-¡Maldita sea Hyunjin!- su hermana lo golpeo en el rostro de nuevo después de salir de su habitación. ¿Estas loco? ¿Que mierda pasa por tu cabeza? Casi lo matas, con suerte mantendrá la boca cerrada. ¿No tienes nada que decir?- espetó molesta.
-No es mi culpa que no soportara ni la primera ronda, le advirtieron que esto pasaría y aceptó no es mi culpa.- cruzo los brazos sobre su pecho.
Su hermana mayor volvió a suspira frustrada, pues no era la primera vez que pasaba algo como eso, ya había lidiado con la misma situación varios meses atrás. No era nada nuevo pero no podí dejar que se hiciera un escándalo por eso, porque sino ella tendría que limpiar todo el desastre de Hyunjin. Y ya estaba para eso ahora que ya tenia dos hijos, no podía seguir lidiando con sus hermanos más. Ya no eran unos niños.
-¿Donde mierda esta Sam? Se supone que estaría el aquí hoy y no yo.- gruñó guardando su teléfono de nuevo en su bolso, ellos dos un día la iban a matar de un infarto. -¿A dónde crees que vas, carajo? No he terminado contigo-
Dijo cuando Hyunjin estaba a punto de salir de su departamento. Estaba pensando seriamente en enviarlo a cualquier otro lugar donde ya no le diera mas problemas de los que ya tenia.
-Se lo que vas a decirme, lo eh oido muchas veces antes. Y antes de que digas algo más tengo que decirte que no volverá a pasar nada como esto en un futuro-levantó las manos en señal de paz.
-¿Quien me lo asegura? ¿Tú...?- arqueo la ceja y sus bonitos ojos azules se obscurecieron, era exactamente igual a su padre omega.
-Ya encontré a mi omega, y no solo eso también debo felicitarte eres tía de nuevo - sonrió cínicamente por la expresión de sorpresa su hermana. -Puedes empezar a preparar mi proxima boda también, esta bien por mi. Esta vez si tengo razones para casarme.-
Tomo su saco que estaba en el perchero y lo puso en su hombro como de costumbre. Y salió camino al hospital, tal vez había sido precipitado decirle a su hermana lo que le dijo pero era la única forma de callarle la boca esta vez. Todo estaba a su favor últimamente, con Félix no tendría que ser la excepción.
Para alguien como el no había algo que no pudiera tener.
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