POV BECKY
La semana en la oficina fue una mierda. Me he pasado todos los días con una ansiedad terrible. La segunda fue más de lo mismo porque Freen tampoco apareció por allí, pero al menos tuve mucho trabajo preparando la campaña de las Magnum y pude distraerme un poco durante la jornada. Las noches eran otra cosa... Nada más meterme en la cama y apagar la luz empezaba a darle vueltas a todo lo que había pasado entre nosotras, todo lo que había hecho, lo que me gustaría decirle... Me he imaginado cientos de conversaciones en mi cabeza en las que todo sale bien, y miles en las que todo sale mal. Apenas pego ojo y casi no tengo apetito.
Irin está preocupada por mí, se le nota. Se pasa el día intentando distraerme y hacerme reír, pero apenas puedo corresponderle. Nos pasamos horas hablando del tema, me ha dado todos los consejos que se le han ocurrido y ya no nos queda demasiado por decir, así que ahora toda la obsesión está en mi cabeza porque no quiero pasarme el día lamentándome con ella y que tenga que repetirme cientos de veces las mismas cosas. Odio preocuparla pero entiendo que no pueda evitarlo.
Nam también me ha estado dando consejos. Los primeros días me miraba con desconfianza y decepcionada, pero supongo que al final, de alguna manera, terminé dándole pena. Por una parte prefiero que me odien a que sientan pena por mí, pero en este caso no puedo quejarme porque, al fin y al cabo, ahora mismo es la única persona que puede ayudarme con Freen. Aunque no es que me sirva demasiado de ayuda.
Por un lado, no sabe cuándo va a volver de sus vacaciones, ni dónde está; y por otro, apenas han charlado un par de veces y al parecer han hablado nada de mí. Nam piensa que necesita este tiempo para ella, estar como perdida en su mundo interior, o yo qué sé, y cuando decida que es el momento volverá y hablará conmigo. Lo que sea que tenga que decirme.
No voy a negar que me come por dentro que no esté pensando en mí, porque es lo que parece, y que más de una y de dos noches me he pasado horas dándole vueltas a que quizás haya conocido a alguien y por eso no le importe volver o le dé igual hablar del tema con su amiga.
Eso es bastante probable. Freen es una chica muy guapa, y una vez que consigues conocerla un poco y se quita esa primera coraza que tiene de mujer seria y adicta al trabajo es... puto increíble. Seguro que si está de vacaciones en, yo qué sé, la playa, alguien se ha dado cuenta de eso y se ha acercado a ella.
A lo mejor el primer día estaba enfadada y pensaba en mí pero el segundo pensó que no tenía sentido estar agobiada en sus vacaciones en el Caribe, así que decidió soltarse, divertirse, salir, beber...
'Quiero vomitar'.
Por suerte, Irin entra en mi cuarto y me saca de mis pensamientos. Trae un helado nuevo de la tienda de al lado de casa y quiere que lo pruebe pero a mí no me apetece. Al final me ha obligado. O me lo comía o me lo restregaba por la cara. Creo que la primera opción era la elección correcta.
Me ha dicho que van a salir todas de fiesta esta noche y que vaya con ellas pero hoy no ha conseguido convencerme. Lo intentó un buen rato pero no me siento con fuerzas. Al final avisó a las chicas de que ella tampoco iba y se quedó conmigo viendo Netflix, pero me hizo prometer que la semana que viene saldríamos, aunque fuese un ratito.
Me pareció bien. Pedimos cena, achuchamos a nuestros gatos y nos pasamos la noche en el sofá acurrucadas. Pensé menos en Freen, no lo voy a negar.La tercera semana Freen tampoco vino a trabajar.
No mentiré si digo que se me pasó por la cabeza que hubiese conocido al amor de su vida en sus vacaciones perfectas y hubiese decidido dejarlo todo, la empresa familiar y su vida en Tailandia, para fugarse con él. Pero intento que ese pensamiento no me coma demasiado por dentro porque tengo muchísimo trabajo con el tema de las Magnum, Billy me envía 300 emails al día y empieza a saturarme.
El fin de semana salí un rato con las chicas. Noey y Kade estaban más tranquilas de lo normal y lo agradecí.
Bailamos y bebimos un poco pero no conseguí pasarlo bien porque todo me recordaba a Freen y me agobiaba. Aún así, quería esforzarme un poco porque llevo tres semanas sin salir y sin hacer nada más que trabajar y lloriquear en casa y necesito que Irin deje de mirarme como si fuese un cachorro desamparado.
La cuarta semana... Freen tampoco vino a trabajar. Un mes de vacaciones. Un mes entero, con todos y cada uno de sus días seguidos, uno a uno, sin verla ni saber nada de ella. Nam dice que lleva dos semanas sin hablar con ella y todos a mi alrededor actúan como si nada. La oficina sigue igual, todos llegamos a nuestra hora, hacemos nuestra jornada y nos vamos a nuestras casas.
A nadie parece que le importe que Freen no esté, ¿soy la única que la echa de menos?
El viernes Irin vino a recogerme. Estas semanas lo ha hecho unas cuantas veces y se lo agradezco. Es agradable no tener que volver a casa sola.
IRIN: ¿Tienes hambre?
BECKY: No mucha.
IRIN: Hemos quedado en casa de Kade, su abuela está en casa de una amiga y tiene pollo.
Me río un poco.
BECKY: Ya entiendo...
IRIN: ¿Vamos?
BECKY: Estoy algo cansada, llevo aquí casi 12 horas.
Señalo el edificio de Chankimha Company, con su enorme Ch arriba recordándome a quién le pertenece y suspiro.
IRIN: Así desconectas un poco.
BECKY: Vale.
Cuando llegamos a la casa de Kade, Irin me sonrió y me agarró de la mano. Me sorprendió un poco. La adoro y me adora, pero nunca hemos sido muy amigas de contacto físico. Sí nos abrazamos o nos achuchamos de vez en cuando, pero nunca me había cogido de la mano. La miro extrañada.
IRIN: Tienes que estar tranquila, ¿vale?
BECKY: O...K...
La miro como si estuviese loca y me río.
Pero en cuanto entramos en casa de Kade lo entendí. Allí, sentada en el sofá, estaba Freen.
Maratón 1/3
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Tinder (FreenBecky)
RomanceFreen y Becky se conocen a través de una app para ligar y, tras una sucesión de enredos, se caen mal. Bastante mal. Aunque les encantaría no volver a verse nunca, algo inesperado las obliga a pasar tiempo juntas. Pero ninguna se lo va a poner fácil...