CAPÍTULO 9: CÓDIGOS.

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"Salí de casa sin armadura y busqué amor, pero todo lo que sé de amor lo aprendí en casa y se parece mucho al dolor"

Cerró la puerta de la entrada con cuidado al entrar y en ese momento el sonido del arco del violín rasgar las cuerdas, fue lo primero que escuchó. Aquellas notas eran repetitivas y se deslizaban hasta la sala en donde se encontraba mientras se empezaba a dirigir hacia la habitación. 

¿Por qué verlo tocar le daba una sensación de paz? No lo sabía. Pero verlo así, con aquella expresión tan relajada, con los ojos cerrados, como si estuviera en su propia realidad, en su propio mundo y tarareaba aquella canción, para ella era sumamente satisfactorio.

—Sabía que eras tú apenas pusiste un pie adentro —dijo el castaño sin dejar de tocar y manteniendo sus ojos cerrados.

—Lo sé. Siempre lo haces —refutó ella, refiriéndose a la manera en la que el chico siempre la reconocía, aún cuando no pudiera verla.

Él asintió para luego abrir los ojos, dejar de tocar y encararla, viendo como los ojos de ella se tornaban más oscuros y su mirada se volvía molesta, más no dijo nada, simplemente observó el moretón en el pomulo izquierdo del contrario mientras pensaba que eso no se quedaría así.

—¿Qué planes tenemos para hoy? —le preguntó a la par que se quitaba la camiseta, dejando a la vista unos moretones en el torso, para luego ponerse una sudadera. No le importaba que hiciera calor, él odiaba quemarse con el sol.

—¿Matar a tu padre cuenta como plan? 

El chico sonrío con cinismo para luego negar.

—No podemos matar al Krysha, por mucho que deseemos hacerlo. Además, no quiero manchar mi puesto ¿sabes?

Ella bufó.

—Ese no será tú puesto. Sabes muy bien que serás mi Sovietnik, no un simple ejecutor.

—Sabes que no me importa qué cargo tenga. Además, ser un ejecutor me gusta —se encogió de hombros.

Danielle asintió, sin embargo no dijo nada, ella se encontraba analizandolo y sabía que algo no le estaba diciendo e intuía que ese algo tenía que ver con su padre y hermano.

—¿Qué fue lo que le hizo?

Él se tensó y la observó fijamente con aquellos ojos miel. Braiden sabía que no podía mentirle a ella, después de todo terminaría enterándose por su cuenta y no sería nada bueno.

—Lo abofeteó. 

Su expresión no cambió.

—¿Qué hizo Maddeline? ¿Nada?

Él bufó y esa fue toda su respuesta. ¿Qué podía hacer su madre? Nada, y sinceramente no es que él esperaba que ella los protegiera o defendiera como se supone que una madre haría por sus hijos, desde muy pequeño tuvo presente que él tenía que ver por si mismo y por Malcom. Es más, él la detestaba, a ambos realmente, y no veía la hora de desligarse de sus padres.

—Tenemos unas malditas reglas —adujo—. Mismas que nos grabaron a fuego en los ojos y tu jodido padre no puede seguirlas, ¿es idiota o qué?

—Para lo que le importa. Según él su puesto lo hace intocable.

—Los códigos de la Bratva no se hicieron para desobedecerse Braiden —señaló—. Cualquiera que lo haga se muere, es así de simple y la familia se respeta, se cuida y complementa. Sí él cree que es intocable que le diga eso a Baran o a Félix —chasqueo—. Mira que muero por verlo con una bala metida entre las cejas.

QUÉDATE CONMIGO [EMISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora