Draco volvía a ayudar a su padre, esta vez en el invernadero, pero apenas prestaba atención a lo que hacía.
Estaba nervioso. Cuando recordaba la noche anterior se maldecía una y otra vez ¿Mañana? ¿Por qué mañana? Eso sólo le daba unas horas de margen ¿Cómo iba a impresionar a Astoria en tan sólo unas horas?
No había podido dormir. Estaba eufórico y aterrado. Astoria le había dicho que él le gustaba, pero podía cambiar de opinión si no hacía las cosas bien. Y él quería hacer las cosas bien. No quería estropear su amistad ni la relación que habían construido.
Quería hacerla reír, quería que ella se sintiera segura a su lado. Quería estar a la altura y ser digno de ella.
Quiero que esa estúpida marca desaparezca de mi brazo para siempre.
Draco evitaba mirarse el brazo izquierdo. Se había convertido en una especie de obsesión, como si el hecho de ignorarlo hiciese que el moratón desapareciese.
Por fin tenía una oportunidad de encauzar su vida, de ser feliz. Pero una parte de él seguía anclada en el pasado. La misma parte que seguía teniendo pesadillas por las noches.
Draco no quería pensar en ello. Sólo quería pensar en Astoria y en la cita que tendrían esa tarde. Pero para ello necesitaba preparar algo.
Ignorando las órdenes de su padre, Draco agitaba su varita, sin ser realmente consciente de lo que hacía, más pendiente de su problema que de otra cosa.
Unos años atrás, su idea de cita ideal hubiese sido llevar a la chica a un lugar caro y elegante y halagarla con los manjares más exclusivos. Pero no podía hacer eso con la heredera de la mayor cadena hotelera de Europa, cuya hermana poseía los mejores restaurantes del mundo.
Además, conocía lo suficiente a Astoria como para saber que un despliegue de riquezas no la impresionaría.
-Draco ¿Me estás escuchando? Estás dañando las raíces de las orquídeas -Lucius le regañó mientras retiraba con cuidado los restos de corteza que Draco había introducido a la fuerza en las macetas.
-No me he dado cuenta -Draco fingió estar ocupado, pero su padre le miró con una ceja levantada, estudiando su expresión y su postura.
-¿Qué te ocurre? Estás muy distraído ¿Te ha pasado algo? -las notas de preocupación en su voz hicieron que Draco agachase la cabeza, sintiéndose culpable.
-No es nada. Sólo estaba pensando en... otra cosa.
-¿Se trata de esa chica? -Draco miró a su padre con pánico en los ojos ¿Cómo lo sabía? ¿Tanto se le notaba?-. ¿Has hecho algo de lo que deba preocuparme?
-¡No! ¡Claro que no! ¿Qué insinúas? -al instante se puso a la defensiva, pero Lucius se cruzó de brazos, apoyándose en el banco de trabajo.
-Entonces ¿De qué se trata? ¿A qué viene esa cara de preocupación?
Draco vaciló, sin saber qué hacer. Nunca había hablado con Lucius de esas cosas ¡Era su padre! ¿Cómo iba a decirle que le gustaba Astoria y que se había lanzado de cabeza a un problema que no sabía cómo solucionar?
Pero por otro lado, Lucius había conseguido enamorar a Narcissa y hacer que ella le guardase una lealtad inquebrantable durante los años más terribles de su matrimonio. Y después de todo, sus padres seguían juntos, y no precisamente porque no tuviesen la oportunidad de separarse.
-Le he pedido salir -confesó entre dientes. Las cejas de Lucius se elevaron unos milímetros más.
-¿No me digas?
ESTÁS LEYENDO
Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...