Arribamos al poblado, constaba de 10 manzanas (o bloques), el trabajo era "tocar" a la puerta de cada una de las casas, si no respondía nadie, derribar la puerta para acceder y registrar si había gente, pasadas 6 horas de ajetreo ya solo nos quedaba la mitad de la última manzana.
En las manzanas anteriores no hubo ajetreo, ya que la mayoría de los hogares estaban vacíos, y en otros gente sana que se le notificaba que se acercaran a la base pero se negaban a abandonar sus hogares,
En una casa que registramos, un perro ataco al sargento, pero el sargento lo despacho en un dos por tres.
El conductor estacionó el vehículo a las afueras de una casa en la cual se veía iluminación contoneante de veladoras. En todos los asaltos, yo jamás me puede bajar del vehículo, ya que como encargado de torre o escotilla siempre hay que estar alerta desde el vehículo, en ese aspecto me considere afortunado.
El conductor, que se llamaba Henry, de apellido lawwatts, cogió su rifle, y junto al sargento y un soldado de apellido Martínez se posaron frente a la puerta y tocaron. Yo permanecí en la escotilla con el otro soldado a este le apodaban lepra, ya que padecía acné, pero no del mismo de la enfermedad.
Comencé a charlar con lepra muy amenamente, cuando de pronto se escuchó un golpe hacia la puerta, El sargento había derribado la puerta, entonces se adentraron a esa casa, y dentro se escuchaban gritos rápidamente gire la torreta apuntando hacia la casa.
Un sudor comenzó a escurrir de mi frente.
Se escucharon disparos, de pronto un anciano salió corriendo, para su edad era muy veloz, llevaba consigo un gran bastón se posó frente al sandcat y comenzó con su puños y con el bastón a golpear el vidrio, como un loco desesperado rabioso, lo observé más detenidamente, sus ojos estaban tan rojos, su cara tan desfigurada, que me quede petrificado, no pude disparar, solo lo miraba.
Entonces lepra abrió una ventanilla táctica de disparo, estas se encuentran en cada puerta del sandcat, para realizar combates desde dentro sin necesidad de exponerse.
Lepra disparo en 3 ocasiones contra el anciano. El viejo cayó al piso aun retorciéndose, rascándose su piel. De pronto salió el sargento y finalizó al anciano con un tiro en la cara.
-¿Que paso sargento todo bien?
-Si todo bien cabo, solo que había enfermos dentro, tenían acorralada a una muchacha en su habitación.
Henry salió con la muchacha la traia agarrada del antebrazo, la chica se veía asustada, y llorando.
A lado se veían 4 casas más, mismas que fueron revisadas por el sargento, Henry y Martínez, yo seguía vigilado desde la escotilla, la chica subió al sandcat. Siendo consolada por lepra, entonces comencé a platicar con ella.
-¿cómo te llamas jovencita?
-Gabriella, me llamo Gabriella, ¡pero te juro que estoy sana!, no estoy enferma, no me he dejado tocar por mi tío ni mi abuelo ni por nadie, ¡estoy bien!
-okay okay tranquila, ¿a qué te refieres con dejarte tocar?, ¿te trataron de hacer algo?
-No, pero es obvio que te contagias, si tienes contacto de piel con un enfermo, he visto que cuando un enfermo te toca, en la parte que te toco comienzan a salirte granos, con mucho picor.
Enseguida lepra pasó la "luz azul" sobre todo el cuerpo de la chica y efectivamente, resultó negativo ella estaba bien. Proseguí charlando con ella.
-¿A qué te dedicas qué haces por tu vida Gabriella?
-soy bailarina de ballet y estudiante de bachiller.
La desconocida siguió charlando, se veía más tranquila. El sargento, Henry y Martínez llegaron corriendo al sandcat, y nos arrancamos de reversa a toda velocidad.
Por el transmisor escuche al sargento que más adelante en una casa había un sótano con 20 enfermos violentos.
Efectivamente vi cómo de esa casa salían corriendo hacia nosotros. Mi cuerpo volvió a petrificarse, pero un golpe en mi rodilla, propinado por el sargento, me hizo reaccionar, el sargento me grito a más no poder.
-¡He idiota abra fuego!, ¿a qué espera?
Entonces apunte la cal .50 hacia la multitud de leprosos.
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¿Los no zombies?
General FictionRelato de situaciones derivadas de una rara enfermedad desde el punto de vista de gente cotidiana.