Haiden la miró, sorprendido pero intrigado por la sugerencia de Valeria. Había algo en su expresión que le decía que ella también estaba cansada de ese mundo, de las expectativas que la rodeaban. Quizás, por primera vez en mucho tiempo, Valeria quería algo genuino, algo fuera de las apariencias.
—De acuerdo —respondió Haiden, esbozando una sonrisa—. Me atrevo.
Valeria lo tomó de la mano, sin importarle las miradas que ambos atraían al salir juntos de la mansión. Una vez afuera, lejos del ruido y las luces, Haiden sintió que podía respirar mejor. Valeria parecía más relajada también, su semblante cambiando de la chica rica y perfecta a alguien más real, más vulnerable.
—Vamos, conozco un lugar —dijo ella, guiándolo hacia su auto, un deportivo elegante y lujoso. Haiden no pudo evitar soltar una pequeña risa.
—Bueno, al menos iremos con estilo —bromeó, y Valeria rió suavemente mientras encendía el motor.
Conducieron en silencio por un rato, las luces de la ciudad quedando atrás mientras se adentraban en un área más tranquila. Haiden no preguntó a dónde iban; confiaba en que Valeria tenía un plan. Después de todo, ella lo había sacado de su zona de confort, y quizás era justo lo que ambos necesitaban.
Valentina y Haiden llegaron al lugar: el ambiente eléctrico los envolvió de inmediato. Los autos brillantes y el rugir de motores llenaban el aire con una energía que a Valentina le resultaba desconocida, pero intrigante. Había mucha gente, todos conversando animadamente o admirando los coches modificados que parecían ser el centro de atención.
—¿Estás segura de que quieres estar aquí? —le preguntó Haiden, mirándola con una mezcla de preocupación y curiosidad.
—Por supuesto —respondió Valentina con una sonrisa confiada—. No todos los días se puede vivir una experiencia tan auténtica.
Mientras caminaban entre la multitud, Valentina se percató de que muchas miradas se dirigían hacia ellos, sobre todo hacia Haiden. Era evidente que en este lugar lo conocían, aunque él no había mencionado nada al respecto. De pronto, una voz conocida interrumpió el bullicio.
—¡Haiden! —se escuchó, cargada de sorpresa.
Valentina giró la cabeza y vio a un joven alto, de complexión atlética y una sonrisa amplia que parecía iluminar su rostro. Estaba rodeado de un grupo de personas, pero su atención estaba completamente centrada en Haiden.
—¡Marcos! —respondió Haiden, con un tono que mezclaba la sorpresa y la nostalgia.
Valentina observó cómo ambos se acercaban y se daban un apretón de manos, seguido de un rápido abrazo que evidenciaba la cercanía que habían compartido en el pasado. Había una familiaridad en la forma en que se saludaban, aunque también una cierta tensión, como si el tiempo que habían estado separados aún pesara sobre ellos.
—No esperaba verte aquí —dijo Marcos, con una sonrisa que no se desvanecía—. Pensé que ya te habías alejado de este tipo de eventos.
—Bueno, digamos que fue una decisión de último momento —respondió Haiden, lanzándole una mirada rápida a Valentina.
—¿Y quién es ella? —preguntó Marcos, con una ceja levantada y una sonrisa que claramente buscaba bromear con su amigo—. ¿Vas a presentármela o tengo que adivinar?
Haiden, sintiéndose un poco incómodo ante la insistente curiosidad de Marcos, dio un paso hacia Valentina.
—Ella es Valentina —dijo Haiden, con un gesto sutil hacia ella—. Valentina, él es Marcos, un viejo amigo.
Valentina, siempre segura de sí misma, extendió la mano con una sonrisa educada.
—Mucho gusto, Marcos —dijo, mientras lo miraba fijamente a los ojos, evaluándolo rápidamente.
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"Entre dos mundos"
Teen FictionEn un mundo donde el dinero dicta el destino, Valentina lo tenía todo: belleza, poder y una vida bañada en lujos que muchos solo podían soñar. Sin embargo, detrás de cada sonrisa perfecta y de las fiestas exclusivas, se ocultaba un vacío que ni la r...