El sol le despertó, haciéndole pestañear perezosamente mientras los recueros de su último sueño se desvanecían en su mente. Había sido algo acerca de Lucius comiéndose el último trozo de la tarta de chocolate que Draco estaba guardando para Astoria.
Era un sueño estúpido y sin sentido, pero un sueño después de todo, no una pesadilla. Ya no tenía pesadillas.
No desde que dormía abrazado a Astoria.
Draco se acomodó contra ella, notando su cuerpo caliente a su espalda. Le gustaba cuando ella le abrazaba por detrás, se sentía seguro y querido.
La luz de la mañana resplandecía sobre la mano pálida e inerte de Astoria, sacando destellos de su anillo de bodas, y Draco sonrió, entrelazando sus dedos entre los de ella ¿Cómo podía amarla tanto?
Astoria se desperezó, y le dio un beso en la espalda.
-Buenos días -murmuró, adormilada. Él se giró para darle un beso en los labios.
-¿Estás lista para el día de hoy?
-Todo lo que se puede estar -sonrió ella-. Pero aún es muy temprano.
-Eso tiene fácil solución -besándola de nuevo, Draco comenzó a acariciar el cuerpo de su mujer, despertando un suspiro sorprendido. Sintió cómo Astoria hundía la mano en su pelo, atrayéndole hacia ella.
Ese gesto fue suficiente para animarle. Explorando con sus manos, tocó la suave piel de sus muslos. El cuerpo de Astoria era cálido y maravilloso al tacto. El simple hecho de tocarla hacía que su deseo despertase.
Y entonces la puerta se abrió de golpe, dando por terminado cualquier intento de intimidad.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Es hoy! -el niño rubio corrió hacia la cama, escalando por su lateral ágilmente. Astoria sonrió y le acomodó entre sus brazos.
-Sí Scorpius, hoy es el día de la inauguración.
-Ha llegado mucha gente.
-Deben ser los camareros, tienen que prepararse para esta tarde.
Draco contemplaba a su hijo, preguntándose cómo era posible que hubiese crecido tanto. Parecía que había sido ayer cuando le cogió en brazos por primera vez, siendo un bebé pequeño y llorón.
Ya tiene cinco años.
-¿Puedo ir contigo, mamá?
Draco decidió intervenir, pues Scorpius sabía muy bien cómo manipular a su madre para conseguir todo lo que quería. Pero hoy era el día de Astoria, y Draco iba a hacer todo lo posible por ayudarla.
-Tu madre tiene muchas cosas que hacer hoy -ágilmente, colocó a Scorpius entre los dos-. Y tú y yo nos entretendremos solos hasta que llegue la hora de la fiesta.
Scorpius intentó protestar poniendo cara de pena, pero Draco era inmune a esa táctica manipuladora y comenzó a hacerle cosquillas para distraerle.
-Te prometo que mañana podremos jugar todo lo que quieras -sonrió Astoria, pero su mirada expresaba agradecimiento. Ese iba a ser un día muy intenso y le aliviaba saber que Draco estaba a cargo de todo.
Desayunaron juntos, repasando lo que iba a ocurrir esa tarde. Scorpius parecía haber memorizado punto por punto todos los detalles de la inauguración, haciendo sonreír a sus padres con sus aires de listillo. Pero Astoria, muy a su pesar tuvo que desviar su atención hacia la pila de pergaminos que se acumulaba a su lado, y poco después, su secretaria llamó a la puerta, indicando que la estaban esperando.
-¿Qué te parece si tú y yo salimos a volar? -ágilmente, Draco cogió a su hijo en brazos y le llevó al vestidor.
-¿Podemos volar en tu escoba? -Scorpius tenía una escoba de juguete, pero no era tan rápida ni volaba tan alto como la de su padre.
ESTÁS LEYENDO
Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...