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—Estoy aburrida—se queja Jennie un poco después de las once. Ella, Bambam y yo nos encontramos juntos en su cama. 

—Es tarde—digo.

Jennie jadea de repente y se pone de pie rápidamente. 

—¡Tu auto!

Oh no.

—¿Tu auto?—pregunta Bambam confundido.

Después de retornar a la sobriedad luego de tres margaritas que preparó Jennie, Jennie se haya oficialmente en segundo aire. Bambam debió huir cuando tuvo oportunidad.

—¡Todavía tenemos que buscarlo!

Y así es como termino en el asiento trasero de su auto, inclinada entre mi mejor amiga y Bambam.

—Ni siquiera veo el punto de esto chicos. No es como que pudiera estacionarlo en el campus—les digo.

—El punto—responde Jennie—es que es tu último cabo suelto. Y puedo mantenerlo aparcado en el estacionamiento de Walmart a unas calles de distancia. Es cerca del dormitorio.

Me quejo y apoyo la cabeza contra el asiento de Bambam. Jennie lo tiene envuelto en todo lo de Irene e insiste en que venga con nosotras. Él dijo que no tenía nada mejor que hacer, por lo que ambos esperamos pacientemente a que Jennie se cambiara de ropa para ir a recogerlo.

—¿Qué si está despierta?—pregunto nerviosa.

Bambam se gira para verme. 

—¿Qué es lo peor que puede pasar?

Cuando estacionamos en el espacio vacío junto a mi viejo departamento, la luz de la ventana de Irene se encuentra encendida. 

—Mierda—digo en voz baja—Sabía que estaría despierta. 

—¿No puedes sólo correr muy rápido, encender el auto y salir rápidamente?—pregunta Bambam.

Suspiro.

—Si, pero si sale y sólo acelero para evitar hablar con ella sería muy vergonzoso. E incómodo—Saco las llaves de mi bolso y le doy la mejor sonrisa que tengo—¿Puedes ir allí por mí? ¿Por favor?—Pongo ojos de cachorro y saco mi labio inferior—Puedes encontrarnos en la estación de gasolina calle arriba y regresaré contigo en el auto. 

Pone los ojos en blanco pero toma las llaves.

—Me la debes.

Jennie y yo miramos mientras baja del auto y camina hasta el borde del estacionamiento en el que nos encontramos, mira hacia ambos lados y luego trota por la calle. Nos mira una última vez antes de desaparecer dentro del auto y conducir fuera del lote. Respiro aliviada cuando no veo a Irene salir corriendo por las puertas principales. 

—Bueno, eso fue fácil—dice a la vez que gira su llave. 

En la estación de gasolina, bajo del auto y me dirijo hacia Bambam que se encuentra apoyado contra mi auto, girando las llaves en sus dedos. Antes de tomarlas, lo envuelvo en un gran abrazo. 

—Gracias.

Palmea mi espalda.

—No hay de qué, Lis.

Me río y tomo las llaves. Ambos entramos al auto, esta vez Bambam en el asiento del copiloto y yo en el asiento del conductor. 

—Eso fue divertido—dice mientras regresamos a la carretera. La mirada que le doy muestra que preferiría que me sacaran una muela, pero sólo se ríe—¿Te sientes mejor ahora que tienes de vuelta tu coche?

Vampire Hollie (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora