-Pero madre ¿De verdad es necesario? -abrumado, Draco discutía con Narcissa, tratando de encontrar una salida a aquella situación que tanto le incomodaba.
-Por supuesto que sí, debemos presentar nuestros respetos.
-Pero ¿Por qué no puedes ir tú sola?
La mirada glacial que le dirigió su madre le hizo encogerse, avergonzado, y cerrar la boca mientras ella seguía rebuscando en el armario. Narcissa sacó varias túnicas oscuras que fue poniendo sobre la cama, pensativa.
Tras comparar mentalmente unas prendas con otras, finalmente movió el conjunto elegido cerca de Draco. Sólo entonces se dignó a mirarle, apoyando las manos en las caderas.
-Tenemos que ir, Draco. Augustus era importante para mí, y me gustaría no tener que pasar por este trance sola. Tu padre no puede ir, así que tienes que acompañarme tú.
Draco agachó la cabeza, sin decir nada. Sabía que su madre tenía razón, y que asistir al funeral era lo más adecuado, pero...
Todos van a estar allí.
Sus amigos. Sus antiguos compañeros de Slytherin. Sus cómplices. Las mismas personas que le habían dado la espalda cuando más lo necesitaba.
No se lo reprochaba, él hubiese hecho lo mismo de haber estado en su lugar, pero eso no significaba que el rechazo doliese menos.
Draco se había esforzado en olvidarles, en centrarse en el bienestar de sus padres y en proteger la relativa calma de su pequeño hogar. No le importaba la soledad, pero el problema de acostumbrarse a estar solo era que cada vez se hacía más difícil romper la barrera que le separaba del exterior.
Pero debía hacer de tripas corazón. Por su madre.
Y si Draco sabía hacer algo era cerrar la boca y ocultar lo que pensaba y sentía. De algo había servido ser mortífago.
***
Había más gente de lo que había pensado.
Augustus Greengrass había sido un hombre muy popular en la sociedad mágica, labrando amistades a lo largo de su larga vida. Y ahora, todos aquellos que le habían llamado amigo o protector habían acudido a su funeral para honrarle.
Draco se dio cuenta de que estaba apretando los puños con fuerza, y luchó por respirar de forma lenta y calmada, y controlar el instinto de agachar la cabeza y rehuir la mirada de los presentes. Debía mostrarse tranquilo y relajado, aunque sólo fuese por su madre.
Poco a poco fue reconociendo caras familiares entre el mar de túnicas oscuras que se agrupaban en el jardín de los Greengrass. Vio a la profesora McGonagall hablando con el profesor Slughorn y reconoció el sombrero característico del profesor Flickwick. Evitó mirar de forma directa a los Lovegood y a los Weasley y saludó con la cabeza a viejos conocidos que trabajaban en el Ministerio o el Callejón Diagón.
Y por supuesto, también vio a sus antiguos compañeros de Slytherin.
Draco vaciló acerca de lo que debía hacer, preguntándose si su presencia sería bienvenida, pero Narcissa le dio un pequeño empujón antes de acudir a dar el pésame a la familia del difunto.
Luchando por mantenerse tranquilo, Draco se decidió a seguir su ejemplo, y avanzó hasta su antigua compañera de curso, Daphne.
Esta le miró sorprendida, y para el desconcierto de Draco, le sonrió.
-¡Draco! Gracias por venir.
-Lamento mucho tu pérdida -respondió él de forma mecánica, sin saber qué más decir. Daphne, sin embargo, se encogió de hombros.
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Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...