12. Como una sombra.

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Capítulo 12. Como una sombra.

Mis manos suben a su cuello aferrándome para no caerme e intensificamos el beso que resulta ser muy placentero y agradable el cual provoca los fuegos artificiales y mariposas que estaba esperando por la primera vez. Su lengua barre la mía activando un sensor de recuerdos, alertándome; Recordando que estoy enojada con él y que estoy demostrando debilidad al besarlo. Abro mis ojos viendo los suyos cerrados débilmente, disfrutando sin detener sus movimientos. Corto nuestro beso velozmente para alejarlo de un empujón de pecho y para su impresión, golpearle la mejilla lo más fuerte que puedo, descargando todas mis emociones en su roja piel.

Viéndolo con los ojos enormemente grandes, pasmado, agito mi mano en el aire intentando no colapsar por el dolor y calor que se forma en mi palma; Dios mío, eso dolió ¿es que acaso su rostro está hecho de concreto?

-¿¡Qué crees que haces!? -lo fulmino.

-¿Besarte? -pregunta irónico acercándose nuevamente a mí estirando sus labios. Coloco mis manos en su pecho y niego mientras que su boca busca la mía besando de pasada todo mi rostro torpemente. - ¡Ya! dame un beso. -lloriquea besándome el ojo. Se rinde al ver que no detengo mis movimientos y que ha besado mi nariz más de tres veces.

-Estoy enojada contigo. -demando cruzándome de brazos.

-No puedes estar enojada conmigo.

-¿Por qué?

Extiende los brazos con un gesto de obviedad. - ¡Es imposible enojarse conmigo! Solo mira mi rostro y se te pasa. -se acerca nuevamente, pero esta vez lo alejo de un empujón más fuerte haciéndolo tropezar. -¡Acabo de salvarte de que te violaran y además me golpeaste!

-¡Podría haberme salvado sola y golpearte más fuerte!

Me está desesperando y en mis fuertes chillidos puede notarlo.

-¡Sí, seguro podrías haber evitado que te violaran! -grita irónico virando los ojos. Pasan segundos que nuestros ojos no se desconectan, lo fulmino esperando que diga algo y lo consigo cuando suspira estruendosamente rindiéndose; más te vale disculparte. -Cariño, no peleemos, parecemos pareja de casados y recién nos dimo nuestro primer beso juntos que fue súper bonito. -hace un puchero pero yo no voy a caer en su actuación de niño pequeño.

-¡Me dijiste materialista y eso no lo aceptaré o perdonaré!

-Eso hiciste entender. -gruñe ya aburrido de no poder acercarse porque lo sigo empujando; es divertido, se balancea.

-¡Yo no hice entender nada, fueron mis hermanos los que hicieron entender algo y tu les creíste! Solo no quería decirte porque me sentí mal por tener tanto... -susurro lo último sintiendo una presión en mi pecho de dolor.

¿Cómo puedo ser tan débil si en menos de dos segundos estaba gritando repleta de impotencia?

-Lo lamento. -deja escapar aire acercándose a mí acariciándome el cabello y me dejo abrazar llorando en su pecho liberando la presión que oprimía mi pecho. -Lo lamento tanto.

¿Por qué estoy llorando? no lo sé, pero se siente bien y estar en su pecho siento seguridad y calidez, haciéndome sentir lo que él siente, transmitiéndonos energías. De repente, se agacha para posar una de sus manos en el dobladillo de mis piernas y la otra en mi espalda para tomarme como una princesa y esconderme en su cuello para dejar que llore tranquila.

Llegando a la sala vacía y sin ruido, cierra con llave y me baja de sus brazos para apresarme contra la puerta. Sus ojos y labios me sonríen felices y me pregunto nuevamente ¿Por qué siempre está tan feliz? ¡Estoy llorando!

Soy virgen ¿y tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora