CAPÍTULO XIV

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Buenaaaas, me gustaría que dejaran su opinión en varias partes de la historia para saber si les gusta mi manera de narrar o cositas sobre la historia. Muchas gracias de nuevo por leer esta historia. Aho si les dejo con la lectura.

 Aho si les dejo con la lectura

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NAYOKO

Abrí los ojos poco a poco pudiendo notar como dos niños estaban a mi lado, acurrucados en busca de calor, me aseguré de dejarlos bien cubiertos para protegerlos del crudo frío del invierno. Luego una dulce voz se alertó.

–Vaya, parece que ya despertaste.

–¿Eh? ¿Qué ha ocurrido? –froté mis ojos debido al sueño.

–Ayer te desmayaste. Ahora bien, ya sé lo que te ocurre, creo que tu también. Felicidades por tu embarazo, Nayoko. –Al oír eso de su boca me coloré.

–Por favor, no diga nada, no quiero que se sepa aún.

–No hay problema, no diré nada. Entiendo que quieras guardarlo, después de todo esta situación no es para nada fácil.

–Les traje el desayuno –tomó una bandeja que reposaba en una mesa y la dejó con cuidado en la cama. Descansa, si necesitas algo estaré en mi oficina.

HOGAI

Me levanté desganado de la cama, no quería hacerlo, pero mi propio cuerpo me obligaba a estirar mis entumecidos músculos. Al ver mi rostro tenía los ojos rojos e hinchados a causa de las lágrimas que derramé durante días, en un inútil intento de disimular el resultado de tal rechazo lavé mi rostro. Me dispuse a salir de la posada, había algunas personas cuchicheando, no les di importancia, luego de caminar un rato tomé asiento en un banco en medio de un parque, por delante había niños jugando, tal vez de ocho o nueve años, una longeva pareja hablaba a unos cuatro metros, no pude evitar no poner la oreja al escuchar el apellido del hombre culpable de mi actual duelo.

–Dicen que el Señor Rengoku fue mal herido. Está vivo, pero se supone que tiene mucho daño. –La mujer hablaba tan lento que casi me desespero.

–Gracias a Buda está con vida. Es un gran hombre, sería una pena que hubiera muerto. Además ¿Se casó hace poco, no es así?

–Así es, pobre chica, no me imagino el miedo que debió sentir.

Así que...había sido herido. Por muy mal que me sintiera al pensar así...ciertamente podía sentir como si hubiera sido su recompensa. Entonces en esa misión casi muere, «ojalá hubiera sido el caso». No, no debía desear la muerte de alguien, por mucho daño que me hubiera hecho. Sentí una presencia detrás del banco y luego una voz femenina.

–¡Vaya! No esperaba volver a verlo, aun menos aquí. –Giré mi rostro y pude ver a la hermana del chico que vi el otro día.

–Buen día, señorita... –no sabía su nombre. No tenía ganas de hablar, tampoco quería ser grosero.

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