Final

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Cuando salimos al piso principal del club soy devorada por el caos. Todo el mundo quiere saber si soy la infame Peach y la nueva novia de Rosé. Cada vez que lo confirmo, Rosé ilumina la habitación con una sonrisa y me oprime más contra su cuerpo. Posa para fotos con los fanáticos, pero se niega a apartar los ojos de mí mientras juego el papel de fotógrafa; siempre me sonríe en lugar de a la cámara y hace a mis mariposas revolotear.

En el bar, me siento en un taburete rodeada de todas mis personas favoritas. Jennie está ocupada discutiendo con Mike sobre su falta de sentido de la moda, Joel los incita, Bambam se ríe de ellos tres, Shawn cuida su bebida mientras observa el espectáculo que todos arman y Rosé me abraza por la espalda, sus dedos rozan discretamente debajo de mi top y acarician mis costados desnudos. Agarro mi copa con las dos manos, sabiendo que sabe exactamente qué me hace sentir.

Su susurro en mi oído envía escalofríos por mi columna vertebral.

—Me mata no besarte ahora mismo.

—¿Por qué no lo haces?—susurro sintiendo ya el fantasma de sus labios sobre los míos.

—Porque no pararía de besarte.

Desliza los dedos hasta que los pulgares rozan el aro de mi sujetador y los dedos de mis pies se encrespan en el piso brillante. Necesito con desesperación sacar sus manos de mi top o en serio perderé la virginidad en el bar o en el suelo, o aquí mismo, en este maldito taburete.

Con suavidad, aparto sus manos y se queja contra mi oído, pero no la mantengo en vilo. Sintiéndome imprudente, vuelvo la cabeza y le digo:

—¿Chupitos?

Sus ojos brillan con anticipación.

—¿Qué tipo de chupitos?

Llamo al camarero y pido una ronda de tragos de tequila para todos. Cuando llegan, levanto una rodaja de limón de la bandeja que los acompaña y giro para mirar a Rosé. Pasó todo el viaje por carretera tratando de convencerme de hacer un golpe sobre su cuerpo y ahora por fin voy a hacerlo.

—Abre.

Resisto la tentación de morder mi labio entre los dientes cuando sus magníficos labios se abren acatando mi orden, con los ojos llenos de una tormenta que promete consumirnos. Puedo también sentir otras miradas sobre mí, pero las ignoro y coloco la rodaja de limón entre sus dientes. Rosé cierra los labios alrededor de mis dedos, la cálida humedad que los rodea crea líquido ardiente entre mis muslos. Antes de acobardarme, paso la lengua por el hueco de su cuello, espolvoreo sal sobre su piel y con lentitud deslizo poco a poco la lengua. Cuando lamo el último rastro de sal de su cuello, sus dedos se aprietan alrededor de mi cintura y de inmediato bebo el tequila.

Las llamas de fuego líquido bajan por mi garganta y mi vientre, mientras me inclino hacia adelante para morder la rodaja de limón de sus dientes. Antes de que pueda tomarla, Rosé la deja caer de su boca. Sus labios se aplastan contra los míos, sus dedos envuelven mi nuca, inmovilizándome en mi lugar. Mis puños aferran su camiseta y se acerca dando un paso entre mis rodillas, tira de mí hacia adelante en el taburete hasta que se encuentra instalada contra mi calor. Gimo contra su boca y aparta sus labios de los míos para presionarlos contra mi oído.

—¿Aquí o en el autobús? —ronronea.

La última vez que me besó así y me pidió que fuera al bus, le dije que solo quería que fuéramos amigas. Esta vez, digo:

—Bus.

Un segundo después, Rosé me levanta del taburete. Toma mi mano y susurra algo al oído de Shawn en nuestro camino, da cortas respuestas a todos los fanáticos que durante el trayecto tratan de entablar una conversación.

Vampire Hollie (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora