La dama enmascarada

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En el sótano de una pequeña casa en un barrio modesto, Ron observaba con cuidado cómo Selena y Carlo se ponían los últimos detalles de sus trajes. Los disfraces que usarían esa noche en la mansión de Lady Danbury eran impecables, adecuados para un baile de máscaras. Ron, siempre meticuloso, aseguraba que hasta el último detalle fuera perfecto. No podía permitirse errores.

—Recuerden sus nombres falsos —dijo Ron mientras ajustaba la capa de Carlo—. Nadie puede sospechar nada. Lady Danbury no es fácil de engañar, pero con los disfraces, no deberían tener problemas.

Selena se ajustó la máscara que cubría la mitad de su rostro y sonrió con picardía. Su elegante vestido de color vino la hacía lucir como una noble más. Carlo, a su lado, lucía igualmente refinado, con un aire de arrogancia que encajaba perfectamente en su personaje.

—Tranquilo, Ron —dijo Selena mientras le guiñaba un ojo—. Esto no es nada que no hayamos hecho antes.

—Esta vez es distinto —respondió Ron, su tono más serio—. Es Lady Danbury, no una cualquiera. Y más importante aún... —hizo una pausa, mirando a Selena con una mezcla de cariño y advertencia—. El vizconde estará allí.

Selena frunció los labios, pero no respondió. Sabía lo que Ron intentaba decirle: Anthony Bridgerton no era alguien con quien jugar. Pero, al mismo tiempo, no podía evitar sentirse emocionada. El peligro de ser descubierta, el vértigo de estar en su mundo, la llamaba como nunca.

Carlo, que había estado observando a Selena en silencio, sonrió con su habitual tono despreocupado.

—No te preocupes, Ron. Si el vizconde intenta algo, estaré allí para intervenir —dijo, mientras se colocaba su máscara con un gesto seguro—. Aunque creo que Selena sabe manejarlo mejor que nadie.

Ron solo asintió, aunque la preocupación seguía reflejada en su mirada.

—Bien, es hora de irnos —dijo finalmente, despidiendo a la pareja con un gesto—. Recuerden, sin fallos.


En la mansión de Lady Danbury, la fiesta estaba en pleno apogeo. Las luces brillaban con intensidad, reflejándose en los enormes candelabros y las paredes doradas. El sonido de la música llenaba cada rincón mientras los invitados, vestidos de forma majestuosa, se movían entre las sombras de las máscaras.

Selena, con Carlo a su lado, avanzaba por el salón como una noble más. Su porte era perfecto, elegante, seguro. Nadie podría sospechar que estaba allí para algo más que disfrutar de la velada. Carlo, por su parte, mantenía una actitud relajada, pero sus ojos escudriñaban cada rincón, atento a cualquier señal que pudiera delatar su verdadera misión.

Todo iba bien hasta que, inesperadamente, una joven se chocó con Selena.

—¡Selena! —exclamó la chica, con una sonrisa iluminada en su rostro.

Selena sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar su nombre real. Frente a ella, estaba Eloise Bridgerton, con la misma actitud enérgica y curiosa de siempre.

—¿Eloise? —respondió Selena, intentando mantener la compostura, aunque por dentro sentía que el mundo se le venía encima.

—¡Qué sorpresa verte aquí! —Eloise parecía genuinamente emocionada por el encuentro—. No sabía que estarías en la fiesta. Y... —miró rápidamente a Carlo, quien observaba la escena en silencio—. ¿Este es tu... esposo?

Selena soltó una pequeña risa nerviosa, buscando rápidamente una respuesta convincente.

—Oh, no, no es mi esposo —respondió rápidamente—. Él es... un amigo de la familia. Nos invitaron a última hora, no esperaba encontrar a alguien conocido aquí.

Entre luces y sombras (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora