La casa Bridgerton estaba envuelta en un silencio casi sepulcral. Los ecos de la fiesta se habían desvanecido, dejando solo los recuerdos de una noche que había comenzado con risas y bailes, pero que ahora estaba teñida de dolor y traición. En el despacho, Anthony se encontraba de pie frente a la chimenea, mirando fijamente el fuego que consumía los troncos con furia, como si pudiera perderse en las llamas y olvidar todo lo sucedido. Pero no podía. La imagen de Selena con las esposas en las muñecas, la desesperación en su rostro, lo perseguía, atormentándolo.
Escuchó el sonido de la puerta abriéndose a sus espaldas, pero no se giró. No necesitaba hacerlo para saber que era Violet. El suave crujido de su vestido y el aire frío que traía consigo la confirmaron antes de que ella dijera una sola palabra. Se mantuvo en silencio unos instantes, observando a su hijo desde la distancia, como si midiera el peso de las palabras que estaba a punto de pronunciar.
—Lo he hecho, Anthony —dijo finalmente, su voz firme pero teñida de una extraña tristeza—. Selena estará libre al amanecer. Ya no será nuestro problema.
Anthony se tensó, sus manos apretadas en puños. Giró lentamente hacia su madre, sus ojos oscuros de rabia y confusión.
—¿Libre? —repitió, incrédulo—. ¿Qué has hecho? ¿Estás loca?
Violet mantuvo la calma, aunque el dolor en los ojos de su hijo la atravesaba como una daga.
—Le he dado una oportunidad —explicó con voz baja—. Una salida, lejos de aquí, lejos de ti. Esta es la última vez que interfiere en nuestras vidas.
—¡Madre, no puedes hacer esto! —Anthony gritó, dando un paso adelante, sus emociones al borde del colapso—. ¿Sabes lo que significa eso? ¿Sabes lo que has hecho? ¡No puedes simplemente dejarla ir!
Violet, imperturbable, lo miró con la misma firmeza que siempre había mostrado ante cualquier desafío.
—No te estoy pidiendo permiso, Anthony. Esto es lo correcto, tanto para ella como para ti. Dejarla pudrirse en una celda no hará que te olvides de ella, no te dará paz. Pero si la dejas ir... podrás seguir adelante.
Anthony, con el rostro descompuesto, respiraba con dificultad. En su interior, la confusión lo desgarraba. Quería odiarla, quería seguir enfadado, pero cada vez que cerraba los ojos, veía a Selena. Su risa, su mirada, el modo en que lo había mirado alguna vez, como si él fuera el único que podía salvarla de un mundo cruel. Y ahora... ella iba a desaparecer. A marcharse de su vida para siempre.
—No puedo dejarla ir —murmuró, más para sí mismo que para Violet.
—No tienes elección —respondió su madre—. Esta es la única salida.
Pero Anthony ya no la escuchaba. Antes de que Violet pudiera decir algo más, Anthony salió corriendo del despacho, el eco de sus pasos resonando en los pasillos vacíos de la mansión. No podía pensar, no podía detenerse. Solo sabía que tenía que alcanzarla, que no podía permitir que se marchara sin verle una última vez.
Corrió por las calles empedradas, empujando a cualquier transeúnte que se interpusiera en su camino. El puerto estaba cerca, pero el tiempo jugaba en su contra. Cada paso que daba era una mezcla de desesperación y esperanza. "No puedes dejarla ir", se repetía una y otra vez, como un mantra. Y aunque parte de él seguía enfurecido, el dolor de la traición seguía ardiendo, había algo que no podía negar: no podía imaginar su vida sin ella.
Cuando llegó al puerto, el amanecer comenzaba a teñir el cielo de tonos rosados. El barco estaba listo para partir, los marineros preparaban las velas, y entre la multitud, Anthony la vio. Selena estaba a punto de subir al barco, con la mirada perdida en el horizonte, como si ya hubiera dejado atrás la vida que conocía.
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Entre luces y sombras (Anthony Bridgerton)
FanfictionEntre la sofisticación de la alta sociedad y el misterio de la noche, el vizconde Bridgerton se ve envuelto en una enigmática relación con una ladronzuela que desafía las reglas de su mundo.