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Mientras camino al lado de Rosé, le escribo un rápido mensaje a Jennie para que no se preocupe cuando no me vea en el bar. 

L: Estoy tomando un poco de aire... con una chica caliente. Volveré pronto.

Si le dijera simplemente que salí a tomar un poco de aire, me seguiría fuera del club de un abrir y cerrar de ojos. Pero si piensa que muestro interés por alguien que no es Irene, sé que me dará espacio. 

Creo que la única persona que la odia más que Jennie en este momento soy yo. 

Y de cualquier manera, no es una mentira. Rosé es caliente como el pecado pero no hay ninguna manera de que le diga a Jennie que es ella con quien estoy en este momento. Me encojo al solo imaginar el chillido agudo que escaparía de sus labios. Llegaría aquí incluso antes de que terminara de escribir el mensaje, haciendo algún tipo de telepatía vudú y empujándome a los brazos de ella. 

Rosé aplasta el cigarrillo con su bota y abre la puerta de lo que asumo es el bus de la gira. Es negro, de dos pisos y en el interior huele a cuero y colonia de hombre. Pasando el asiento del conductor, hay una línea de asientos de cuero y durmiendo en uno de ellos, con sus brazos cruzados sobre el pecho y su rostro medio enterrado en el cuero, yace un tipo incluso más alto que Rosé. 

Rosé se da la vuelta para mirarme y sostiene un dedo contra sus labios. Entonces se arrastra y se agacha al lado del asiento. Se inclina cerca, haciendo parecer que va a besar la mejilla del chico pero entonces su lengua sale y le da un gran lametazo, haciendo que el chico despierte gritando.

—¡Mierda, Rosé!

Rosé ríe ruidosamente mientras el chico limpia su mejilla con su manga. 

—¡Jodidamente asqueroso!

—El concierto empieza en veinte minutos—dice Rosé, dirigiéndose al bar de bebidas y agarra una botella de licor del gabinete. 

El chico se sienta y pasa las manos por su pelo negro.

—Mierda—Finalmente me ve y entonces sus ojos viajan sobre mi cara, mi top seductor, mi falda diez tallas muy corta y mis tacones de puta. Suspira—Veinte minutos, Rosé.

Luego pasa por mi lado y sale por la puerta.

—¿Quién era él?—pregunto. 

—Shawn. Nuestro guitarrista principal—Rosé me ofrece un vaso de whisky y se sienta donde Shawn estuvo durmiendo hace unos segundos, encorvándose en el asiento—Así que, de la manera que lo veo, tienes dos opciones.

Me siento a su lado y se siente raro tenerla tan cerca porque se encuentra tan fuera de mi liga. 

—Sólo dos ¿eh?

Me sonríe y baja su bebida.

—Uno, podemos sentarnos aquí y ponerte tan borracha que no puedas recordar el nombre de cómo-sea-que-se-llame.

Me rio. 

—¿Y dos?

—Puedes ir todavía más allá.

Está bien, ahora siento curiosidad.

—¿Cómo?

Rosé deja su vaso y me mira. Realmente me mira. Sus ojos fijos en los míos y trago con dificultad, cada centímetro de mí repentinamente consciente de cuán cerca me encuentro de ella. Su mirada cae a mis labios y cuando empieza a inclinarse, me entra el pánico. Sé que va a besarme. Antes de que pueda arrepentirme de mi decisión, me alejo.

Me observa con cuidado. 

—¿Estás segura?

Me hago la tonta porque de repente me siento como si tuviera diez tipos diferentes de vergüenza. Jennie no puede enterarse de esto o nunca escucharé el final. 

Vampire Hollie (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora