Vampire Hollie (Chaelisa)

5

El lunes, Jennie y yo nos levantamos temprano para conducir hasta mi antiguo departamento. Conduce el auto hasta el estacionamiento del frente, pero inmediatamente agarro el volante y le grito frenéticamente que de la vuelta. 

Jennie arruga la nariz observando el auto de Irene.

—¿Qué demonios hace su auto todavía aquí?

—¡Da la vuelta!—Mis manos pelean con las de ella mientras el auto da un brusco giro en U y levantamos la grava mientras patinamos de regreso a la carretera. 

Me desplomo en el asiento, mis nervios completamente fritos mientras Jennie me mira como si hubiera perdido completamente la cabeza. 

—Debe haber vuelto del trabajo—suspiro—Probablemente sabe que volveré a buscar mi auto. 

Me dejó más mensajes de los que podría contar ayer y leí cada uno de ellos. Ninguno mencionaba que era una cerda mentirosa, así que no me molesté en responder. Sé que intenta descifrar cuánto sé, lo que me dice que no está lista para decirme la verdad. E incluso si lo estuviera, puede besar mi trasero. 

—Digo que vayamos a buscarlo de noche, mientras duerme. Y podemos cortar sus neumáticos y rayar sus puertas como regalo de despedida.

—De acuerdo—digo, todavía preguntándome cuántos secretos me ha ocultado Irene en estos años. Cuando la expresión sorprendida de Jennie mira en mi dirección, me apresuro a añadir—¡Sólo recogeremos el auto, Jen! No cortaremos nada.

Se queja.

—No puedo ser responsable de mis acciones.

—Dime algo nuevo—suspiro mientras me recuesto contra el asiento—¿Estás nerviosa por tu primera clase?—pregunto ansiosa por cambiar de tema.

Jennie niega con la cabeza. 

—No ¡Estoy emocionada! Te apuesto a que estará lleno de chicos universitarios calientes—En el mundo de Jennie me pregunto si existen los chicos universitarios no calientes—¿Qué hay de ti? ¿Nerviosa?

—Extremadamente.

—¡Deberías haberte anotado en las mismas clases que yo!

La miro con cara de no creer que está hablando en serio. 

—Tu primera clase es biología—digo como si la palabra "biología" fuese veneno.

—La tuya es francés.

—Francés medio—la corrijo—Y de cualquier manera, nos veremos en oratoria e historia.

—Tenemos oratoria a las doce y media ¿verdad?—Me río y le digo que sí—¿E historia justo después?

—No, historia es mañana ¡Cielos, Jen! ¿Qué vas a hacer sin mí?

—Perderme por algún lugar del campus. Llorar un poco. Conseguir que un chico universitario caliente me consuele. Entonces él aceptará guiarme a mi próxima clase, pero de alguna manera terminaremos en su casa de fraternidad y...

—Te estás pasando la entrada—digo, cortándola.

—¡Mierda!—Jennie gira el auto hacia la entrada del campus chillando mientras me aferro a la manija del auto y al salpicadero por mi vida. 

Cuando estaciona el auto, me siento esperando que los dieciocho años de mi vida dejen de pasar frente a mis ojos. 

—¡Estamos aquí!—grita Jennie alegremente, como si no hubiera estado a punto de matarnos a las dos—Pero es súper temprano. 

Chequeo mi teléfono y gruño cuando tengo que ignorar otros tres mensajes de Irene.

—No es tan temprano. Sólo media hora. Deberíamos dirigirnos a nuestras clases para conseguir buenos asientos.