25. ¿¡Qué hago!?

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Capítulo 25. ¿¡Qué hago!?

¡Odio la naturaleza! ¡Se mete por todos lados! La tierra cubre la parte baja de mis pantalones y entra por mis zapatos incomodando a mis pobres pies, las hojas que caen de los árboles se posan en mi cabello sin salirse de ahí y el viento levanta una cantidad monumental de polvo que arruina completamente mi maquillaje y se adentra en mi boca ¡Esto es horrible! ¿Cómo les puede gustar acampar? Siento que llevamos horas caminando y buscando un lugar donde instalarnos, pero tan solo han pasado cinco minutos.

Cinco minutos de puro sufrimiento.

-¿Cuánto falta? -pregunto por décima vez removiendo una rama que quería golpear mi rostro.

Los quejidos vuelven a aparecer y las cuatro personas adelante de mí giran sus cuerpos para fulminarme y seguir su camino, exceptuando uno, ese uno me sonríe y se detiene para esperarme. Sonrío agradecida aceptando su abrazo sobre mi hombro. Acogida y como un pájaro me escondo bajo su ala en busca de apoyo y soporte.

-¿Cuánto queda, Aaron...? Hemos caminado mucho. -me quejo.

-No mucho, cariño. Intenta pensar en otra cosa así el tiempo pasa más rápido. -dice empujando una rama para que no me golpee el rostro. Arregla sus lentes de sol ray bans negras y me sonríe radiante mostrando su blanca dentadura y sus hoyuelos a cada lado de sus mejillas.

-¿En qué?

-¿En nosotros? Cada vez que pienso en ti, el tiempo se me pasa volando. -dice haciendo un mohín con las manos sin soltarme.

¿Nosotros? ¿Existe acaso un nosotros? Quiero saltar de felicidad ante sus palabras, quiero pintarlas en mi pared con tinta imposible de borrar, quiero colocarlo como mi estado de Facebook y gritar a los cuatro vientos de que Aaron dijo que hay un nosotros. Una pequeña risa de felicidad se me escapa de los labios y asiento dándole una respuesta. Aaron me da una mirada escéptica, pero no dice nada, solo suelta una que otra sonrisa por el camino que me saca más de una a mí.

El lugar que han elegido no es el que yo hubiera elegido, si a alguno de a ellos le interesara mi opinión en dónde poner las tiendas de campaña sería al lado del auto o dentro de una casa, no rodeado de árboles sin ningún ser viviente alrededor. ¡Ni grillos logro escuchar! Me siento un poco insegura por la ubicación, muy alejado y desierto, pero sé que hay hombres -los cuales mandó Camilo- para protegernos esta noche, además de que tengo a Aaron como guardián.

Me cruzo de brazos y bufo viendo como la tienda de campaña lentamente se cae para quedar amontonada en el suelo. -¡Me rindo! -abro los brazos cansada de seguir intentándolo. -No sirvo para esto.

-¡Para de llorar! -se mofa mi hermana intentando ayudar a Josh a montar su tienda. Ellos están peores que Aaron y yo, los mejores son los novios a mi derecha quienes aprovechan su tiempo libre dándose besos.

-Cariño, anda a beber un poco de gaseosa, yo termino aquí.

-¿Estás seguro que podrás solo?

-Claro que puedo. ¿Por quién me tomas? -dice con un tono ofendido con un palo en las manos que debe ser parte de la tienda.

Ups, creo que toqué y dañé su hombría.

Levanto las manos en rendición y me acerco a la parejita melosa. -Sepárense y ténganle respeto a los muertos de hambre.

-Hace menos de cinco minutos estabas morreándote con Aaron en ese árbol. -vira los ojos Ashley apuntando a mi árbol favorito.

Me paseo por los alrededores sin saber qué hacer al ya tener la tienda armada. Josh y Rachel están hablando sentados en un tronco enorme, al parecer su conversación es muy profunda y seria porque más de una vez mi hermana le ha gritado y mi hermanastro a fruncido el ceño conteniendo sus gritos frustrados, así que he decidido mantenerme alejada de ellos por ahora, por otro lado y en otro tronco, están los tres sobrantes, Aaron y Derek beben una cerveza sonriendo animados y Ashley come un pedazo de pan muy hambrienta. Aburrida me acerco a ellos y decido sentarme en el suelo entre las piernas de Ashley.

Soy virgen ¿y tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora