Entregados

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Anthony no pudo contenerse más. El deseo lo había consumido por completo. Los besos suaves que habían intercambiado, llenos de una tensión latente, dieron paso a una pasión cruda y descontrolada. Sus manos, que antes se movían con timidez, ahora trazaban con firmeza cada curva del cuerpo de Selena, como si intentara memorizar cada centímetro de su piel.

Selena, sintiendo el calor del cuerpo de Anthony contra el suyo, también dejó de lado cualquier duda. Lo había deseado desde hacía tiempo, aunque había intentado negarlo, y ahora que lo tenía frente a ella, no iba a detenerse. Se inclinó hacia él, dejando que sus labios se encontraran en un beso profundo, uniendo sus lenguas con una urgencia que no necesitaba palabras. Ambos sabían que esto no era simplemente físico; algo más profundo, algo visceral los atraía el uno hacia el otro, algo que ni siquiera podían controlar.

—Dios... —murmuró Anthony entre besos, su voz ronca y cargada de deseo, mientras sus manos bajaban por la espalda de Selena, tirando suavemente de su cadera hacia él.

Ella soltó una leve risa, divertida y excitada a la vez, y dejó que sus dedos recorrieran el pecho de Anthony, desabotonando lo poco que quedaba de su camisa. Cuando finalmente la tela cayó, sus manos se deslizaron por la piel caliente y tensa de su abdomen, explorando cada rincón con deleite.

—¿Esto es lo que quieres? —le susurró ella, acercando su boca al oído de Anthony, dejando que sus labios rozaran la piel con provocación.

Anthony cerró los ojos, inhalando profundamente, sintiendo cómo su control se escapaba con cada segundo que pasaba. No podía soportar mucho más. Las manos de Selena, su cercanía, su calor... todo lo estaba empujando al borde.

—Más de lo que debería... —respondió con sinceridad, su voz rota por la intensidad del momento.

Selena sonrió, complacida con su respuesta. Tomó el control una vez más, empujándolo suavemente hacia atrás en la cama. Se colocó sobre él, dejando que su cuerpo se alineara con el suyo mientras sus manos recorrían sus hombros y su pecho. Sus labios encontraron el camino de nuevo, esta vez bajando por su cuello, dejando besos húmedos y cálidos en su piel.

Anthony la observaba desde abajo, sus ojos fijos en los de ella, sin poder apartar la mirada. La forma en que Selena se movía sobre él, con una mezcla de confianza y sensualidad, lo estaba volviendo loco. Con cada beso, con cada roce, sentía cómo su resistencia se desmoronaba.

—Eres... peligrosa —dijo él en un susurro, sus palabras entrecortadas por la respiración agitada.

Selena se detuvo por un momento, mirándolo con una sonrisa juguetona.

—Lo sé —respondió, antes de inclinarse hacia él y atraparlo en otro beso, esta vez más hambriento, más desesperado.

Los minutos pasaron en una vorágine de besos, caricias y jadeos. Las manos de Anthony finalmente encontraron el borde de las prendas de Selena, deslizándolas con cuidado pero con una urgencia palpable. El calor que irradiaba de ambos cuerpos era sofocante, pero ninguno de los dos quería detenerse. Cada movimiento, cada toque, parecía encender una llama más intensa entre ellos.

Selena, sintiendo la piel de Anthony contra la suya, no pudo evitar soltar un leve gemido de placer. Sabía que esto estaba mal, que era peligroso, pero en ese momento, no le importaba. Solo quería estar con él, sentirlo completamente.

—Anthony... —susurró ella, entrelazando sus dedos en el cabello de él mientras lo besaba con una intensidad que dejaba claro lo mucho que lo deseaba.

—Selena —respondió él, apenas con un hilo de voz, mientras sus manos la atraían más hacia él, con una fuerza que demostraba que no quería soltarla nunca.

Entre luces y sombras (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora