EL TRAGO DEL CORONEL

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A mí no me permitieron, entrar al edificio los soldados se llevaron a Denisse en una camilla, yo me quede charlando con el viejo coronel, lo cuestione acerca de esta rara enfermedad, pero igual solo echo una risilla sarcástica y me dijo que no lo entendería. Nos sentamos sobre un par de sillas Coleman de esas que se usan para la pesca deportiva. El coronel me ofreció un trago de whisky-

-Toma hijo, un trago para que relajes esos nervios.

-No gracias señor, no bebo dentro de la base.

-hijo siento mucho lo de tu novia, veo en tu cara la desgracia, el vacío y tu sentir.

-Así es señor, como soldado mi trabajo es mantenerme fuerte, no puedo doblegarme, aunque por dentro estoy completamente devastado, amaba demasiado a mi novia, pero por cuestiones de operaciones en la base no pude comunicarle todo o lo poco que se de esta maldita puta enfermedad. Señor disculpe mi manera de hablar, pero me deje ir.

-No hijo, no pasa nada, no te preocupes, a pesar de tu devastación veo en tus ojos nobleza, no entiendo porque te enlistaste a la infantería, ahí hay solo locos bastardos, dispuestos a matar por su "país".

-Bueno señor la paga está muy bien, además me gusta ayudar a la gente.

Seguí charlando con el coronel, hasta que de pronto sonaron las sirenas de alarma generalizadas en toda la base, era un ruido ensordecedor, me recordaba a las películas de la segunda guerra mundial, ya que el sonido era igual al de las defesas anti aéreas inglesas. Le pregunte al coronel acerca de la alerta, ya que en mis 2 meses de estadía aquí jamás habían rugido.

-¿Qué estará pasando señor?, jamás he estado en situación de alarma real.

-Tranquilo hijo, tu sigue sentado, por cierto en un momento te dejaremos entrar para que te despidas por última vez de tu amada.

De pronto vi como algunos compañeros soldados corrían a sus puestos de combate, me llamo mucho la atención ver en una torre una muy alta de vigilancia a 2 artilleros, uno abasteciendo de tiros al otro, veía las lenguas de fuego salir del cañón de esa ametralladora calibre .50, pero debido también a lo alto de las murallas no alcance a ver hacia que o hacia quienes disparaban, por obviedad debía de ser a algunos leprosos, pero ¿acaso era un grupo muy grande como para utilizar tremendo calibre?, las incógnitas me invadieron, tenía palabras ahora solo me faltaba encontrarlas y darles forma en esta sopa de letras.

No entre en alerta, ya que mis labores comenzaban en 3 horas más, además el coronel se veía muy sereno, el seguía bebiendo de su botella tranquilamente. El que si me asusto fue el soldado de sanidad que salió corriendo de dentro del edificio.

-¡coronel! Venga rápido, es la mujer, ¡acaba de toser!

¿Qué demonios pasaba, mi Denisse sigue con vida?

¿Los no zombies?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora