CAPÍTULO X

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Me encontraba preparando la cena, hoy debería llegar Shinjuro por lo que hice más comida

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Me encontraba preparando la cena, hoy debería llegar Shinjuro por lo que hice más comida. La puerta de la cocina se abrió y yo di media vuelta, delante de mí me encontré con mi esposo. Le sonreí cálidamente.

–Bienvenido, señor Shinjuro. –Él me miró con curiosidad.

–Gracias. Oye Nayoko –le miré atentamente– ya estamos casados, puedes llamarme por mi nombre.

–De acuerdo, Shinjuro. –Me sonrojé levemente– Kyojuro está en el jardín jugando y Senjuro duerme. –Me adelanté al ver la duda en su rostro.

–Huele bien ¿Qué es?

–Ramen, todavía lo estoy preparando, no falta mucho, pero puede ir a asearse. Prepararé algo de té, seguramente hará más frío. –Él no dijo nada, solo asintió, dejó una botella de lo que parecía ser sake en la alacena y subió a la habitación para poder bañarse.

Dejé los platos de la cena sobre la mesa, también el té, salí al patio para encontrarme con Kyojuro abrazado a las piernas de su padre quien ya estaba cambiado, este último tan solo acarició la cabeza del infante, volteo a verme y se separó del niño, parecía como si no le gustara que le viera demostrar cariño.

–La comida está en la mesa. –Kyojuro sonrió y fue a lavarse las manos– Espero le guste la comida –dije mientras entrabamos a la casa.

–Descuida, seguramente esté deliciosa.

Esperamos a Kyojuro para empezar a comer, el pequeño no tardó en pedir otro plato a lo que me reí levemente, lo que me sorprendió es que Shinjuro también pidió lo mismo, me alegré de al menos ser buena cocinera.

SHINJURO

Ya era de noche, yo estaba en el futón soltando mi pelo del semi recogido, noté un dolor en la herida y por reflejo Nayoko que estaba a mi lado se alarmó levantándose para ver mi brazo, estaba sangrando.

–Por Buda ¿Qué le pasó? –su semblante era de preocupación total.

–Es solo un corte, no debes preocuparte –dije con desinterés.

–Déjeme ver –iba a negarme pero vi como sus ojos mostraban angustia. Retiré la parte superior de mi Yukata dejando ver mi herida. Ella examinó con preocupación el corte y fue a buscar algo. Me extrañé, pero al volver la vi con alcohol, hilo y aguja en la mano. Suspiré sabiendo lo que se venía, odiaba cuando me cocían. Simplemente estiré el brazo poniéndolo más fácil para ella.

Apreté los dientes ante el escozor del alcohol, ella al ver la mueca intentó darse prisa y comenzó a hacer los puntos.

–¿Cómo aprendiste a coser heridas?

–Mi madre me enseñó ¿Usted sabe hacerlo?

–No muy bien, la primera vez que tuve que aprender en una misión en la que casi me desangro. –Solté una única carcajada perdido en mis recuerdos– Fue hace mucho tiempo, tenía dieciocho, por esa misión me convertí en pilar.

❤️‍🔥Corazón En Llamas❤️‍🔥 | VEL320Donde viven las historias. Descúbrelo ahora