Capítulo 8

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"Demasiado corta es la vida como para esperar demasiado a una persona"

VALERIA

Me remuevo un poco incómoda en mi silla pensando en qué libro podría leer.

Entro en la aplicación de libros y en la asignación de recomendadas busco y busco algo interesante.

¿El amor verdadero?

Niego.

¿Dublinesca?

Ya lo leí, aunque me gustó mucho no lo quiero volver a leer.

¿Todo lo que tengo lo llevo conmigo?

Niego.

¿Los once?

Vuelvo a negar. No quiero leer algo tan... Adolescente.

Quiero leer algo más rudo y que sea para adultos.

¡Sí! Aunque, parezca raro, amo los libros eróticos... Yo lo veo normal, es algo que llegamos hacer en algún momento, así que no es malo leerlo. En cambio, mis amigos, Ufff... Ellos dicen que yo veo cosas pornográficas, aunque no es así... Bueno, en realidad, un poco. Aun no entiendo porque hay personas que se sorprenden por ello.

Sigo investigando, hasta que lo encontré...

7 NOCHES DE PECADO... ¡PERFECTO!

Lo guardo en la biblioteca privada y empiezo a leerlo.

***

2 horas después...

«Una mujer bien proporcionada con un atoja emergió de los escalones de la piscina, con el agua extendiéndose por su vestido y dejando sus enormes pechos casi al descubierto, y también su trasero a través de aquella tela fina. Se tumbó sobre una cama vacía y después, le hizo gestos a un hombre con una toga que había cerca y que llevaba una bandeja de uvas en la mano...»

— ¡Oh, wow! ¡No te creo, no te creo!

— ¿Otra vez un libro, Valeria? —mi mamá pregunta irónica desde la cocina.

Asentí frenéticamente.

Ella frunce el ceño y después habla—Que loca estas.

Bloqueo el teléfono y lo guardo en mi bolsillo trasero.

—Es que un lector sufre cuando lee un buen libro, llora; se queja...

— ¡Se corta las venas! —hace una mueca de llanto mientras con la paleta de la cocina "se corta las venas".

—Exacto, ya me estas entendiendo mamá —me encojo de hombros—Y como decía, lo más importante como varias veces es meterte en los personajes. Por eso tenemos estas reacciones.

—Ya sé que no te dejaré llevar libros cuando salgamos o podría decir que no te conozco cuando las personas te miren y digan, ¿Qué le pasa a esta niña, tiene problemas anales?

Me río como una lunática por su comentario.

—Te pasas, mamá.

— ¿Qué? Solo dije una verdad.

—Aja... —sigo riendo y ella me sigue.

***

—Mamá, ¡Bájate un rato! —grito desde el primer piso.

—Está bien. Ten cuidado.

Cierro la puerta del apartamento con sumo cuidado. Me paro frente al ascensor esperando que llegue por mi hasta que suena el típico sonido del ascensor cuando llega por ti.

El primer amor| Un Final Inesperado © VOL 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora