14- La trampa

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Atención: este capítulo contiene escenas explícitas

***

Finalmente, llegó el día en el que Astoria pudo regresar a su apartamento. Su vuelta a casa, por segunda vez en meses, no fue tan alegre como hubiese deseado.

A pesar de su alivio por recuperar la salud, Astoria seguía preocupada por como reaccionaría Blaise, y por cómo los efectos de la maldición la afectarían en el futuro.

Harry les había informado de que Blaise estaba de viaje en su yate. Como querían atraparle desprevenido, debían esperar a que regresase a Inglaterra antes de actuar, pero no se sabía cuándo ocurriría. Y por ello, la falta de noticias era lo más difícil de sobrellevar.

Siguiendo las indicaciones de Harry, intentaron llevar una vida normal, como si nada hubiese pasado, pero Draco estaba tenso. Podía ver por el rabillo del ojo las sombras de los Aurores que les seguían a todas horas, tanto dentro del hotel como fuera.

Por las cartas de sus padres sabía que la Mansión Malfoy estaba más vigilada que nunca. Su madre había protestado, al principio sutilmente, porque Draco siguiese junto a Astoria, a pesar del peligro al que se exponía. Le rogó en múltiples ocasiones que regresase a la Mansión Malfoy y volviese a centrarse en las obras de arte, pero Draco hizo oídos sordos.

No había abandonado su trabajo por completo, sin embargo, muchas otras cosas acaparaban su atención ahora. No quería abandonar a Astoria, ahora menos que nunca, y mientras ella le aceptase a su lado, jamás la dejaría sola.

Ella le preocupaba. Draco podía ver como había perdido parte de su sonrisa, y siempre parecía pensativa y cabizbaja.

Astoria seguía inmersa en su trabajo, diseñando las habitaciones del hotel, hablando con Manawa y contactando con sus clientes, pero también era incapaz de dormir por las noches. Ahora era ella la que sufría acosada por las pesadillas, y Draco solo podía contemplar impotente cómo se agitaba en sueños, incluso cuando la abrazaba. La visión de su rostro contraído por el miedo le encogía el corazón.

Astoria había guardado el colgante maldito en una caja de seguridad y jamás lo mencionaba, pero Draco la había escuchado llorar a escondidas, maldiciendo a Blaise. Él había corrompido un recuerdo muy preciado, y ella jamás se lo perdonaría.

Un día se dio cuenta de que Astoria le miraba de forma diferente, como si estuviese preocupada o avergonzada de algo. Draco no sabía a qué podía deberse, pues su rutina no había cambiado en los últimos días, y él procuraba dejarle todo el espacio que ella necesitaba, para no agobiarla con su preocupación.

Pero él conocía esa mirada; Astoria estaba sumida en una espiral de dudas, culpándose por algo que seguramente no fuese culpa suya.

-¿Que ocurre? -le preguntó, al ver de nuevo cómo ella se frotaba las manos, nerviosa.

-Nada.

-Astoria, sé que pasa algo ¿Te encuentras mal? ¿Se trata de la maldición?

-No, no es... yo me encuentro bien, no te preocupes -pero se mordió el labio con preocupación, contradiciéndose a sí misma. Draco se acercó para cogerle de las manos.

-Sabes que me lo puedes contar -insistió con suavidad, preocupado al ver cómo Astoria evitaba mirarle a la cara.

-Es sólo que... creo que te estoy decepcionando -murmuró.

-¿De qué hablas? -Draco seguía sin comprender, más aún cuando ella se puso roja.

-Estamos viviendo juntos y no hemos vuelto a... Yo no he podido... -sin palabras, Astoria agitó la cabeza. Draco la observó en silencio, hasta que súbitamente comprendió lo que estaba tratando de decirle.

Después de la guerra (Draco & Astoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora