||Yuanfen|| Hyunlix

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Dos lineas...

Era la tercera prueba y arrojo el mismo resultado que las primeras, y para el omega las cosas no podían ir peor. El trabajo como mesero que pudo conseguir no le dejaba mucho dinero, no podía pagar un alquiler. Su comida y ahora un cachorro en camino complicaba las cosas.

Hace dos semanas todo se estaba volviendo en su contra, desafortunadamente su amigo Woojin no estaba en en país y no pudo ayudarlo demasiado. Solo le ayudo a conseguir un trabajo y le permitió quedarse en su pequeño departamento, no era mucho pero suficiente para Félix. Sin embargo un hijo lo iba a complicar todo.

Desafortunadamente en esos momentos no sabia que debía hacer, no tenia a donde ir. No había nadie para ayudarlo y la única idea que pasaba por su cabeza era deshacerse del cachorro. No iba a ser una buena madre, por lo que pensaba que era lo mejor.

Y así lo iba a hacer en cuanto amaneciera, toda la noche estuvo despierto llorando y disculpándose con su cachorro por lo que iba a hacer en la mañana. Aunque su omega estuviera arañandolo por dentro.
Simplemente no podía dormir, solo se hizo un olivo en su cama hasta que los primeros rayos de sol se asomaron por la pequeña ventana de ese cuarto.

Se levanto sin ánimos de absolutamente nada y entro al baño, tomando la ducha mas larga que hubiera tomado antes. Solo quería hacer el mayor tiempo posible.

Para no salir.

Se quedo parado en la entrada del consultorio, las piernas no le respondieron para ingresar, había muchas parejas ahí principalmente.

Cuando finalmente pudo conseguir su camino e ingreso al consultorio lo primero que le cuestionaron fue cuanto tiempo tenia de embarazo.

Y el no lo sabia.

-¿No tienes alguna alergia, o algo por el estiló?- la mujer le cuestionó aplicándole gel en el vientre.

-No, ninguna hasta donde se- giro la mirada a la pantalla a su lado.

Ahí sintió unas inmensas ganas de llorar, cuando el feto apareció en la pantalla y escucho los latidos de su corazón, desde ese momento un nuevo sentimiento se instaló en su pecho. Acelerandole el corazón, sentí a su omega moverse de un lado a otro como si fuera un perro con un nuevo juguete.

-Ahi esta, parece que esta muy bien. Cuando cumplas las diez semanas podrás saber el sexo del bebé.- informó.

-Es tan hermoso...- murmuro sin poder contener más las lágrimas al oír como los latidos del cachorro se aceleraban al oír su voz.

La mujer asintió entregándole un pañuelo de papel.

-Si quieres intervenir haz lo ahora que aun es pequeño y hay menos riesgos-

Nuevamente su corazón golpeó con fuerza en su pecho, ahora porque tenia miedo de perderlo. El bebe no era el culpable de nada, no iba a matarlo era su bebé.

-¡No!- suspiro y negó con la cabeza.

Porque no lo haría.