Tinder (FreenBecky)

Capítulo 33

POV IRIN

'Madre mía, Becky...'

Nam acaba de irse a su casa después de haberme contado una historia grotesca de Freen y Becky que Freen acababa de contarle a ella por teléfono. Al principio era como: No, es imposible, Nam. Pero a medida que iba avanzando todo parecía demasiado Becky. La típica tontería retorcida que haría porque no piensa las cosas antes de actuar y que después se vuelve en su contra. No cambia. Creo que no conozco a nadie como ella, una persona que choca diez veces contra la misma pared y que decide que es buena idea tirarse una decimoprimera.

Escucho la llave en la puerta, acaba de llegar de Nueva York y supongo que me necesita. Salgo de mi cuarto y la encuentro en el salón con expresión derrotada.

IRIN: Becky, ¿qué has hecho?

No me responde. Rompe a llorar y se deja caer en el sofá. Me siento a su lado y la abrazo.

IRIN: Ven aquí...

Se abraza a mí mientras llora durante no sé cuánto tiempo, ni siquiera me importa el reloj. Ella necesita desahogarse de esta forma. Cuando parece que no le quedan más lágrimas se apoya en el respaldo.

BECKY: ¿Lo sabes?

IRIN: Un poco. Freen estuvo hablando con Nam.

BECKY: ¿Dónde está?

IRIN: Se ha ido a su casa, quería estar sola para cuando llegases.

BECKY: Me refiero a Freen, ¿dónde está?

IRIN: Yo qué sé. ¿En su casa?

BECKY: No vino en el avión.

No tengo ni idea de dónde está Freen, pero entiendo que no haya querido viajar con Becky. Aunque ahora prefiero no decirle eso porque no creo que sea algo que necesite oír en este momento.

BECKY: Quería explicarle las cosas.

IRIN: ¿Me las explicas a mí?

Me mira con los mismos ojos que tenía cuando se metía en un lío de adolescente. He visto esa mirada demasiadas veces pero creo que nunca le había dolido tanto.

BECKY: Soy idiota.

IRIN: Ya...

BECKY: El lunes que estábamos en la oficina, después del sábado de SongJet, ella no paraba de mandarse mensajitos con el móvil, ¿sabes?

Asiento y dejo que hable.

BECKY: Me daba rabia, estaba enfadada y me pareció buena idea hacerme un perfil. Le pedí fotos a Charlotte.

Me mira avergonzada y dejo que continúe.

BECKY: Pero con el tiempo me estaba gustando mucho hablar con ella y me empecé a enganchar a nuestras conversaciones. Quería decírselo, quería cerrarlo de la mejor manera posible, pero no podía. Es que no podía. Estaba como en una especie de espiral, ¿sabes?

IRIN: Sí.

BECKY: Por un lado, quería dejar de hacerlo pero por otro no podía parar. Siempre pensaba: Mañana paro. Y todos los días era así, en cuanto nos dábamos los buenos días empezaba de nuevo y otro, y otro, y otro...

Suspira.

BECKY: Y de repente me gustaba y no sabía qué hacer, estaba atrapada en todo esto.

IRIN: Ya.

BECKY: Me frustraba un poco notar como que a ella le gustaba "Charlotte" pero no yo y no sabía cómo actuar al respecto. Pero en Nueva York parecía que yo también le gustaba y nos dejamos llevar.