CAPÍTULO XV

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KYOJURO

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KYOJURO

Ahora estaba yendo camino a la habitación en la que dormían mi madre y mi hermano, a veces también yo. Al entrar pude darme cuenta de que estaba vacía. La impotencia ahora estaba en mis venas, comenzaba a desesperarme. Salí rápido de la habitación y fui directo al final del pasillo, allí era la habitación de mi padre. Si no estaba allí, me daba por abandonado al fin. Al abrirse la puerta, mi madre estaba allí, sentada en el tatami, sentí un increíble alivio.

–Ma- –Iba a hablar, pero ella me hizo guardar silencio llevando su dedo a los labios, luego señaló a una mujer, a la señora Shima, quien estaba en un altar rezando. Me quedé unos segundos pensando y dejé en los brazos de mi madre a mi hermano, luego me postré en el altar junto a la mujer, aunque ya rezaba todos los días junto a mamá, me costaba seguir el ritmo.

Al terminar el rezo me levanté para saludar adecuadamente a la mujer. Le hice una reverencia.

–Hola Kyojuro ¿Qué tal estás?

–Muy bien ¿Qué tal usted?

–Me alegro, yo estoy bien al igual que tú. Pero dime, que tal te llevas con tu mamá –La pregunta me hizo sonreír emocionado.

–¡Muy bien! Mamá me prepara papa dulce. También es muy dulce conmigo ¡Y siempre me ayuda a peinarme! –la mujer me sonrió cálidamente y yo no pude evitar hacer lo mismo. Me gustaba mucho la compañía de la señora Shima, pero también la de mi mami.

–Me alegra oír eso ¿Y bien? Cuéntame ¿Qué sabes de papá? –Al oír que mencionaba a mi padre no pude evitar bajar la mirada al piso.

–No mucho, pero me dicen que me dijeron que despertará dentro poquito, aunque estará en cama por un tiempo –Ella me acarició la mejilla con cuidado.

–Mmm, entiendo... ¿Te gusta la batata entonces? Te propongo algo ¿Qué tal si tu mamá, tu hermano, tú y yo vamos al pueblo de al lado a pasear un rato, eh? –Asentí con ilusión. Comenzaba a creer en que esta señora en realidad era un ángel.

Una vez en el pueblo tomé la mano de la mujer quien me llevó hasta una fuente, el fondo era oscuro y no podía ver nada, fruncí el ceño al ser una fuente común sin nada emocionante.

–No hay nada, que aburrida fuente –La señora Shima rió levemente.

–Mira bien, no puedes mirar solo por encima, concéntrate –miré con más atención logrando ver algunos nenúfares y flores de loto– Hay lotos.

–Ajá ¿Acaso no son preciosas? Te diré un secreto –divertido puse la oreja– son mis flores favoritas y a tu mamá también le encantan –Yo abrí los ojos con sorpresa, había descubierto algo nuevo de mamá–. Pero mira más, mira entre los nenúfares, hay algo precioso –Volví a dirigir mi mirada hacia el agua, arrugué la frente por el esfuerzo de mis ojos, luego de unos segundos conseguí discernir algunas siluetas que cambiaban constantemente, eso despertó aún más mi curiosidad y me acerqué más al agua, sentí las manos de la señora en mi espalda para tener la precaución de que no me cayera. Luego de tal vez un minuto, conseguí ver a los coloridos peces koi nadando, sonreí emocionado, me encantaban los peces koi.

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