Atención: este capítulo contiene escenas explícitas
***
Astoria miraba a la fachada del hotel con expresión acongojada.
Aún se podían ver las marcas oscuras del humo sobre las fachadas, como mudos testigos de lo que había pasado. Draco le cogió de la mano, tratando de darle apoyo.
-Manawa ha empezado con la restauración. Seguro que consigue devolverlo a su estado original.
Astoria asintió, demasiado nerviosa para hablar, y finalmente se decidió a entrar en el hotel. Ninguno de los dos albergaba esperanzas de encontrar el edificio en buen estado, y pronto se dieron cuenta de que jamás volverían a ver el mismo diseño que habían presentado en la inauguración.
Porque lejos de restaurar los desperfectos, Manawa los había incorporado al diseño. Las grietas y las roturas causadas por el calor brillaban con luz perlada, como finas cicatrices que relucían como vetas de plata en una mina.
El rastro negro del humo tiznaba las paredes y el techo como si de una pintura o un sinuoso velo se tratase. Aquí y allá la magia reproducía el brillo rojizo de las ascuas, complementando la paleta de grises y azules que originalmente cubría la sala.
Las puertas del comedor habían sido abrasadas, pero ahora dos hojas de madera oscura y ennegrecida se alzaban imponentes ante sus ojos.
Al abrirlas, vieron que los primeros metros seguían tiznados de negro y gris, pero a la vez un brillo iridiscente jugaba con la luz, ofreciendo reflejos tornasolados que bailaban entre el azul y el violeta.
Las lenguas de ceniza se abrían como una flor, desvelando la zona del comedor que no había sido dañada. Ahora parecía una joya, brillante y pura, engarzada en espirales de humo y fuego.
Manawa lo había vuelto a hacer, había convertido el incendio en parte del hotel, y ahora el horror del desastre se mezclaba con la belleza etérea de la sala.
Draco se sentía incapaz de hablar. Nunca había visto nada semejante, y no tenía palabras para describir lo que sentía. Astoria, por su parte, daba vueltas sobre sí misma, analizando lentamente su entorno. Tenía la boca abierta, absolutamente asombrada.
-Voy a tener que duplicar su salario -murmuró al final.
-No era lo que me esperaba.
-No, es mejor ¿Cómo ha podido hacer algo así? ¿Qué clase de magia podría conseguir esto?
Parecía a punto de ponerse a llorar, pero no de pena hacia lo que había perdido, sino de sobrecogimiento por algo tan maravilloso y hermoso que no sabía cómo procesar.
Draco la abrazó por la espalda, dejando que se apoyase sobre él, y ambos siguieron contemplando el salón en silencio, maravillados.
-¿Crees que a Pansy le gustará? -preguntó Astoria, tras unos minutos.
-No tengas la menor duda -Draco sonrió-. Quizá no nos haga falta cubrirlo de flores, después de todo.
***
Apenas faltaban unos días para la boda, y Astoria se sumió en los preparativos como si le fuese la vida en ello.
-Estás más preocupada que la novia -se burló Draco. Había pasado las últimas horas viéndola trabajar sin descanso, y a duras penas había conseguido convencerla para comer algo.
-Ella lo tiene fácil, sólo se va a casar. Pero para mí esto supone el inicio de mi carrera.
-Sólo tienes que dejar que la madre de Pansy se encargue de todo. Es la mujer más cabezota que conozco.
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Después de la guerra (Draco & Astoria)
Fanfiction(Historia Madura, +18) Cinco años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es una sombra de lo que era. Sin amigos, sin fortuna, tan sólo la frágil presencia de su familia le empuja a sobrevivir. Sin embargo, todo da un giro inesperado cuand...