Adrián Ramírez Castillo y Samantha Rivera Treviño.
Adolescentes en su primer año de Universidad, formarán una amistad que durará años, y posiblemente, formar una relación, pero no sera tan fácil ya que el padre de Samantha y el padre de Adrian estar...
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| 8 de Agosto |
Narrador Omnicente
El sol apenas asomaba cuando el sonido del despertador resonó en la pequeña habitación de la chica.
Hoy era el cumpleaños de su novio, y aunque tenía una gran fiesta planeada para la noche, quería que el día comenzara especial desde el principio.
Samantha: Adri... Despierta...- acaricio su pelo.
Adrián: Mmm... Déjame dormir...- la tomo de la cintura acercandola a el, y apoyando su cabeza en su pecho.
Samantha: Adri, no podemos faltar, levántate, te espero para irnos- se levanto de la cama y se dirigió a la cocina.
Mientras con Adrián se levantó y se metió a bañar, en lo que Sam se hacía algo de desayunar.
Al salir se puso unos pantalones de mezclilla, playera blanca y una chaqueta de cuero café.
Bajo y se encontro a Samy sentada en el sillón mirando su teléfono.
Se acercó sigilosamente y la abrazo, la chica solo dió un pequeño salto, y miró hacia arriba encontrándose con los ojos cafés de su chico.
Adrián: Perdón no quise asustarte-
Samantha: No te preocupes- se acercó el chico y le dió un beso tierno en los labios.
Samantha: Feliz cumpleaños, hace 18 años nació el amor de mi vida- el chico solo rió
Adrian: Gracias, es la primera vez que pasas un cumpleaños como mi novia-
Samantha: ¿Ya soy tu novia?-
Adrián: Aún no te lo pido, pero para mí desde que me dijiste que te gustaba, desde ahí eres mi novia- Samy solo se sonrojo y se levantó para ir a abrazarlo
Samantha: ¿Te dejaste la barba?-
Adrián: Si, ¿Te gusta?-
Samantha: Se ve chida- Adrián rio y le dió otro beso -Ya vamos que se nos hace tarde-
En la universidad, las clases ya habían comenzado cuando él llegó, algo somnoliento pero de buen humor. Al cruzar las puertas del edificio, fue recibido por sus amigos más cercanos, quienes lo felicitaron con sonrisas, palmadas en la espalda y algunos comentarios bromistas.
Julián: ¡Feliz cumpleaños, wey! -dijo, uno de sus mejores amigos, mientras le daba una palmada en la espalda-. Hoy se viene la fiesta del año, ¿no?
Adrián: Gracias, wey. Eso parece -respondió él, sonriendo, sin tener idea de lo que su novia había estado planeando.
Abril y Juan, una pareja amiga, también lo felicitaron con entusiasmo.
A lo largo de la mañana, el pequeño grupo de amigos hizo todo lo posible para hacerle sentir especial: comentarios alegres, un par de bromas y hasta una pequeña sorpresa en el almuerzo. Aunque no era una gran celebración, se sentía rodeado de cariño.
