Capítulo-14

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Sin más, Leo se dio la vuelta, comenzando a caminar hacia la puerta del taller. Justo antes de salir, se detuvo y giró la cabeza ligeramente, hablando sin mirar a Haiden.

-Te veré en dos días. Asegúrate de estar listo. No habrá segundas oportunidades.

Con esas palabras, se fue, dejando a Haiden y a Marcos en un silencio tenso. Haiden se quedó mirando el espacio vacío donde Leo había estado, con una mezcla de emociones. La tensión en el aire era palpable, y sabía que lo que venía sería más peligroso de lo que había imaginado.

-¿Qué crees? -preguntó Haiden, volviéndose hacia Marcos.

Marcos dejó escapar un suspiro, cruzando los brazos sobre el pecho.

-Leo es peligroso, Haiden. Siempre ha sido así. Juega para ambos lados, y no confía en nadie. Si te está dando esta oportunidad, es porque está esperando algo a cambio.

-¿Qué crees que sea? -Haiden frunció el ceño, tratando de descifrar las verdaderas intenciones de Leo.

-No lo sé -admitió Marcos-, pero lo que sea, te lo irá revelando poco a poco. Lo que me preocupa es que, si las cosas se complican, no será solo una carrera lo que estará en juego. Podría costarte mucho más.

Haiden apretó los puños, sintiendo la presión crecer dentro de él. Ya no podía dar marcha atrás. Estaba más cerca que nunca de la verdad, pero sabía que el precio que podría pagar era alto.

-No me detendré -dijo finalmente-. Si Leo sabe algo, lo descubriré. Si las carreras están conectadas con lo que le pasó a mi padre, entonces estoy donde debo estar.

Marcos asintió, aunque sus ojos aún reflejaban preocupación.

-Te cubro las espaldas, pero asegúrate de no confiar en Leo más de lo necesario. Estos tipos no son como los corredores con los que solíamos competir. Juegan sucio, y si ven una oportunidad para sacarte del juego, lo harán sin pestañear.

Haiden lo sabía. La traición era moneda corriente en ese mundo, y solo los más astutos sobrevivían. Pero también sabía que estaba dispuesto a correr ese riesgo.

-Lo sé, Marcos -respondió con seriedad-. Estoy listo.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando Haiden y Marcos llegaron a las viejas fábricas del sur de la ciudad. El lugar tenía un aire decadente, con edificios abandonados y graffitis cubriendo las paredes. A lo lejos, el sonido de motores ya se escuchaba, mezclado con el eco de voces y risas.

Marcos aparcó su auto en un rincón discreto, y ambos bajaron. Haiden observó el entorno con atención. A pesar del ambiente casi festivo, sabía que el peligro acechaba en cada esquina. La adrenalina comenzaba a correr por sus venas, preparándolo para lo que vendría.

-Esto es más grande de lo que imaginaba -comentó Haiden, viendo a la multitud reunida alrededor de las pistas improvisadas entre las fábricas.

-Te lo dije -respondió Marcos-. No es solo una carrera. Este es un negocio grande, Haiden. Y esta noche, tú serás la novedad.

Ambos caminaron hacia donde los corredores se preparaban. Las motos estaban alineadas, y los pilotos, algunos conocidos de viejas carreras, otros rostros nuevos y sombríos, lo miraban de reojo. Había algo en el ambiente que lo hacía sentir observado, evaluado.

Leo estaba allí, hablando con un grupo de hombres en trajes oscuros, claramente los organizadores de la noche. Cuando vio a Haiden, sonrió levemente y se acercó.

-Me alegra que hayas venido -dijo Leo-. Esta será una noche interesante.

Haiden no respondió de inmediato, solo lo miró fijamente, tratando de descifrar lo que Leo realmente planeaba.

"Entre dos mundos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora