El salón de los Bridgerton estaba decorado con una elegancia natural, acogedor pero sin excesos. El aroma del té recién servido llenaba el aire, y Selena, sentada en uno de los sofás de terciopelo, intentaba parecer cómoda mientras las miradas de toda la familia se centraban en ella. Violet, siempre la perfecta anfitriona, servía té con una sonrisa amable, pero el interés en su mirada no pasaba desapercibido. "Una simple taza de té... No puede ser tan difícil, ¿verdad?", se dijo Selena, tratando de mantenerse tranquila.
Pero entonces llegó el asedio.
—Cuéntame, querida —empezó Violet, inclinándose ligeramente hacia adelante—. ¿Llevas mucho tiempo en Londres? Me encantaría saber más sobre ti y tu vida en la ciudad.
Selena titubeó. No podía empezar a soltar mentiras elaboradas, no con tanta facilidad. Decidió intentar desviar un poco el tema.
—Oh, bueno, digamos que he estado... moviéndome de un lado a otro durante un tiempo —respondió, tratando de sonar despreocupada.
Pero Eloise, siempre la más curiosa de la familia, no iba a dejar que eso bastara.
—¿Y a qué te dedicas? —preguntó con un tono inquisitivo, inclinándose hacia adelante en su silla, sus ojos brillando con genuino interés—. Tienes algo diferente. ¿Escribes? ¿Viajas? Me imagino que no te conformas con los roles aburridos que la sociedad impone, ¿verdad?
Selena soltó una pequeña carcajada nerviosa. "Oh, si supieras lo diferente que es mi vida...".
—Digamos que... hago de todo un poco. A veces escribo, a veces viajo, y siempre... observo —contestó, tratando de sonar filosófica.
Eloise asintió, visiblemente intrigada, pero Daphne frunció el ceño, notando la vaguedad en las respuestas de Selena.
—¿Observar? —preguntó Daphne—. ¿Qué observas, exactamente?
Selena sintió que las preguntas se volvían peligrosas. No quería mentir demasiado, pero tampoco podía decir la verdad. Así que sonrió con ese aire enigmático que había perfeccionado a lo largo de los años.
—La gente, los lugares... Me gusta observar cómo el mundo sigue su curso, cómo la gente se mueve y actúa. Cada persona es una historia, ¿no crees?
—Eso suena... peculiar —intervino Colin, con una sonrisa torcida—. Como si estuvieras acechando a alguien.
Selena no pudo evitar reírse suavemente ante el comentario, pero Anthony, que había estado callado todo este tiempo, se tensó visiblemente. Sabía más que nadie lo cerca que estaba esa broma de la realidad.
—No, nada de eso —dijo ella rápidamente—. Solo me gusta... aprender de lo que veo. Nada más.
—Debe ser fascinante —añadió Violet, tomando un sorbo de su té—. Y dime, querida, ¿cómo conociste a los Featherington? Anthony mencionó que tienes una relación con ellos.
Selena casi dejó caer su taza de té. ¿Qué había dicho Anthony? Los Featherington... claro. Recuperando la compostura, decidió no desmentirlo del todo, pero tampoco mentir más de lo necesario.
—Ah, sí... bueno, no los conozco demasiado bien. Solo... coincidimos en algunos eventos y lugares. Nada muy formal.
—Me sorprende que no nos hayan mencionado nada sobre ti —dijo Daphne, claramente desconfiada—. Generalmente, la señora Featherington no se calla nada.
Anthony, que estaba sentado a un lado, intervino antes de que la conversación fuera demasiado lejos.
—Debe ser una relación más reciente —dijo, intentando sonar despreocupado, aunque no pudo evitar que su mirada se posara en Selena por un segundo más de lo necesario.
Selena notó esa mirada y, para su alivio, Violet decidió que era momento de suavizar el tono de la conversación.
—Bueno, querida, espero que no te sientas agobiada con tantas preguntas —dijo Violet con una sonrisa cálida—. A veces somos un poco... intensos. Especialmente cuando conocemos a alguien tan interesante como tú.
Selena sonrió, aunque por dentro deseaba salir de esa situación lo antes posible. "Interesante... sí, ese es un adjetivo que no usan todos los días para describir a una ladrona".
Finalmente, después de lo que le parecieron horas de preguntas y respuestas ambiguas, Selena vio la oportunidad de marcharse.
—Ha sido un placer conocerles a todos, de verdad —dijo, poniéndose en pie—. Pero creo que es hora de que me retire. No quiero abusar de su hospitalidad.
—¡Oh, no! —exclamó Violet, genuinamente apenada—. Ha sido encantador tenerte aquí. Espero que nos visites nuevamente.
—Eso... lo consideraré —respondió Selena, sonriendo de forma educada.
Mientras salía del salón, sintió la mirada de Anthony en su nuca. Sabía que este no sería el último encuentro entre ellos, y algo en su interior le decía que la partida apenas comenzaba.
Una vez Selena se marchó, el ambiente en la sala cambió drásticamente. Daphne fue la primera en romper el silencio.
—¿Y bien, Anthony? —preguntó, mirándolo con curiosidad—. ¿Qué ha sido todo esto? Parecías... ¿cómo decirlo? Muy interesado en ella. No dejabas de mirarla de una forma... rara.
Anthony, que había estado tratando de aparentar indiferencia, se removió incómodo en su silla.
—No sé de qué hablas —respondió, cruzando los brazos con aire defensivo.
Daphne, con una sonrisa juguetona, se inclinó hacia adelante.
—Oh, vamos. Todos lo vimos. No podías apartar los ojos de ella. ¿Te parece guapa? —preguntó con ese tono despreocupado, pero lo suficientemente incisivo como para incomodarlo aún más.
Anthony se quedó en silencio un momento, tratando de encontrar una respuesta adecuada. Claro que la había mirado, y no solo por lo que había ocurrido la noche anterior. Había algo en Selena que lo desafiaba, que lo descolocaba. Pero admitirlo frente a su familia era otra cosa.
—No es eso... —empezó a decir, pero se detuvo. Sabía que cualquier excusa que inventara sería desmontada en cuestión de segundos por sus hermanos.
Eloise soltó una risa.
—Oh, no es que sea guapa, es que es... interesante. Claro, Anthony, claro.
Violet, que hasta ese momento había estado callada, observó a su hijo mayor con una ceja alzada, intrigada por el intercambio.
—Bueno, sea lo que sea —intervino Violet finalmente—, fue una tarde encantadora. Pero, Anthony, querido, si hay algo que quieras compartir con nosotros, estamos aquí para escucharte.
Anthony se limitó a mirarla con una mezcla de exasperación y resignación.
—No hay nada que compartir —dijo finalmente—. Solo una invitada... nada más.
Pero mientras pronunciaba esas palabras, sabía que incluso a él le costaba creerlo.
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Entre luces y sombras (Anthony Bridgerton)
FanfictionEntre la sofisticación de la alta sociedad y el misterio de la noche, el vizconde Bridgerton se ve envuelto en una enigmática relación con una ladronzuela que desafía las reglas de su mundo.