviosa. Le vi saltar la valla de mi casa y caminar hacia mí, antes de que le pidiera que Kyojuro que entrara ya tenía a mi amigo frente a mí.

–Nayoko que gusto verte –la sonrisa de su rostro se transformó en un ceño fruncido en cuanto vio a los niños. –¿Y estos mocosos quiénes son? ¿Por qué estás con ellos? –iba a responder, pero escuche una voz infantil a mi lado.

–Hola, mi nombre es Kyojuro Rengoku, vine con mi papá –Kyojuro saludo inocentemente.

–Cállate, no te he dado permiso de que hables –al ver lo mal que le había respondido me enfadé.

–¡¿Oye qué te pasa?! ¡Es un niño! –empujé suavemente su hombro con cuidado de no lastimar a Senjuro. Hogai hizo caso omiso a mis palabras y se acercó al niño.

–¡Hogai, déjale en paz! –Hogai otra vez me ignoró y apretó la cara del niño fuertemente, intenté apartar su mano, pero no pude.

–¿Y bien quién tu padre, mocoso? –A Kyojuro se le aguaron los ojos.

–¡Vete de aquí o llamaré a mi padre y a mi hermano! –seguí intentando apartar a Hogai, pero resultaba difícil por su peso y además tener a Senjuro en brazos, iba a gritar, pero solo pude ver como alguien le proporcionaba un puñetazo a mi amigo con una velocidad envidiable. 

 

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