11.

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Yuna contó los segundos, tratando de mantener su esperanza bajo control. Confiar demasiado en las palabras de un dios podría resultar costoso. Y como su intuición le había advertido, no estaba equivocada.

Lo primero que vieron al salir del túnel fue el mismo cielo gris y apagado. En pocos segundos, la desolada ciudad que habían dejado atrás volvió a aparecer ante ellos, con sus ruinas y el rastro de destrucción que conocían demasiado bien.

—Nada ha cambiado —murmuró Goku.

—Ni siquiera el poder de un dios pudo alterar este lugar —comentó Trunks, y aunque había intentado no ilusionarse, su expresión mostraba que había tenido una ligera esperanza.

Sin más que añadir, sobrevolaron un poco antes de aterrizar cerca de un edificio que todavía se mantenía en pie. Descendieron con cuidado, y Yuna guardó la máquina del tiempo en una cápsula.

—Black seguramente ya sabe que hemos vuelto —mencionó Yuna mientras observaba los alrededores, buscando señales de peligro.

Los soldados, los refugiados... ¿Estarían todos bien?

—Yuna, ¿estás segura de que debes pelear? —preguntó su madre, con un tono de preocupación. — Tú misma admitiste que nunca has...

—La verdad, no estoy del todo segura —reconoció ella —, pero no me voy a quedar de brazos cruzados esperando a que otros salven mi futuro — añadió, ignorando la mirada de desaprobación de Trunks.

—Esto supera cualquier desafío que hayas enfrentado hasta ahora. Podrías morir —insistió ella.

—Sí, y lo mismo va para ustedes —replicó ella, recibiendo un gruñido por respuesta. — Quedarme quieta mientras el futuro está en peligro no sería digno de mi linaje.

De repente, escucharon unas voces a lo lejos.

—¡Señorita Yuna! ¡Señor Trunks! —gritaron dos soldados que corrían hacia ellos. — ¡Qué alivio ver que están bien!

—Lo mismo digo. ¿Cómo están todos? ¿Los refugiados están a salvo?

—No hemos tenido bajas, pero... Daiki... Enfrentó a Black en la última batalla, y quedó gravemente herido. Íbamos al hospital en ruinas para conseguir suministros médicos.

—Daiki... —murmuró Yuna con una mezcla de sorpresa y preocupación.

Trunks frunció el ceño al escuchar el nombre. No ocultaba su desprecio hacia Daiki, quien a su vez lo despreciaba abiertamente. Siempre había habido una tensión entre ellos, y ambos sabían que no era solo por diferencias estratégicas o de combate.

—¿Qué tan grave es su estado? —preguntó Trunks, manteniendo su tono frío.

—No lo sabemos con exactitud —respondió el soldado —, pero no se ve nada bien. Está en el refugio, pero necesita atención urgente.

Yuna apretó los puños, sintiendo una mezcla de culpa y preocupación.

—Iremos al refugio primero —dijo Yuna con decisión. — Necesitamos asegurarnos de que todos estén a salvo antes de enfrentar a Black de nuevo.

—No perdamos tiempo, entonces —agregó Vegeta, mirando a Trunks y a Yuna. Sabía que la situación entre ellos y Daiki complicaba las cosas, pero no era el momento para distracciones.

Se elevaron rápidamente hacia el cielo, dejando atrás las ruinas y dirigiéndose hacia el refugio. Mientras volaban, Yuna no podía evitar pensar en Daiki. Sabía que su determinación por protegerla había sido un gran motor para él, y en el fondo, le dolía que su amor no correspondido lo llevara a enfrentarse a peligros mayores de los que podría manejar.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐁𝐄  ✦ 𝐓𝐑𝐔𝐍𝐊𝐒 𝐁. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora