Capítulo VIII: Preocupación.

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Charles se rió. Carlos tenía su rostro enterrado en su cuello y estaba regando besos por toda la zona; iniciando en su clavícula y subiendo hasta su oreja.

Me encanta tu risa —susurró. Charles cerró los ojos.

Amaba cuando Carlos hablaba en español, cuando su acento en su idioma natal se hacía más marcado. Le gustaba sobre todo porque su corazón se derretía cuando Carlos le proclamaba su amor en su idioma.

—¿Qué más te gusta de mí? —Le preguntó en voz baja.

Estaban en la recámara de Carlos esperando que los preparativos antes de la carrera iniciaran. Afuera todavía habían personas trabajando.

Carlos movió sus brazos que rodeaban la cintura de Charles para poder tomarlo con las manos y acomodarlo de mejor manera en su regazo. Charles se dejó manipular por su novio a voluntad. Cuando Carlos estuvo satisfecho con su posición, volvió a sostenerlo abrazándolo por la cintura.

Me gustan tus hoyuelos, para empezar. —Charles miró de forma atenta a Carlos, tratando de entender lo que le decía. Se fijó en sus labios, como si con verlos detenidamente de repente aprendería español y entendería a Carlos.

—¿Mis qué? —Había logrado entender la mayor parte de lo dicho, solo esa palabra se le escapaba de su entendimiento.

Carlos alzó una mano y tocó los hoyuelos de Charles.

Hoyuelos. —Repitió lento para que Charles pudiera escuchar cómo se pronunciaba.

Hoyuelos... —imitó con cuidado.

—Bien, justo así. —Carlos le dio un beso en su mejilla y Charles sonrió contento. Le gustaba cuando su novio le decía que había hecho un buen trabajo.

—¿Por eso es que me haces reír siempre? ¿Por qué te gusta ver mis hoyuelos? —Charles preguntó. Su sonrisa hacia Carlos era burlona, el otro se rió bajo.

—Te ríes hasta de mis peores chistes, no es difícil. —Charles le dio la razón al reírse suavemente. Los fanáticos no mentían cuando decían que Charles era risueño estando alrededor de Carlos.

Al abrir sus ojos al dejar de reírse, Charles encontró que Carlos lo estaba mirando directamente.

También me gusta el color de tus ojos y cómo me miras cuando crees que no me doy cuenta. —Allí, Charles ladeó la cabeza confundido. Se rió bajito porque no había entendido la mitad de lo dicho.

—Solo entendí ojos, ¿te gustan mis ojos? —Carlos asintió, Charles sonrió y colocó una de sus manos en la mejilla de Carlos, lo acarició con el dedo pulgar.

Carlos restregó su cara contra la calidez de la mano de Charles, todo con una sonrisa suave y cerrando los ojos para disfrutar el tacto.

—Me gustan los tuyos, grandi come il tuo core. —A sabiendas que el italiano de Carlos era bastante bueno y lo más probable era que sí lo había entendido, Charles cambió de idioma—. J'aime tes mains, ils sont viriles.

—Eh, no me cambies el idioma de la nada. Yo solo te estoy hablando en español. —Carlos se quejó entre risas, a las cuales Charles se unió.

—Sígueme diciendo qué es lo que te gusta de mí. —Las manos de Charles subieron para entrelazarse detrás del cuello de Carlos, el monegasco clavó sus hermosos ojos azules en los marrones de Carlos.

—Solo quieres que te dé cumplidos. —Charles se rió ligeramente, mas no negó las acusaciones de su novio—. Y me encanta eso de ti. Porque amo darte cumplidos y verte reír como colegiala enamorada por ellos.

El wag del campeón [Chestappen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora