Al día siguiente, Chiara se encontraba sentada en el aula, intentando concentrarse en sus apuntes mientras el bullicio de sus compañeros llenaba el aire. La ansiedad de un nuevo día se mezclaba con la expectativa. Sin embargo, lo que más la inquietaba era la presencia de Violeta, que se sentaba a unos pupitres más atrás. Cada vez que Chiara giraba la cabeza, se encontraba con esa mirada desafiante, y su corazón se aceleraba.
—¿Estás bien? —preguntó Ruslana, que se sentó a su lado, notando la tensión en su rostro.
—Sí, solo... es Violeta. —Chiara suspiró, mirando hacia la parte trasera del aula.
—Sigue ignorándola. —dijo Martin, quien también estaba presente. —Ya sabes cómo es.
Chiara asintió, pero era más fácil decirlo que hacerlo. Justo cuando el profesor entró en el aula, su corazón dio un vuelco. Sabía que esa clase era crucial, y cualquier distracción podría desviar su atención.
—Buenos días, clase. Hoy comenzaremos un nuevo proyecto. —dijo el profesor con entusiasmo, escribiendo en la pizarra. —Formarán parejas y tendrán la oportunidad de explorar su creatividad.
Chiara sintió un nudo en el estómago. Miró a Ruslana y Martin, esperando que ellos también tuvieran la misma inquietud. Pero el profesor continuó.
—Así que, sin más preámbulo, asignaré las parejas al azar.
Chiara se mordió el labio, sintiendo que algo terrible estaba a punto de suceder. El profesor comenzó a llamar nombres, y su corazón latía cada vez más rápido.
—Chiara... y Violeta.
El mundo se detuvo. Chiara se sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Giró lentamente su cabeza hacia Violeta, que la miraba con una sonrisa burlona.
—Parece que tenemos que trabajar juntas, nueva. —dijo Violeta, su tono lleno de sarcasmo.
—Esto es un desastre. —Chiara murmuró, tratando de mantener la calma.
—Vamos, no es tan malo. Quizás puedas aprender algo de mí. —Violeta se inclinó hacia adelante, cruzando los brazos.
Chiara se sintió atrapada. No había forma de evitarlo. Tendría que lidiar con sus sentimientos y con Violeta al mismo tiempo. A medida que el profesor les daba instrucciones sobre el proyecto, Chiara trató de concentrarse, pero la voz de Violeta resonaba en su mente.
—¿Tienes alguna idea de qué tema deberíamos elegir? —preguntó Chiara, intentando sonar neutral.
—Hmm... ¿cómo sobre algo que destaque mi genialidad y te haga parecer menos mediocre? —Violeta sonrió, disfrutando de su propia broma.
Chiara sintió que la ira comenzaba a burbujear.
—No tienes que ser así. Solo porque estamos trabajando juntas no significa que debas insultarme.
—Oh, pero es parte de mi encanto. —replicó Violeta, jugando con un mechón de su cabello.
La clase avanzó, y mientras discutían ideas, Chiara se dio cuenta de que, a pesar de las provocaciones de Violeta, había algo intrigante en su creatividad. Sin embargo, cada vez que le lanzaba un comentario mordaz, Chiara luchaba por no dejarse afectar.
—Podríamos hacer un proyecto sobre la influencia de la música en la cultura moderna. —sugirió Chiara, intentando cambiar el enfoque.
—Interesante. Pero, ¿realmente crees que puedes manejarlo? —Violeta se cruzó de brazos, levantando una ceja.
—Claro que puedo. No subestimes mi conocimiento. —Chiara mantuvo su mirada fija en Violeta.
—Eso es lo que me gusta de ti. Siempre tan desafiante. —Violeta se recostó en su silla, observándola.
Los días siguieron, y aunque Chiara luchaba por enfocarse en el proyecto, no podía evitar la creciente conexión que sentía con Violeta. Sus interacciones se convirtieron en un juego de tensiones y miradas que dejaban a Chiara confusa.
—¿Por qué tienes que ser tan complicada? —preguntó Chiara un día, mientras trabajaban en la biblioteca.
—¿Yo? ¿Complicada?—Violeta sonrió, disfrutando del momento.
Chiara sintió que su rostro se encendía.
—Eso no es justo. No estoy aquí para que me hagas sentir mal. —replicó, sintiendo que la frustración la invadía.
—Pero, ¿no es eso lo que te hace interesante? A veces me pregunto qué pasaría si dejáramos de lado toda esta rivalidad. —Violeta la miró con una intensidad que hizo que Chiara se sintiera vulnerable.
—¿De verdad? ¿Y qué sugieres? —preguntó Chiara, sintiendo que el aire se volvía pesado entre ellas.
—Tal vez deberíamos dejar de lado las máscaras y ser honestas. ¿Qué tal si, en lugar de pelear, trabajamos juntas? —dijo Violeta, su tono más serio.
Chiara se sorprendió ante la súbita sinceridad.
—¿Estás hablando en serio? —preguntó, sintiendo que sus defensas comenzaban a bajar.
—Sí. Estoy cansada de este juego. Además, tengo que admitir que eres más talentosa de lo que pareces. —Violeta se encogió de hombros, como si le costara admitirlo.
Chiara no sabía cómo reaccionar. Era un cambio inesperado, y aunque estaba intrigada, también era cautelosa.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó, sintiendo que la tensión entre ellas cambiaba.
—Primero, dejemos las peleas. Podemos crear algo increíble si trabajamos juntas. —Violeta sonrió, pero Chiara pudo ver una chispa de sinceridad en sus ojos.
Las semanas siguieron, y el proyecto se convirtió en un espacio donde ambas podían expresarse. Sin embargo, la atracción de Chiara hacia Violeta se intensificaba, mezclándose con los insultos que aún se lanzaban en broma.
Una tarde, mientras trabajaban en la presentación, Violeta se detuvo y miró a Chiara.
—Sabes, nunca pensé que diría esto, pero... disfruto trabajar contigo. —Violeta parecía genuina, y Chiara se sintió conmovida.
—Yo también. Aunque me frustras a veces, tienes un talento increíble. —Chiara sintió cómo la conexión crecía.
—Y tú no eres tan mala, para ser la "nueva". —Violeta sonrió, y por un momento, Chiara sintió que el peso de sus sentimientos se aligeraba.
El día de la presentación se acercaba, y ambas se prepararon con ansias. Cuando llegó el momento, Chiara sintió que la adrenalina corría por sus venas. Subieron al escenario, y la conexión entre ellas se hizo palpable.
—Hoy vamos a hablar sobre cómo la música influye en nuestra cultura, y por qué es importante en nuestras vidas. —comenzó Chiara, mirando a Violeta con complicidad.
A medida que avanzaban, se dieron cuenta de que eran un buen equipo. El respeto mutuo que habían construido comenzó a reemplazar la animosidad, aunque Chiara aún luchaba con sus sentimientos contradictorios.
Al finalizar la presentación, recibieron aplausos y sonrisas de sus compañeros. Mientras regresaban a sus asientos, Violeta se volvió hacia Chiara.
—No estuvo tan mal, ¿verdad? —dijo, su tono lleno de sinceridad.
—No, fue genial. —Chiara sonrió, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
Sin embargo, en el fondo, una voz en su cabeza susurraba que, a pesar de su éxito, el conflicto interno seguía presente. A medida que sus sentimientos se complicaban, Chiara se preguntaba si podría encontrar una forma de reconciliar la atracción que sentía hacia Violeta con la enemistad que había marcado sus inicios.
Con el tiempo, las barreras parecían desvanecerse, pero el verdadero desafío apenas comenzaba. ¿Podría Chiara dejar de lado sus temores y aceptar lo que realmente sentía? La respuesta a esa pregunta, aunque incierta, estaba cada vez más cerca.
- VC, spirito
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Entre odio y pasión
FanfictionChuara y Violeta se detestan desde el primer encuentro, pero a medida que las circunstancias las obligan a estar juntas, el odio se transforma en una atracción inesperada. Lo que comienza como rivalidad, poco a poco da paso al amor, desafiando sus p...