SHINJURO X TN
Nayoko Shima es una chica de dieciséis de clase baja. Ella ayuda a su madre, Hainako, con sus dos hermanos más pequeños mientras su padre, Otojiro, trabaja junto a los dos mayores. En su familia se mantienen a base de la agricultura, c...
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Kyojuro vino a abrazarme inmediatamente, yo le correspondí para luego mirar a la persona delante de mí, era Rengoku quien tenía a Hogai sometido sosteniéndolo del cuello de la ropa, se notaba que estaba hecho una furia y no era para menos, segundos después vi a mi hermano, al ver la escena noté como su expresión se oscurecía.
–¿Estás bien? Escuchamos tus gritos y vinimos. –me preguntó al ver mi expresión de terror, yo solo asentí para luego mirar la cara de Kyojuro, por suerte no había apretado su cara tan fuerte como para herirlo, el niño escondió la cara mientras me abrazaba. Mi hermano y yo volvimos a ver al señor Rengoku cuando empezó a hablar, amenazando al chico.
–Vuelve a tocarlo y te juro que te cortaré las manos y se las daré de comer a los buitres –vi cómo le soltaba empujándolo, como consecuencia Hogai cayó al piso.
–¿Cómo entró? –preguntó mi hermano.
–S-saltó la valla –le contesté.
–Entren y llama a papá –yo asentí y sin voltear a ver al chico en el piso entré a la casa con Kyojuro de la mano, fui al comedor donde supuse que estarían todos, Kyojuro pareció olvidar todo al ver la comida y corrió a lavarse las manos para comenzar a comer.
–Papá, mi hermano te llama –mi padre se levantó y me miró con desconcierto.
–¿Qué ha ocurrido?
–Hogai saltó la valla y apretó la cara de Kyojuro, le dije que parara, pero me ignoró, intenté empujarlo, pero pesa más que yo y además tengo cargado a Senjuro –hablé rápido, estaba temblando y derramando alguna que otra lágrima. Mi padre apretó los puños y se encaminó al porche. Fui a dejar a Senjuro a mi habitación para que descansara tranquilo, le coloqué varias almohadas alrededor para evitar que se cayera, dejé la puerta abierta por si lloraba poder escuchar. Cuando volví al comedor ellos todavía no estaban.
SHINJURO
Oímos a la chica gritar por lo que su hermano y yo fuimos a dónde provenían los chillidos, al final del pasillo pude ver que en el porche del patio había un hombre apretando la cara de mi hijo mientras Nayoko intentaba empujarlo. Me hirvió la sangre al ver que tocaba a mi hijo, con rapidez le proporcioné un puñetazo en la cara, cayó al piso y yo lo levanté por el cuello de la ropa, me di cuenta de que era joven, no más de 16 años, por eso decidí no golpearle más, solo le solté una ligera amenaza.
–Vuelve a tocarlo y te juro que te cortaré las manos y se las daré de comer a los buitres –no lo solté, me quedé mirándole a los ojos, tenía agallas puesto que no apartó la mirada, me estaba viendo fijamente a los ojos, como si me quisiera hurgar en el alma. No me di cuenta de cuando la chica y mis hijos entraron, pero era mejor así, sentí como una presencia se acercaba, me giré para ver a mi «futuro suegro» caminando hacia nosotros, cuando estuvo al lado de su hijo se puso a analizar la escena, vi como su expresión se oscurecía.
