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--¿Como?-- Me miró, pero no con cara de asco... Me pareció extraño.

No sabia que hacer en esa situación. Lo solté sin querer. No pude responder, me quede en blanco.

El me miraba entre curioso y nervioso.

--¿___, que acabas de decir?

--Que me gusta tu sonrisa...--Repetí con la boca pequeña--... esa que haces cuando pones cara de superioridad.

Su silencio no me comunicaba nada. No tenía cara neutra ni indiferente. Al revés, se le estaba marcando un rubor ligeramente notorio.

--¿De verdad?

Asentí.

--No preguntes porque.

--¿Porque?

--¡Te he dicho que no preguntes!-- Dije entre risas.

El sonrió completamente. Creía que no podía gustarme más, pero veo que si es posible.

Después de reir lo miré y vi como el me miraba fijamente a los ojos, se alejo de la puerta y se acercó a la puerta del baño, se apoyo en el marco y desde ahí siguió mirándome.

--¿Tengo algo en la cara?-- Pregunto si sacar la mirada.

--No-- Dije sonriendo.

Solté el cepillo que aún tenía en la mano y me acerqué a el. Lo tenía enfrente y tenía que elevar la cabeza para verle.

El separó la mirada y se rasco la nuca algo nervioso.

Yo extendí los brazos y lo rodee por la cintura ya que mis brazos no llegaban a su cuello. Hundí la cara en su pecho y lo estruje un poco.

El tardo en reaccionar.

--¿A qué viene esto ahora?-- Le costó formular la pregunta.

--Tu solo abrázame.

Y así lo hizo, paso un brazo por mí cintura y el otro rodeo mi cabeza. Con la mano comenzó a acariciarme el pelo y yo me derretí.

Estaba tan comoda. No quería irme nunca de ahí. El pareció que iba a soltarme pero no le dejé. Le abrace aún más fuerte. El soltó una risa floja. No me abrazo, pero hizo algo que me gustó mucho más. Me cogió en brazos, hizo que mis piernas le abrazarán, puso mis manos en su cuello y el rodeo mi torso con sus brazos.

No esperaba ese gesto. Mi cara estaba ardiendo. Y mis manos sudaban del nerviosismo.

--¿A qué viene esto ahora?-- Pregunte muy nerviosa.

--Tu solo abrázame.

Le abrace tan fuerte que en un momento el me soltó y de lo fuerte que estaba agarrada a el no me caía. Nos reímos de eso.

--Soy un Koala.-- Dije separando la cabeza de su cuello.

--Pues si la verdad-- Reimos.

Nos miramos a los ojos. Y juro que fue impulso, mire sus labios. El pareció darse cuenta de eso. Tenía ganas de besarle.

--¿Y eso? ¿A qué viene?-- Dijo nervioso.

--Tu solo bésame.

Cogí su cuello y sin hacer mucha fuerza lo besé. El no se aparto, me continuó el beso y además puso su mano en mi mejilla.

Al separarnos el me miró incrédulo. No me habia dado cuenta de lo que había echo.

--Eh... Yo... Lo siento...--Empece a tartamudear.

El camino sin decir una palabra y se sentó en la cama. Aclaremos que yo aun estaba abrazada a el, así que estaba sentada encima suyo.

Me volvió a mirar sin creer nada.

--Lo siento...--Dije y el se abalanzó y me dio un corto beso en los labios. Sonreí--¿Y eso?

--Tu solo sigue besándome.

Y está vez fue él el que se acercó a besarme. El tomo el control y me besaba muy intensamente moviendo su cuerpo al son del beso. Notaba las respiraciones agitadas. No me podía creer nada...

Y de repente sonó como la puerta de abría.

Eso tampoco me lo podía creer.







Cap 32

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