CAPÍTULO 29: Ojos Azules

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Autor@ de la imagen: @payage_payapaya


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Una.

Y otra.

Y demasiadas lágrimas empezaron a caer de aquellos ojos cual cielo resplandeciente y cristalizados, resbalando lentamente por sus mejillas, empapando profundamente su alma.

El bullicio, las voces, el claxon de los autos y los sollozos de un bebé, todo se mezclaba en un ruido sordo, en un sinfonía tétrica que era opacada por el agónico zumbido de sus oídos. Del latir extremadamente ruidoso de su pecho.

Persona tras persona llegaban al lugar, unas cubrían sus bocas para no dejar salir ahogados gritos, otras tanto sacando sus teléfonos buscaban desesperadamente contactar con aquellos hombres de uniformes blancos y cruces rojas en sus espaldas.

No importa.

Nada de eso le importa pues todo ha dejado de funcionar para él, todo ha desaparecido para el y sus ojos, ellos sólo se hallan mirando aquel enorme charco de sangre que no hace más que crecer y crecer. Que hacen que una gélida mano se cierre alrededor de su pecho y le quite poco a poco el aliento.

Sus ojos tiemblan y ya sea por el sock, ya sea por algún instinto en su ser estos no se atreven a mirar que hay más arriba de aquel piso lleno de sangre, no quieren mirar de donde proviene tal cantidad de líquido carmín que cubre la calle.

Y como si el mundo de repente cobrará vida, como una burbuja al desaparecer en el aire todo empieza a moverse con prisa, todo el ruido lo alcanza y se vuelve tan caótico, tan abrumador que su cuerpo tiembla, que sus manos adoptan un tic nervioso y sus ojos se abre con consternación.

Un jadeo roto por fin sale de su boca, por fin lo hace y siente que el frío lo invade, percibe aquel vacío espeso en su pecho crecer y formar un doloroso nudo, un agónico nudo que tan solo le permite jadear entrecortado.

Entonces...

Entonces cuando sintió el mundo caer un ligero apretón en su mano le devolvió algo de cordura, lo arrancó de aquel profundo y oscuro pozo donde sentía que se estaba muriendo, donde estaba ahogándose. Agachó perdido su cabeza y vio, como a su lado, su pequeño hijo miraba fijamente tal escena a su delante.

Lágrimas caían de aquellos ojitos idénticos a los suyos mientras sus labios pronunciaba aquellas palabras que tantas veces te salvan de caer en el abismo.

—¿Mami?

Y como si aquella palabra hubiese sido la helada brisa que esperaba en un día caluroso de verano, como si aquello fuese un golpe a su realidad, sus brazos no tardaron en rodear al cuerpo mas pequeño, en atraerlo y ocultarlo en su pecho, evitar, que mirase tan trágica escena.

—No mires — su voz salió estrangulada, corta al tiempo que abrazaba a Ren con todas las fuerzas que su alma rota le permitía —No mires — y supo que aquello se lo decía más para si mismo que para su pequeño hijo.

Un sollozo fue retino en su garganta provocando tan sólo un temblor y jadeo en sus labios.

Sus ojos se hallaban lleno de gruesas y crudas lágrimas.

—Por favor no mires.

Y su alma terminó por romperse en miles de pedazos.

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OJOS AZULES  (GoYuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora