17- La condena

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Atención: este capítulo contiene menciones de sexo no consentido.

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Draco miró a los jueces, que se acomodaban en sus asientos, luchando por mantener la calma. Esa vez no le habían atado a la silla, y eso era bueno. De hecho, el ambiente era muy diferente al de su juicio por mortífago. Ahora su historia despertaba simpatía.

Las gradas estaban totalmente llenas, como el día anterior. Draco vio a su madre, acompañando a los señores Greengrass, y a Astoria, sentada en primera fila. Ese día, Daphne y Pansy se habían sentado junto a ella para no dejarla sola.

También vio a un gran número de periodistas, tomando notas de la sesión, y a viejos conocidos de Hogwarts y del Callejón Diagón. Parecía que ese juicio había despertado mucha curiosidad, especialmente después de las declaraciones del día anterior.

Draco supo que no se podía relajar, así que puso en práctica sus dotes de Oclumancia para mantener sus emociones bajo control. No quería cometer un error delante de tantos testigos.

Sin embargo, el interrogatorio fue más benigno de lo que había esperado.

Shacklebolt comenzó a interrogarle, y de inmediato, Draco se dio cuenta de que las preguntas eran las mismas que había respondido ante Potter en múltiples ocasiones. Draco respondió lo mejor que pudo, intentando que su voz pareciese lo más calmada posible.

Miró por encima del hombro del Ministro y se dio cuenta de que la mirada de Harry estaba fija en él. Como si hubiese leído su mente, este asintió con la cabeza.

¿Ha hablado a mi favor?

Desde luego, no era lo que había esperado. Contaba con que Potter quisiera perseguir a los culpables y defender la verdad, pero nunca habría imaginado que le facilitaría tanto las cosas.

Tratando de recordar los eventos con claridad, Draco habló de la noche del cumpleaños, y de cómo había encontrado a Astoria drogada y la había llevado al hotel. Describió los síntomas de la droga y el comportamiento errático de la joven. En este punto, el señor Parkinson distribuyó la declaración de July, en la que se confirmaba lo que había sucedido en el hotel.

Siguiendo con el interrogatorio, Draco revivió los eventos de su tercera cita, describiendo la cena en el hotel de Austria y detallando las horas a las que había ocurrido todo, y puntualizando cuando Astoria había llevado el colgante puesto.

Finalmente, habló de la boda de Pansy y relató los efectos de la maldición en Astoria, y cómo ella se había recuperado al separarse del colgante.

Para su alivio, Shacklebolt no hizo preguntas demasiado incómodas o personales, y su calma y su compostura al responder le hicieron ganar puntos entre los jueces. Su sinceridad y su deseo de colaborar le labraron una imagen muy diferente a la de Blaise.

Y finalmente, tras varias horas de interrogatorio, la sesión se dio por finalizada, y los asistentes pudieron disfrutar de un corto descanso. Draco ignoró todo lo que ocurría a su alrededor, y no les hizo el menor caso a los periodistas que se agolpaban frente a la puerta. Sólo quería abrazar a Astoria y decirle que todo había salido bien.

No fue consciente de que su interacción no pasó desapercibida, provocando sonrisas. Sus muestras de amor en público no hacían más que cimentar la idea de que eran una joven pareja enamorada que había sufrido una cruel venganza.

Sus respectivas familias y sus abogados se acercaron a ellos, escudándoles de miradas indiscretas.

-Ha pasado lo peor -les consoló Narcissa-. Esta tarde será el turno de los Aurores.

Después de la guerra (Draco & Astoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora