Draco se encerró en su habitación y se negó a salir. Quería esconderse del mundo, y en especial de sus padres. Se negó a comer junto a ellos, prefiriendo que los elfos trajesen la comida a su cuarto.
Lucius y Narcissa llamaron múltiples veces a su puerta, preocupados, pues intuían que le había pasado algo, pero tras no obtener respuesta decidieron dejarle en paz, respetando su secretismo.
Draco les veía caminar por los jardines, cogidos del brazo, inseparables como siempre. A veces miraban hacia las ventanas de su habitación, como si estuviesen hablando de él, pero Draco se escondía de ellos tras las cortinas, temiendo ser juzgado.
Se sentía avergonzado y deprimido. Le costaba creer que unos días antes hubiese tenido la esperanza de poder reconstruir su vida, de merecer que le pasase algo bueno ¿Cómo había podido imaginar que merecía algo así?
Las pesadillas, que nunca habían dejado de asolarle, cada vez eran más realistas y crueles. Ahora veía a su padre ser torturado frente a sus ojos, y a su madre siendo engullida por Nagini. Draco intentaba no dormir, dando vueltas como un preso en su celda, luchando contra el sueño y la desesperación.
También estaba evitando a Astoria. Sabía que ella no se merecía ese silencio sin explicación, pero era lo mejor. No quería cargarla con la vergüenza y la culpa que le acompañaban. Tarde o temprano ella encontraría a alguien que realmente mereciese estar a su lado, y Draco... Draco simplemente sobreviviría.
Astoria había intentado comunicarse con él, enviando frecuentes cartas, pero Draco sólo había respondido a aquello relacionado con el hotel y la exposición del señor Manawa. Sabía que estaba repitiendo el mismo patrón que le había alejado de Pansy, pero a esas alturas estaba atrapado un círculo vicioso imposible de romper.
No merezco la felicidad.
Se volcó en el trabajo una vez más, comunicándose con los clientes a través de lechuzas y elfos domésticos. Había vuelto a su comportamiento de años atrás, encerrado, viviendo como un ermitaño, temeroso de poner un pie fuera de la casa.
Pensaba que, si seguía trabajando, si se centraba en sus clientes y los pedidos, todo estaría bien. Pero por las noches las pesadillas volvían con más fuerza, impidiéndole descansar, obligándole a no olvidar.
A veces lloraba, cuando el cansancio y la desesperación podían con él, pero Draco apretaba los dientes, cerraba los puños y seguía negándose a cambiar.
Se lo merecía. Se merecía todo eso. No había otro futuro para él.
Había sido un ser odioso y despreciable. Había hecho daño a otros. Había observado mientras los demás sufrían. Y ahora merecía ser castigado por ello. No existía para él otro final.
Cuando dos semanas después Narcissa llamó a su puerta, se encontró con una figura pálida y ojerosa que la miró con hastío y dolor. Sin embargo, en lugar de reprenderle o preocuparse por él, como Draco temía, Narcissa se apartó hacia un lado.
-Tienes visita -anunció escuetamente, y antes de que Draco pudiese reaccionar, Astoria entró en el dormitorio de forma resuelta y cerró la puerta a sus espaldas.
La joven tardó unos instantes en asimilar lo que veía. La habitación estaba sumida en el caos, y los pergaminos y paquetes se mezclaban con los platos sucios y la ropa arrugada. Draco fue repentinamente consciente de que hacía días que no se había duchado o abierto la ventana.
Astoria cuadró los hombros y se acercó a él, y Draco gruñó, esperándose un discurso parecido al que oiría de los labios de su madre.
Debes salir de tu cuarto. Debes comer más. Debes cuidarte.
ESTÁS LEYENDO
Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...