Astoria yacía en la cama del hospital, pálida e inmóvil, sin despertar. Sus padres y su hermana le hacían compañía, aún vestidos con ropa de fiesta, pero sus caras serias mostraban su preocupación.
Draco también estaba allí, un poco más apartado, sentado en una silla con la cara enterrada entre las manos. No sabía qué estaba pasando, y temía que aquello fuese culpa suya. Repasaba en su mente las últimas horas vividas junto a Astoria ¿Qué había pasado? ¿En qué momento había comenzado a sentirse mal? ¿Había empeorado él algo?
Escuchó cómo unos pasos se detenían delante de él, y al elevar la mirada reconoció a Harry, vestido con su túnica de Auror.
-¿Puedes acompañarme? -por extraño que pareciese, su voz sonaba diferente, casi amable, y Draco creyó ver una pizca de lástima en sus ojos. En otro momento, Draco hubiese respondido de forma altiva y desdeñosa, pero ahora estaba tan perdido que simplemente asintió.
Viajaron por polvos Flu al Ministerio, y Harry le guio a través de los pasillos hasta una habitación. Aquella no era la sala de interrogatorios, sino un despacho. Adornando las paredes se podían ver recortes de periódico de casos resueltos, y también banderas de las Arpías de Holyhead.
-Espérame aquí un momento -Harry señaló una silla frente al escritorio, y Draco se sentó sin decir nada. Recorrió con la mirada el resto del despacho, reparando finalmente en una fotografía que descansaba sobre la mesa. Parecía que finalmente Potter se había decidido a dar el paso y casarse con la menor de los Weasley.
Incluso en su estado de desesperación, Draco se preguntó cuándo había ocurrido eso. Al parecer, se había perdido muchas novedades del mundo mágico.
Harry regresó con una bandeja y dos tazas de té. Draco ni siquiera se preguntó si había Veritaserum en la bebida; a esas alturas poco importaba.
-Enhorabuena -musitó, señalando a la fotografía con la cabeza.
-Gracias -Harry respondió escuetamente y cruzó las manos por encima de la mesa-. ¿Qué es lo que ha pasado? -preguntó con suavidad.
Draco agitó la cabeza.
-No lo sé, yo no lo vi. Estaba con los demás, y cuando volví... Astoria estaba en el suelo. Daphne dice que se desvaneció sin más.
-Ya hemos hablado con Daphne -confirmó Harry, aún hablando con suavidad-. ¿Notaste algo extraño antes?
-No, Astoria estaba perfectamente. Algo nerviosa, pero es normal, con un evento así. No había dormido bien.
-¿Sabes si tomó algún tipo de poción para dormir? ¿Algo que le sentase mal?
-No, sólo se dio una ducha caliente.
-¿Usó los jabones de siempre?
-Creo que sí. A mí me parecen todos iguales -Draco agitó la cabeza-. ¿Y si he sido yo? ¿Y si ha sido por mi culpa?
-¿Por qué dices eso?
-Siempre le pasa algo cuando está conmigo. No es casualidad.
-No, no lo es, pero eso no significa que sea por tu culpa.
Unos golpes en la puerta llamaron su atención, y dos personas entraron al despacho. Draco les reconoció a pesar de su estado mental. El mago con las cicatrices en la cara era uno de los hermanos Weasley, y la mujer que le acompañaba era la antigua campeona de la escuela Beuxbattons para el torneo de los Tres Magos.
-Bill y Fleur Weasley han sido llamados para colaborar en este caso. Ambos trabajan en Gringotts, rompiendo maldiciones.
-¿Maldiciones? -repitió Draco, sin comprender. Bill se adelantó, aclarando su garganta.
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Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...