A primera hora de la mañana, el pequeño apartamento donde vivían Selena y Ron estaba inundado por el aroma de vino fresco y la luz del amanecer. Ron, con su usual entusiasmo y energía desbordante, había descorchado una botella de vino, celebrando el éxito del golpe en la mansión de Lady Danbury.
—¡Por la victoria, muchachos! —gritó con su copa en alto, riendo con satisfacción mientras el líquido rubí caía en sus vasos. Su mirada se dirigió a Carlo, quien estaba igual de emocionado, y luego a Selena, que se encontraba de pie al otro lado de la habitación, observando todo con una expresión más pensativa.
—¡Vamos, Selena! —Carlo la llamó, dando un paso hacia ella con su habitual sonrisa. Antes de que pudiera reaccionar, la levantó del suelo y la hizo girar en el aire, riendo. Su cuerpo musculoso no tuvo problema en sostenerla como si no pesara nada.
—¡Lo logramos! ¡Lo hicimos! —exclamó él, mientras la bajaba, colocándola de nuevo en el suelo con suavidad. Carlo se inclinó hacia ella, con su típica chispa juguetona en los ojos—. ¿No estás feliz? Nos hemos hecho con un buen botín, como siempre. Esto es solo el principio.
Selena, sin embargo, no compartía su entusiasmo. A pesar de haber conseguido lo que tanto habían planeado, algo dentro de ella no se sentía bien. Miró a Carlo, su sonrisa luminosa y confiada, luego a Ron, que estaba sirviendo otra copa de vino, completamente inmerso en la celebración.
—Sí... lo logramos —dijo ella en voz baja, intentando mantener una expresión neutral, aunque el brillo en sus ojos delataba algo más profundo.
Carlo notó su falta de entusiasmo y frunció el ceño, aunque mantuvo su tono ligero.
—¿Qué te pasa, Selena? —preguntó él, arqueando una ceja mientras le ofrecía una copa de vino—. Pensé que esto era lo que querías.
Selena tomó la copa, pero no bebió. Miró el vino, su reflejo atrapado en el líquido rojo, y suspiró. Había algo que Carlo no comprendía. No era solo el robo, ni el peligro... era todo lo demás. Las decisiones, las personas, los sentimientos que se enredaban cada vez más, haciéndolo todo mucho más complicado.
—No lo sé, Carlo —respondió al fin, apartando la copa—. Supongo que esperaba sentirme... diferente. Quizá más satisfecha.
Carlo ladeó la cabeza, confuso, pero intentó suavizar el momento con su típico optimismo.
—Bah, solo es el cansancio. Necesitas descansar un poco. Además, con lo que hemos conseguido, podemos permitirnos tomar un buen tiempo libre.
Pero Selena sabía que no era eso. No era el cansancio ni el botín. Era algo mucho más complejo que se gestaba dentro de ella, un conflicto que Carlo no podía entender... y que probablemente nunca entendería.
Ron, que hasta ese momento había permanecido en segundo plano, observando la interacción entre ambos, alzó su copa una vez más.
—¡Vamos, Selena! —dijo con voz amable pero firme, acercándose a ella—. Esto es solo una fase. Siempre te he visto disfrutar de lo que hacemos. Este golpe ha sido un éxito rotundo, y hay más oportunidades en el futuro. No te pierdas en pensamientos que no llevan a ninguna parte.
Selena sonrió débilmente a Ron, sabiendo que él intentaba animarla, pero su mente seguía en otro lugar, uno que ni siquiera ella podía comprender del todo.
Carlo se inclinó hacia ella, bajando la voz, intentando mostrar un lado más comprensivo.
—¿Es por el vizconde? —preguntó en un susurro, observando su reacción—. No me digas que ese tipo te está afectando más de lo que crees.
Selena no respondió de inmediato. Cerró los ojos y respiró hondo. Sabía que mentirse a sí misma no servía de nada, pero tampoco estaba lista para admitirlo del todo.

ESTÁS LEYENDO
Entre luces y sombras (Anthony Bridgerton)
FanfictionEntre la sofisticación de la alta sociedad y el misterio de la noche, el vizconde Bridgerton se ve envuelto en una enigmática relación con una ladronzuela que desafía las reglas de su mundo.